Como vimos en artículos anteriores, en esta serie, el Bitcoin, el Dogecoin y otras monedas virtuales, han estado en un sube-baja continuo, fruto de los tweets de Elon Musk, Jack Dorsey o del batallón de seudo-financistas que tratan de vender las criptomonedas, pidiendo a la gente que inviertan sus escasos ahorros en un algoritmo informático, del cual se desconoce su origen y su destino.
Como ya explicamos el Bitcoin fue creado por un grupo que permanece sin identificar hasta el día de hoy, como una forma de realizar transacciones sin la intervención de un tercero de confianza como, por ejemplo, un banco central, reserva federal o una institución financiera solvente.
Su aparición en el 2009, en medio de la crisis financiera mundial, fue en el momento perfecto y, la pandemia mundial lo catapultó a las estrellas. Al principio, los desarrolladores del Bitcoin publicitaron que la criptomoneda permitía transacciones con gran anonimato, convirtiéndola en la preferida para actividades ilícitas como, narcotráfico, terrorismo o corrupción.
Pero la verdad quedo descubierta cuando el gobierno de Estados Unidos pudo rastrear y recuperar parte del rescate de Bitcoin, pagado al grupo de piratería DarkSide, es decir, que el Bitcoin fallo en el punto principal del mercado negro, debiendo volcarse al mercado especulativo, donde la idea de escasez aumenta el valor del producto.
Esto puede ocurrir con el oro, la plata, el diamante, incluso el petróleo, ya que son productos escasos en la naturaleza. Pero el Bitcoin es un producto digital, que todo lo que necesita para beneficiarse es encontrar a alguien dispuesto a comprar el activo a un precio aún más alto.
En realidad, la alfabetización financiera desigual hace que los inversores sofisticados obtengan los beneficios, mientras que los menos favorecidos, deslumbrados por las nuevas tecnologías, asumen riesgos que apenas comprenden.
Estamos ingresando a una economía digital que debe ser sostenible, con un respaldo importante.
Por ejemplo Facebook ha lanzado Meta, la nueva red social de los negocios virtuales, es decir, que probablemente cree su propia moneda, el MetaCoin (desconozco el nombre real). Luego vendrá el AmazonCoin, el GoogleCoin y, por qué no, el WaltmartCoin, el StarbucksCoin y el TradejobsCoin, todas estas con garantía dólar o euro. Incluso algunas economías como los Estados Unidos y la Unión Europea están estudiando crear su propia moneda digital. Cuando eso suceda, pasarán al olvido las actuales criptomonedas.
Esquema Ponzi
Un esquema Ponzi es un fraude de inversión que paga a los inversores existentes con fondos recaudados de nuevos inversores. Los organizadores de esquemas Ponzi a menudo prometen invertir el dinero y generar altos rendimientos con poco o ningún riesgo. Pero en realidad los estafadores no invierten el dinero, en cambio, lo utilizan para pagar a quienes invirtieron antes y con el resto incrementar su fortuna personal.
Como vemos, los esquemas Ponzi requieren un flujo constante de dinero nuevo para sobrevivir. Cuando se vuelve difícil reclutar nuevos inversores o cuando un gran número de inversores existentes desean cobrar, el esquema colapsa y todos pierden, salvo el creador.
Los esquemas Ponzi llevan el nombre de Charles Ponzi, quien engañó a los inversores en la década de 1920 con un esquema de especulación con sellos postales.
El “manual” para detectar los esquemas Ponzi consta de seis puntos:
1-Altos rendimientos con poco o ningún riesgo. Eso es fraude, porque toda inversión conlleva cierto grado de riesgo y, las que prometen mayores, son quienes tienen mayores riesgos.
2-Rendimientos demasiado consistentes. Fraude, porque las inversiones tienden a subir y bajar con el tiempo, nunca una inversión genera rendimientos positivos independientemente de las condiciones generales del mercado.
3-Inversiones no registradas. Fraude, porque el registro es importante para que los inversores accedan a información de las finanzas y manejo de la inversión.
4-Vendedores sin licencia. Fraude, porque las leyes federales exigen profesionales con licencia registrada a nivel nacional, que garanticen la inversión.
5-Estrategias secretas y complejas. Fraude, porque sus inversiones deben tener reglas claras con información fácil de comprender.
6-Dificultad para recibir pagos. Fraude, la forma de convertir su inversión en dinero debe ser fácil y sin excusas o papelerío extra.
Bitcoin y esquema Ponzi
Podemos ver cómo los seis puntos del “manual” del esquema Ponzi coinciden con los principios del Bitcoin, principalmente en la comparación de que la red Bitcoin depende continuamente de nuevos inversionistas, pudiendo colapsar a medida que los nuevos compradores se agoten.
Debemos sumar a esto varios puntos sobre la poca seguridad, ya que el pequeño inversor compra un intangible, asumiendo un riesgo mayor, ya que su dinero está en la nube, dependiendo de una clave secreta, que puede ser pirateada.
Los defensores de la criptomoneda sostienen que el Bitcoin es como una mercancía, en el sentido de que es un «objeto» digital que no proporciona flujo de efectivo ni dividendos, porque está limitado a los 21 millones de unidades y que solo vale lo que alguien más le pagará por él.
Este argumento a favor es el mismo que utilizan quienes están en contra del Bitcoin, ya que al igual que en el esquema Ponzi, el valor se destruirá a medida que nadie desee invertir en él.
Como expresé anteriormente, la comparación con otros activos es absurda, porque el Bitcoin solo tendrá éxito a largo plazo si se estabiliza su valor, con una fluctuación lenta, como el oro, diamantes o plata. Pero en este punto los grandes inversores venderán sus tenencias porque ya no son especulativas, transformándose en un activo de nicho y su valor se deteriorará.
Inflación e inversión
Es verdad que muchas personas de clase media no desean que sus ahorros se deterioren ante una posible ola inflacionaria, en ese caso las propiedades inmuebles o el oro son inversiones que están “atadas” a la inflación con un mínimo porcentaje de riesgo.