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El presidente que no sabe gobernar (II)

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Cada sexenio tiene un rasgo sustantivo que lo caracteriza. Por ejemplo, el sexenio de Miguel de la Madrid fue considerado como el sexenio gris, ante la prácticamente nula acción que tuvo este mandatario con respecto a la crisis que vivió México luego del terremoto de 1985. El sexenio de Vicente Fox, seguramente llevará el nombre de la frivolidad y la estulticia. El sexenio de Felipe Calderón indudablemente será identificado con el derramamiento de sangre, la soberbia, la mentecatez, la inconmensurable corrupción, pero sobre todo, por la ignorancia y falta de capacidad para saber gobernar.

En la entrega anterior, se abordaron ciertos temas de mal gobierno, que estaban más allá de la lucha en contra del crimen organizado, continuamos:

Extinción de la Compañía Luz y Fuerza del Centro

La noche del sábado 10 de octubre de 2009, Felipe Calderón firmó un decreto presidencial por el cual desaparecía (literalmente) de golpe y porrazo a la Compañía del Luz y Fuerza del Centro, dejando en la calle sin empleo a 45,000 empleados e igual número de familias, con el argumento que la empresa ya no era viable financieramente para la economía del gobierno federal, ya que operaba con números rojos como consecuencia de los excesos y abusos de sindicato de trabajadores.

El gobierno de Calderón dio a conocer a la opinión pública los excesos y lujos de los dirigentes sindicalistas, y se apoyó en el descontento del usuario de las cotidianas arbitrariedades de los trabajadores de dicha empresa para establecer un clima adverso; sin embargo nunca se preciso que la empresa no era manejada por los sindicalistas, sino por un administrador nombrado por el propio presidente. Este y sólo este funcionario era el responsable de la desastrosa administración al conceder sin reparo los desmedidos beneficios a los trabajadores, que si bien abusaban en sus prestaciones, al final los encargados de poner freno a la situación eran otros, los directivos.

Sin embargo, tiempo después lo que se observó fue que el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) era un estorbo para los planes de licitación de los hilos de fibra óptica oscura, que se lograron vender sin problemas desde la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Más tarde, algunos de los trabajadores fueron liquidados fuera de la ley (porque lo mismo es pervertir la ley liquidando con cifras menores a lo establecido que con cifras mayores) y otros más (los menos) continúan en resistencia. Los usuarios del servicio en la zona centro del país, un día amanecieron con una relación mercantil con la CFE que jamás pactaron, pero que sin embargo, el decreto de extinción de Calderón los obligaba a aceptar este contrato. De buenas a primeras, la CFE incrementó las tarifas del servicio eléctrico y mandó las facturas con datos erróneos y cobros verdaderamente excesivos. A la fecha, la también llamada empresa de clase mundial no representa ningún tipo de mejoría en la calidad de servicio y se ha convertido en la empresa con mayor número de reclamos ante las instancias correspondientes.

En resumen, Calderón no tuvo la mira suficiente para resolver políticamente un problema de administración gubernamental y desató un problema doble. Por un lado debilitó la fuerza de los contratos colectivos de trabajo, ya que esta decisión abre la puerta para que más empresas se deshagan de la misma forma de sus contratos colectivos con sus trabajadores y por otro lado, envía a la economía informal a miles de trabajadores y a sus familias, sin que esto represente un factor de desarrollo para México.

La funesta política migratoria

En materia de política migratoria, Felipe Calderón está totalmente perdido. En lo que va de sus cuatro años de gobierno, no se ha definido el rumbo de lo que se quiere hacer con la cantidad de migrantes mexicanos y centroamericanos que día a día cruzan nuestras fronteras (la del sur y la del norte). Como es sabido, la falta de oportunidades del país de origen obligan a que los ciudadanos vean en un país como Estados Unidos, una esperanza e ilusión de salir adelante. La migración es un fenómeno mundial que algunos países han sorteado con cierto nivel de éxito, mientras que en México ha sido un rotundo fracaso. Los migrantes dejan a sus familias y hogares porque aquí no hay forma de crecer y tal pareciera que la política es justamente lanzarlos a la aventura del sueño americano. Cada año, el sistema de gobierno ve en los migrantes no a personas, sino cifras económicas que aliviarán la lozanía de la finanzas internas. Por ello, se entiende que la política migratoria consiste en que no hay política migratoria.

Mientras tanto, el fenómeno de la migración se acrecienta peor aún, cuando observamos que el crimen organizado se ha convertido en la aduana que decide quién entra y quién sale del país. Si no hay oportunidades de desarrollo y las bandas criminales deciden quien sale, lo que se está fabricando es una  bomba de tiempo que tarde o temprano estallará con consecuencias incalculables. A su vez, la poblaciones que son funcionalmente económicas por el envío de recursos desde Estados Unidos han visto mermado su crecimiento y desarrollo;  esto ha obligado a que se incremente la economía informal que no ayuda al sistema de gobierno.

