Esto que voy a describir tuvo su sede en la corte de mi compatriota, la jueza de la corte de arbitraje Dra. Ana María Polo, nacida en La Habana y con un doctorado en leyes de la Universidad de Miami, en su programa Caso Cerrado de Telemundo, canal 52. Lo que sigue es la introduccion a esos programas.
Primero, les refresco la memoria:
nuestra sociedad está compartida en igual cantidad (no digo número) y calidad (no digo los pocos que son) con los hispanos y americanos que merodean este continente nuestro. Y digo merodean porque creo que un gran número de los habitantes parecen vivir en la luna. Pero bajan a tomar un poco de aire.
El caso es así: hay en la corte de la Dra. Polo un demandante y un demandado. El demandante le exige a la jueza que envíe a la hija de dieciséis años al padre, el demandado. El cual con su consentimiento se la prestó o se la encargó. Esto ocurre porque la niña no se está portando bien. El demandado le explica a la jueza que él ya tiene otras cuatro hijas pequeñas y que no puede aceptar a la jovencita, pues no tiene para darle de comer.
Nos enamoramos, dice el cincuentón
Ambos hombres son cincuentones. El demandante es el jefe del demandado. A este punto la doctora no entiende nada y a mí, que no tenía que hacer nada en esa hora, me entretuvo el tema, pues me he pasado años educando, instruyendo e impartiendo cívica y moral entre mis estudiantes adolescentes. Y aquí hay una chica de dieciséis años rebotando de casa en casa.
La Dra. Polo pide más explicaciones al demandante. Éste le explica que no puede sostener ni mantener más a esta chica. El le ha dado de todo, comida, ropa, etc. y ella lo trata de forma irrespetuosa. No quiere ni siquiera limpiarle la casa. Ya no la quiere más.
Y ahora, el padre no la quiere de vuelta. Es que usted sabe, continúa el demandante, nos enamoramos y y le pedi al padre que me diera la muchacha pues él estaba en una situacion precaria con cuatro hijas más.
Entonces resume la jueza, Ud. vivía sexualmente con esta chica, el padre se la vendió o se la regaló, ahora Ud. se cansó porque la chica ya no lo respeta y la quiere devolver. ¿Es así como va el cuento? le pregunta la jueza.
No la quiere de vuelta
Y usted, le pregunta la jueza al padre, ¿por qué Ud. no quiere a su hija de vuelta? El repite que tiene cuatro hijas más por allá en Texas y que no es justo que le devuelvan a la niña después de entregada.
Finalmente, la jueza ya enfurecida, hace pasar a la niña. Está vestida a la usuanza de disfraz, pintada a lo Hollywood, con zapatos de tacones altisimos. Parecería tener veinte años.
La jueza la llama, la acerca a su podium y le pregunta en voz baja: «¿Tu perdiste la virginidad con ese hombre?» La chica responde, «sí, y fue mi primera vez». Ahora la chica cuenta, se ha enamorado de un hombre joven y quiere vivir con él. Se encuentra en el estudio: entra en escena un hombre musculoso, joven y atractivo.
El demandante grita de rabia y amenaza con matarlo: es su propio hijo. «¡Qué inmoral eres!,» continúa el cretino. Por supuesto, el caso termina en que demandante y demandado salen esposados de la corte. Uno por tratar de vender a su hija, por cuya transacción recibió dinero y el otro por tener relaciones con una menor de edad. Se metieron ellos solitos en la boca del lobo, pero como eran idiotas de cuerpo entero creyeron que tenían un caso a ganar.
Salen esposados de la corte
La Dra. Polo se encargó de que las autoridades pertinentes en Texas recogieran a las cuatro hijas que oscilan de los seis a los once años de edad, antes que el padre las ponga a la venta o las regale. Todo lo hicieron de espalda a la madre, que en Cuba, lo ignora todo. Espero que así sea.
La sociedad parece no entender muchas veces qué es lo real y lo idiota.
Tenemos una mujer que acaba de parir ocho niños y con otros seis en la casa. Pero a Nayda Suleiman le está saliendo todo bien y obviando si es el gobierno que paga o los editores, acabará siendo millonaria. Esta mujer que sin dudas debe someterse a un tratamiento psiquiátrico pasa sus días esperando el dinero que tal vez tenga que repartir con los dos hombres que claman la paternidad de «los catorce».
Mientras tanto se entretiene entre manicuristas y peluqueras porque tal vez reciba un contrato de Hollywood y debe estar preparada. Y esos hombres que pertenecen a los idiotas, tendrán que pagar por la manutención de los hijos de por vida.
Quién tiene el mejor maquillaje
El crimen azota al país del «Sueño Americano». Pero la población discute quién tiene el mejor maquillaje. Spears, Hilton o las depauperadas que buscan la tijera o un milagro.
Y hasta una gobernadora pensó que Africa era un pueblito más y que a Rusia se podía controlar desde Alaska. ¡Ojo gordo con ella! Tal vez regrese y hasta la elijan con mayoría de votos. She is so cute!
En Miami llevan años esperando que Castro muera, como si no existiera un Raúl con un historial más criminal que el del hermanísimo. Al primer resfriado de Castro los cubanos en Miami salen a bailar a las calles. Porque muy pronto van a poder regresar a que les devuelvan sus casonas o casitas.
El mundo americano se metió por todas partes y hasta los países que presumía tenerlo todo. Elegancia, linaje, escritores y una historia monumental. Comenzaron a probar las hamburguesas, las papas fritas, los jeans, la música roquera, el perreo. A entretenerse con las bellísimas mujeres que piensan que «sin senos no hay paraíso.» Aqui el asunto es ser pechugona y competir con senos, pero como de roca, que no se muevan. ¡Ay, qué dura se la pusieron a los bebés lactantes!
Un abrazo a todos, hasta una próxima, si la hay.