En plenos días de compras de fin de año, se pone de evidencia más que nunca la relación directa entre las fiestas, el aumento del tránsito automotor en el sur de California y la consiguiente contaminación ambiental. Esta sube considerablemente precisamente en estos días, debido entre otros a la proliferación de camiones de reparto de mercadería que funcionan con motores diésel.
Los motores diésel emiten una mezcla compleja y altamente peligrosa de contaminantes del aire: alrededor de 40 elementos carcinogénicos. Según un informe de la Junta de Recursos del Aire de California (CARB) el 70% de los casos de cáncer de las vías respiratorias se puede relacionar con las emisiones vehiculares.
Esto plantea un problema grave que todos debemos cuestionar. Recordemos que hace solo semanas, el programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (unep.org) dio a conocer un informe oficial largamente esperado en el que establece que el cambio climático se acelera y se intensifica, todo ello causado por el ser humano.
Para prevenir un desastre, “el mundo necesita reducir a la mitad las emisiones anuales de gases de efecto invernadero en los próximos ocho años”, dice.
Pero en nuestros días, el ciudadano promedio ya no necesita que le demuestren esta realidad: los resultados a veces catastróficos del cambio climático ya se sienten en carne propia, en forma de huracanes, lluvias torrenciales, récords de frío y de calor.
Rápidamente, áreas enteras se vuelven potencialmente inhabitables.
En este aspecto, es imperativo atacar el problema de los miles de camiones diésel que recorren en estos días nuestras comunidades. Pasan por regiones principalmente habitadas por latinos y afroamericanos, las llamadas “zonas de muerte diésel”.
Se trata de áreas rodeadas por zonas comerciales, por nuestras redes de “freeways”, y por dos de los puertos más activos del mundo: el de Long Beach y el de Los Ángeles.
En estos días pues los envíos de mercadería se multiplican y junto con ellos el efecto nocivo de miles de camiones pesados que recorren nuestras carreteras.
El cambio urge.
Así, el 26 de septiembre de 2021, CARB dio a conocer el borrador de las regulaciones propuestas, llamadas Advanced Clean Fleet (ACF).
Su objetivo es que para 2035 y a más tardar 2040, el 100% de los camiones que circularán nuestras carreteras sean eléctricos. La propuesta está siendo debatida, con el propósito de que CARB la adopte en algunas semanas.
La investigación, así como el desarrollo de regulaciones y leyes y su puesta en marcha llevan un tiempo precioso. Años. Afortunadamente, California se encuentra a la cabeza del país en su desarrollo. De hecho, el requerimiento de un 100% de camiones eléctricos es único en el mundo. Y beneficiará precisamente a los más damnificados cuando en su entorno solo circularán camiones con cero emisiones.
Antecedió a ACF la normativa Advanced Clean Trucks, que establece parámetros para la fabricación de camiones eléctricos. Será responsabilidad de las empresas automotrices vender en el estado un porcentaje creciente de vehículos de cero emisiones, aunque no extiende ese compromiso a los compradores.
Es obvio que la implementación de ACF implica la completa puesta en marcha de este último plan, es decir, no después de 2035.
Otro elemento necesario para el éxito del proyecto es dejar de considerar como una alternativa a los camiones eléctricos el concepto de camiones que funcionan con gas natural comprimido (CNG). Estos vehículos ya están en existencia y funcionan en varios estados en el transporte de desechos
Pero el gas natural no es más que una tecnología de puente, que no ofrece cero emisiones.
Además, si bien su implementación representa una disminución en las emisiones en general, podría hacer que los interesados acepten postergar la única solución real que radica en los camiones eléctricos.
Al respecto, los ejecutivos en las principales empresas de transporte del país han expresado que la tecnología CNG es “solo una parada en el camino a EV”.
En las próximas semanas, se debatirán los comentarios presentados al plan original de CARB.
ACF complementa y refuerza la orden ejecutiva del gobernador Gavin Newsom N-79-20, de septiembre de 2020, que requerirá que el 100% de todas las ventas de automóviles nuevos en el estado sean vehículos de cero emisiones.
Se agregan al entretejido legal necesario para este gigantesco cambio los Planes de Implementación Estatales (SIP), que abarcan todo lo relacionado con el medio ambiente, y completan el cuadro las leyes AB32 de la Asamblea estatal, aprobada ya en 2006, que por primera vez estableció metas de reducción de emisión de gases de efecto invernadero, y SB350 del Senado estatal, de 2015, introducida por el en aquel entonces presidente del Senado – y hoy concejal angelino – Kevin de León.
Esta última aumenta de manera detallada el requerimiento de porcentaje de electricidad de fuentes renovables en edificios del estado para 2030 de 33% a 50%.
La regla se aplicará a cualquier empresa o agencia que opere una flota de 50 o más camiones de más de 8,500 libras, o cuyos ingresos anuales superan los 50 millones de dólares, según el Los Ángeles Times.
Más aún, el propósito, es enfocarse en flotas que operan en centros urbanos, y realizan numerosas paradas y arranques.
Es importante que estemos al pendiente de los desarrollos en este tema supuestamente técnico, o económico, o circunscripto al transporte. Porque se nos va la vida en ello.