En notas anteriores hablamos de computadoras cuánticas y cadena de bloques. Estos son los cimientos fundamentales para que a partir de las próximas décadas cambien todos los sistemas de organización mundial. La transformación incluye aspectos sociales, financieros y fundamentalmente los de gobierno.
Criptomonedas y el capitalismo Salvaje
Como analizamos en textos anteriores, los Blockchain dan transparencia y seguridad a la información que circula por el mundo informatizado. Cualquier persona puede ver quién creo la información, de dónde viene, por dónde pasó y hacia dónde va. Por supuesto que el contenido es encriptado, pero el recorrido no… y eso es lo revolucionario.
Cuando la empresa Cambridge Analytica filtró cincuenta millones de usuarios de Facebook o cuando WikiLeaks publicó información clasificada, fue al revés: nadie sabía de donde se había originado la información. Solo se publicó el contenido con buena o mala fe.
Estos son los casos más conocidos. Pero todos los días, miles de personas o empresas son víctimas de estafas o extorsiones con la información privada que ellos no quieren dar a conocer.
Nace la criptomoneda
En 2008, un grupo de desarrolladores bajo el seudónimo de “Satoshi Nakamoto” publicaron un documento técnico que establece el modelo para una cadena de bloques. A su vez, retomaron la “vieja” idea de la moneda digital “Bit Gold” creada por Nick Szabo. De esta forma aparece en 2009 una nueva criptomoneda denominada “Bitcoin”.
Y si bien es cierto que el Bitcoin no fue la primera criptomoneda, si fue la más exitosa, pero no la única. Desde 2009, se han creado aproximadamente 6,700 criptomonedas en el mundo, con una capitalización de mercado total de alrededor de $1,6 billones (trillions en inglés) de dólares, cifra que parece exorbitante, pero solo representa mucho menos del uno por ciento del volumen monetario mundial.
Bitcoin, Ethereum, LiteCoin y otras, se han vuelto increíblemente populares en los últimos años. El Bitcoin subió de $800 en enero de 2017 a $19,000 en diciembre de 2017. Un año después, había caído a $3.000, pero saltó a fines del año 2020 a $19.000. Llegó a $60,000 en marzo de este año 2021 y cayó a menos de $30,000 en junio.
¿Dinero físico, dinero virtual y/o criptomoneda?
El dinero físico es de quien lo posee en un momento dado, sin importar quien lo tuvo antes ni quien lo tendrá después. No importa cuál fue la fuente, ni la forma en que llego a esas manos.
No es el caso del dinero virtual, que existe desde hace 81 años, cuando en 1940 el Chase Bank creo la primera tarjeta de crédito. En aquel momento, era solo para profesionales que superaban determinados ingresos. Con el tiempo “los plásticos” se popularizaron.
Pero la desventaja de estas formas de dinero es que son inseguras, fácilmente proclives al robo o estafa, lo que lleva a los bancos a gastar fortunas en seguridad cibernética para respaldar a los clientes.
Las criptomonedas en cambio son una nueva forma de dinero, más confiable y segura. Al utilizar Blockchain las transacciones en línea siempre se registran y protegen.
Una criptomoneda se puede usar como una forma digital de efectivo para pagar todo, desde un café en Starbucks, artículos cotidianos en Amazon, hasta automóviles y casas. Se puede comprar utilizando carteras digitales o plataformas comerciales, luego se las puede transferir digitalmente al comprar un artículo, con la cadena de bloques registrando la transacción y al nuevo propietario.
El atractivo de las criptomonedas es que todo se registra en un libro mayor público y se protege mediante criptografía, lo que hace un registro irrefutable, con sello de tiempo y seguro de cada pago.
¿Por qué insisto tanto con transparencia y seguridad?… Porque cuando intenten robar, estafar, blanquear o pagar un acto de corrupción en criptomonedas, automáticamente sabremos quién las entregó y quién las recibió. Son entonces perfectamente identificables.
Esto es lo que cambia por completo el sistema económico mundial, porque será imposible “esconder” dinero mal habido. Todos deberán justificar sus ingresos y todos deberán pagar impuestos sobre estos ingresos. Pero este es un punto no bien visto por la economía subterránea, incluyendo a los políticos.
Volátiles, inestables, especuladoras
Existen argumentos legítimos tanto a favor o en contra de las monedas digitales basadas en blockchain. Algunos gobiernos se apresuraron a saltar a la criptografía, sin un conjunto firme de leyes que las regulen y legislen.
Las actuales criptomonedas son increíblemente volátiles debido a los especuladores de siempre, ya que no constituyen un mercado regulado. La propia inestabilidad ha transformado a unas pocas personas en muy ricas, mientras que la mayoría de los aventureros han perdido miles de dólares.
Detrás de este perverso sistema de capitalismo salvaje, hay nombres conocidos, como Elon Musk, (dueño de Tesla y Cofundador de PayPal, SpaceX, y varias empresas más), quien ha cambiado de idea sobre el tema en varias ocasiones. Recientemente, provocó una subida de precios al revelar que había invertido $1,500 millones de dólares en Bitcoin, para luego venderlos. De esa manera ganó muchos millones, que otros perdieron.
Musk provocó la caída de los valores con la excusa de sus preocupaciones ambientales sobre la minería Bitcoin.
Un latino que defiende este sistema es Ricardo Salinas Pliego, el tercer hombre más rico de México y propietario de Banco Azteca, quien tuiteó a fines de junio, “Seguro, recomiendo el uso de Bitcoin, y mi banco y yo estamos trabajando para ser el primer banco en México en aceptar Bitcoin. Si necesita más detalles o información sígame en mi cuenta de Twitter”.
No hace falta aclarar que en México hay mucho dinero escondido (política, narcos, etc.), y que el Bitcoin un método fácil y rápido de ponerlo en circulación… En sentido contrario van los comentarios de varios senadores y congresistas, que compararon al mercado de las criptomonedas con el «Salvaje Oeste», donde unos pocos lograron encontrar oro y muchos mueren en el intento.
¿Hay futuro para las criptomonedas?
Creo que las criptomonedas son parte del futuro. Pero no las que hoy conocemos, donde un grupo selecto determina el valor del día, sino un sistema donde cada país cree la suya, reflejando su economía, donde su valor está determinado por el PBI, (Producto Bruto Interno o Ingreso per Cápita) de ese país. Por ahora, parece que las criptomonedas o la divisa del capitalismo salvaje, se arraigó, quizás exageradamente, en la realidad de la clase media.