Sumergirse en la vida y obra de Daniel González Carrillos, es abrir la mente a ámbitos a veces poco recorridos. Daniel, Oxc Lebrán, como se hacía llamar, nació en la ciudad de San Salvador el 27 denoviembre de 1952. Sus padres Pedro Gonzáles y Carmen Carrillo, ambos agricultores y vendedores ambulantes le heredaron el espíritu del viajero que estudia la naturaleza humana y el terreno que pisa para poder entender los ángulos sociales y existenciales en los que se desenvuelve.
Su poesía muestra una preocupación social constante y no podría ser de otra manera si nuestro poeta siendo un niño de escasos cinco años comienza junto a sus padres a trabajar en las cortas de algodón y de café. Junto a ellos se convierte en vendedor ambulante en los diferentes departamentos del país y ya un poco más crecido se inicia en las ventas recorriendo las calles de San Salvador. Comienza su educación primaria a los nueve años y dos años después la deja para dedicarse a lustrar zapatos en los parques de la ciudad de Usulután. A los 16 años, abrumado por la tremenda pobreza económica que atravesaba, decide regresar a la escuela secundaria nocturna y es cuando inicia su pasión por la lectura.
A finales de los años setenta, Lebrán emigra a Estados Unidos solamente con unas cuantas monedas en sus bolsillos. Es en este país que decide estudiar teatro en La Fundación Bilingüe de las Artes al mismo tiempo que escribe y trabaja en diferentes tareas para su subsistencia. Oxc Lebrán adopta su seudónimo cuando “soñó con una tribu llamada Oxc, cuyos miembros eran los arqueros más hábiles del mundo. En el sueño, el líder de nombre Lebrán, le contó la historia de la tribu. Daniel quedó tan impresionado que a la mañana siguiente decidió que todo lo que escribiría llevaría la firma de Oxc Lebrán”.
La poesía de Oxc Lebrán ha sido publicada en la Revista Cultural Hispanoamericana en Los Ángeles, en la Antología Poética Migración del Canto y actualmente tiene un libro publicado “El mundo de Ocx Lebrán” traducido también al idioma inglés. Este artículo que hoy comparto fue publicado en el Diario Colatino de El Salvador cuando colabore con este. A continuación, una selección de poemas de su libro.
De amor y de sangre
Quizás fue sueño, realidad o fantasía
pero cuando le robé el amor
ella era tan solo una joven.
Afuera la ciudad estaba llena de sangre y dolor
habían rostros demacrados,
cuerpos calcinados
y partí.
Miré hacia atrás
vi aquel pequeño país que dejé
con su llanto, su sonrisa ingenua,
sus palabras tristes y su calamidad.
Y más allá estaban sus lindos ojos negros
llorosos por aquel amor que le robé.
Me juré que regresaría
a acariciar sus manos
a besar sus labios
a vivir sus días
y a regresarle el amor que me llevé
y…a secar sus lágrimas.
Mis hermanos
Mi poesía no es suave lluvia de invierno
sino fuerte como los brutales vientos del este.
Mi poesía es una triste canción
de los barrios míseros latinoamericanos.
Mi poesía no huele a flor de campo
mas bien a estiércol al ser esparcida por el viento.
Mi poesía vive el dolor de la Diáspora Salvadoreña
y se ahoga en el ambiente hostil de cada día.
Mi poesía no sabe de premios ni de juegos florales
pero sabe compartir la tristeza con los que esperan
un milagro día tras día.
Ahí nace y se nutre mi poesía
en las esquinas de Pico y Brea
y demás mugrosas esquinas de Los Angeles,
La razón de mi poesía
Mis hermanos.
Noche sin fin
En la desesperación,
mis oscuras alas deambulan
como pájaros hambrientos.
Mis ojos se quedan derruidos
entre las paredes del tiempo
que los vieron nacer.
Ellos siguen buscando la luz de la vida
En esta noche amarga y sin fin.
Luz frágil para una cruel
y la larga pesadilla del tiempo.
Soñador
Amarás
la brisa y el mar
el olor de la tierra
después de la lluvia.
Vivirás
añorando los bosques
del suelo donde naciste.
Y sufrirás
cuando llegue el día
que no tengas más sueños.
Entonces
tus noches serán largas
y tendrás dolor.
Al final
la soledad y el llanto
serán tu consuelo.
Amor mío
Ahora recuerdo
que cuando llegaba la primavera
tú eras esa hermosa canción
que cantaba el viento.
Mientras los riachuelos
brincaban de alegría
las praderas se vestían
con el color de mi tierra.
Pero sucedió algo,
sucedió que con tu ausencia
se quedó mi infancia desnuda
y desde entonces le perdí
el sabor a la vida.
Lee también: Ese poeta que soy yo es un antipoeta, por Oxc Lebrán, en HispanicLA.