La misión de los Capellanes del Desierto es ardua y peligrosa. Ya sea de día o de noche, están listos para salir a rescatar migrantes que están perdidos en los inhóspitos desiertos de la frontera entre México y Estados Unidos y también, cuando es necesario, recuperar cadáveres de los que nunca llegaron a concretar su ´American Dream´.
En esta tercera parte de una entrevista con Oscar Andrade, el director ejecutivo de los Capellanes nos habla de campamentos de paramilitares que operan en la zona “cazando migrantes” indocumentados. Campamentos, como el de Arizona Border Recon, que han sido documentados por otros medios.
También se explica el protocolo que los Capellanes del Desierto siguen al descubrir un cuerpo.
Y en lo que es una historia espeluznante que ilustra la geografía de horror de la frontera, Andrade relata la experiencia traumática de encontrar los restos de tres niños que terminaron siendo carne de rapiña de animales salvajes.
La entrevista
Hispanic LA (HLA): Aparte de la gente que vive en esa parte de la frontera, ¿operan algunos grupos de milicias que las autoridades migratorias no ven con buenos ojos? ¿Han tenido problemas con ellos?
Oscar Andrade (OA): Con ellos no hemos tenido problemas… Hay un grupo por el lado de Arivaca, Arizona… ahí por Amado. Es un grupo muy grande de paramilitares, puros retirados. Yo creo que hay unas 500 personas que operan en esa base, que ya es un cuartel. Usted llega ahí y va a ver personas que están marchando, personas que están haciendo ejercicios.
Están igual como si estuvieran en una base militar, haciendo ejercicios y todo ese tipo de cosas, como se trabaja en las bases militares. Así los ve, con sus tiendas para dormir; todo. Y tienen operaciones. Tienen cuartos donde tienen las radios de comunicación y todo eso. Y, sí, son los que están ahorita operando, cazando migrantes, y ellos dicen que lo que hacen es detener el tráfico de drogas, pero pues también hacen eso.
HLA: Entonces, ¿dónde está operando esta gente?
OA: Ellos están por Arivaca, Arizona. Están por ese lado.
HLA: Pero, ¿a ustedes los han molestado? ¿Han tenido problemas?
OA: No, no, no. Hasta ahorita no… Nosotros no entramos de civil, llevamos uniforme y todo el tiempo traemos a la vista esta placa (muestra una placa que lleva colgada al cuello similar a la de agentes policiales, pero con una cruz en el medio). Entonces nos ven y nos saludan. A veces se detienen y nos han dicho que ´por tal lado´ han visto huellas de personas. Incluso en una ocasión, el año antepasado, uno de ellos nos dijo que había un cuerpo cerca de las minas de ahí, de Arivaca. Y nosotros fuimos y, sí, había restos de una persona. Pero hasta ahora, ellos en ningún momento nos han molestado, no nos han amenazado, ni nada.
HLA: Cuando encuentran un cuerpo, ¿cuál es el protocolo que siguen?
OA: Nosotros, al encontrar un cuerpo, lo que hacemos es llamar al 911 y darles todos los datos. Si la persona tiene identificación, les damos los datos de la persona y las coordenadas. Entonces ellos asignan al sheriff o a otros, como los rangers o marshals. También están los forenses, que son los únicos que pueden levantar el cuerpo.
Lo que nosotros hacemos, nada más, es ponerle un cordón, un listón amarillo, porque hay veces que se tardan en levantarlo, hasta el otro día. Entonces nosotros acordonamos el área para que ellos ubiquen el lugar. O si dicen «en tanto tiempo estamos ahí», entonces nosotros los ayudamos a sacar el cuerpo. Nos han tocado cuerpos enterrados con piedras, enterrados con tierra, en barrancas donde han caído. Y les hemos ayudado a recuperarlos, a sacar los cuerpos.
HLA: ¿Han encontrado niños?
OA: Hemos encontrado. Cuando recién empezamos, como en agosto o septiembre de 2021, nosotros encontramos tres niños: dos niñas y un niño. Lo que dijo el forense era que una niña tenía como 9 años, otra niña entre 12 y 13, y el bebé entre 3 y 5 añitos. Nada más que el bebé no tenía cabeza. La niña más grande lo tenía abrazado y estaba comida de costado. Y la otra niña estaba como a unos 20 pies de distancia, boca abajo, y toda la espalda comida. Ese es para mí, se puede decir, pues, el caso más difícil, más duro o más traumático, ver un niño así.
También en ese mismo año ayudamos a la patrulla fronteriza a buscar a dos pequeñas. Una patrulla fronteriza por el lado de Yuma encontró a un grupo de niños. El más grande tendría como 12 o 13 años y dijeron que habían dejado atrás a dos bebés, una de 6 meses y una de un año y medio, a una distancia larga. Entonces nos llamaron a nosotros como apoyo. Nos fuimos hasta Yuma y ahí, con el sheriff, los rangers, militares y la patrulla fronteriza, empezamos a buscar a estas pequeñitas. Y logramos rescatarlas. La niña de 6 meses estaba ya al borde de la muerte; se logró rescatarla con vida, pero estuvo al borde de la muerte.
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Este artículo fue apoyado en su totalidad, o en parte, por fondos proporcionados por el Estado de California, administrados por la Biblioteca del Estado de California y el Latino Media Collaborative.
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