Hay una lupa sobre Arizona que nos está consumiendo. El sol nos da de frente y nos incendiamos. Lanzamos señales de humo a un país que también arde; los obligamos a que volteen a vernos, porque saben que somos impredecibles. Nos observan de lejos porque saben que los vientos cambian. Después de la SB 1070, no debiera dejarse nada al aire, menos la democracia. Somos un pueblo caprichoso y estamos siempre en elecciones. Pero falta poco para el 2024 y nadie nos contiene. Nuestro fuego quema y arrasa.
La comunidad latina, diversa y polarizada
En 2022, durante las elecciones de medio término, se invirtieron millones en seducir a un electorado latino al que poco conocen. Fue como echar al caño fajos de dólares porque no se apagó el incendio. No era el dinero, sino cómo se gastó: miles y miles en campañas que se preocupaban más por la imagen que en la intención; más sobre cómo crear una identidad que ya existe, pero no se entiende. Una merma por el afán de solucionar siempre y entender nunca.
Hace un par de ciclos electorales en los que ningún partido político puede reclamar este estado como suyo; aunque lo hacen los dos. Y eso complica las cosas frente a un año electoral que será decisivo, inquisitivo y muy complicado. No se puede generalizar ni predecir; los sondeos no alcanzan para entender la complejidad de una sociedad cada vez más diversa y, aunque nos cueste admitirlo, polarizada. Tenemos 11 votos electorales que pesan y valen oro.
Nuestra comunidad es cada vez más distinta y se agrieta. Somos diferentes fogatas que arden al mismo tiempo durante un proceso electoral. Viene el 2024 y con él una contienda desgastante, trillada, intensa y voraz.
La difícil tarea de fortalecer a la democracia
¿Cómo se teje, entonces, una comunidad alrededor de las diferencias, del hartazgo, de esa necesidad diabólica de justificar quiénes somos y qué hacemos, por quién votamos y a quienes no queremos?
¿Cómo se le hace para tender un puente cuando los muros invisibles son más fuertes que los que se origen en una frontera porosa y violentada?
¿Cómo puede una comunidad hacerle frente a los intereses políticos y especiales, a la indiferencia de los grandes, a la manipulación de las masas, a la falta de transparencia de la información y noticias, cuando no hay espacios de análisis político sin agendas persuasiva de fondo?
¿Cómo le hacemos para fortalecer la democracia, cuando obligamos al pueblo (del que somos también parte) a no entenderla?
La misma política local es la que nos ha preparado para el huracán que se nos viene en el 2024. En Arizona no somos ajenos a los monzones. Apenas le tenemos respeto a la naturaleza y no nos hincamos.