Sistema integral educativo

Sin duda, la solución a muchos de nuestros males es la eficaz, eficiente e integral educación. Pero el gobierno de Felipe Calderón no ha movido un solo milímetro las canonjías insultantes y retrógradas del sindicato de Maestros liderado por Elba Esther Gordillo. Esta líder sindical mantiene secuestrada la educación de nuestro país y no hay secretario de educación o presidente de la República que pueda quitarle poder. Así, quien está aniquilado es el sistema educativo, ya que no permite que la actualización y constante entrenamiento profesional de los maestros normalistas impacten en las aulas de clase.

En los estados de la República, los profesores no cuenta con recursos suficientes para ir a la par de las escuela del centro del país. Los casos de pobreza hacen que los menores de edad no tengan acceso a medios tecnológicos, programas de estudio actualizados y profesores suficientemente capacitados. Las clases suelen ser multinivel, algo que obliga a que el profesor imparta lo mínimo necesario de los planes de estudio. Al final, permanece la idea de para qué estudiar si tarde o temprano la pobreza obligará al pequeño estudiante a quedarse en el campo o a migrar hacia Estados Unidos. Mientras tanto en el centro, las escuelas dependen de los recursos que su líder sindical regional pueda obtener producto de sus oficios, por tanto, los maestros tienen que sujetarse (o mejor dicho someterse) a los designios de la cúpula sindical sobre todo en materia política, pasando por alto el nivel y calidad de educación de los estudiantes.

Calderón conoce a fondo la problemática educativa de México, pero no tiene la capacidad intelectual, ni el poder de gobierno para hacer con el sindicato de maestros lo mismo que hizo con el sindicato de electricistas. La conveniencia y la complicidad le diluyen cualquier tipo de intención de cambio.

El problema no termina aquí, no sólo en los niveles básicos e intermedios se tiene una problemática educativa. También en el nivel superior existen grandes rezagos. Cada año, en el presupuesto enviado por la presidencia de la República, las instituciones de educación superior se ven mermadas en la asignación de recursos, el CONACYT y sus respectivos centros de investigación son víctimas de la decisiones de un gobierno ignoranteque por alguna extraña razón no apuntala el desarrollo científico y tecnológico del país.

Lamentablemente, este es un factor más del atraso que tenemos frente a otras naciones que destinan un mayor porcentaje de sus presupuestos al desarrollo de ciencia y tecnología. La producción de recursos humanos (licenciados, maestros y doctores) es mucho menor que las necesidades.

Mientras no haya un cambio en el rumbo de este gobierno, seguiremos en ese lamentable nivel de inmovilidad… en la próxima entrega, los coscorrones de Calderón a los medios de comunicación y su autoritarismo.

juanjosesoliss@gmail.com

Autor

  • Juan Jose Solis

    Juan José Solis Delgado (Ciudad de México, 1973) Es licenciado en Comunicación Social por la Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Xochimilco. Cursó estudios de Economía en la UAM-I. Tiene un diplomado en creación literaria por la Universidad del Claustro de Sor Juana. Cuenta con una especialidad en Desarrollo de Habilidades Docentes por la Universidad Tecnológica de México y cursó la maestría en Comunicación en la Universidad Iberoamericana, especializándose en la comunicación política. Por más de 12 años ha trabajado como productor y locutor de radio en emisoras como Radiofórmula, Cambio 1440, Radio Capital, Radiorama y ABC Radio. Ha sido coordinador de producción en programas de televisión en las empresas Televisa y Tv Azteca. Ha sido responsable de la Comunicación Social de la Subprocuraduría de Justiticia del Estado de México sede en Tlalnepantla. Fue coordinador de comunicación social en campañas políticas en las elecciones federales intermedias del 2003. En el campo editorial, se desempeñó como Director Editorial y editor responsable de la revista Alas de papel de Editorial Noctua. También ha laborado como docente en diversas instituciones de educación superior, como la Universidad de la Comunicación, la Universidad del Claustro de Sor Juana, la Universidad Tecnológica de México y actualmente en Escuela de Periodismo "Carlos Septién García" y en la Universidad Iberoamericana. Su principal afición es la lectura y en particular las novelas de escritores iberoamericanos. Sus autores favoritos son Mario Vargas Llosa y Juan Carlos Onetti. Actualmente está encargado de la difusión de la investigación en la Universidad Iberoamericana, Ciudad de México.

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