Mi vida no puede ser contada como un patrón de conducta heredado.
Como el camino constante de una monotonía convertida en sueño.
He torcido y girado tantas veces el camino de mi vida, que perdí la noción de mi propio tiempo y de los instantes marcados por mi reloj de sangre.
No puedo ir hacia atrás cuando ya no se tienen cuentas pendientes.
Las causas de todo se transformaron en alivio en lugar de pretextos.
Había que llegar al final del abandono constante para darme cuenta del mismo.
De la soledad alejada del falso juicio, de la gente que sólo ve en mi un beneficio, de un sueño o un lugar que no me corresponde.
El momento de cambiar ha llegado y en todos los sentidos, porque la felicidad y la tranquilidad se han combinado cuando menos lo esperaba.
Mi ser está más allá del cuerpo, de la mente y el espíritu ajeno.
He hecho más de lo que tenía pensado en la vida, pero siempre con límites.
Llevé al extremo mis capacidades y jugué con todas las posibilidades que se presentaban.
Pero tenía que quedarme con las manos vacías para valorarme y verme al espejo.
Dejar de temer, dejar de pensar y sólo sentir.
Aprendí a amar con el ejemplo y la norma.
Hoy amo más allá de las reglas y del entendimiento.
Nunca cerré la puerta a nadie cuando buscaba ser feliz.
Pero no hablo de la felicidad material, mental o carnal.
No sólo es sentirte amado, sino reconocido, valorado, protegido, motivado y pleno.
Ya no es dar y recibir. Es sentirte parte de y viceversa.
Encontré ese imposible y se trata de un hombre.
Amo y soy feliz con el mismo sexo.
Me asumo como hombre, me quiero como tal y sigo siendo el mismo de siempre.
La única diferencia es que encontré en un hombre a quien quería para compartir mi vida.
Desafortunadamente la familia y los amigos que tengo dudo me comprendan.
Estoy tan alejado de ellos, por la misma condición de hermitaño nómada, que unos cuantos párrafos no son suficientes para explicarlo.
Esto va más allá de la religión, la ideología o la norma.
Es una convicción plena de alguien que sólo externa lo que siente.
Porque no pido apoyo, ni respaldo, sólo quiero que lo sepan, porque merecen saberlo.
Conozco lo suficiente a todos los receptores a quien va dirigido este mensaje aunque no lo crean.
No me importan las consecuencias, ni me preocupa el entorno en que me tocó nacer y vivir, porque a final de cuentas a estas alturas soy un mejor ser humano y sigo queriéndote a ti que lees estas líneas.
Parecerá que pierdo mucho, pero en realidad salgo ganando más de lo que se imaginan.
Hoy en día soy un ser pleno.
Amo a un hombre y vivo con él desde hace dos años.
En realidad me siento como si estuviera casado de verdad.
Un ciclo en que me encontré de nuevo y sigo aprendiendo.
Soy feliz y con eso me basta para seguir adelante.