¿Qué les pasó a las culturas y religiones de nuestros ancestros?
¿Por qué desaparecieron?
¿Dónde están los descendientes de esas importantes civilizaciones que han desaparecido?, ¿Por qué solo encontramos cerámicas o monumentos, pero poca información sobre su forma de vida, cultura y religión?
La razón por la que no sabemos nada sobre algunas civilizaciones es que cuando un imperio se establece en una región, arrasa por completo con lo que había antes. Mata a los personajes importantes, quema escritos (si los hubiera) y destruye edificios o estatuas. En algunos casos, borra de la memoria colectiva todo vestigio de esta civilización.
A esto debemos sumar que, como se sabe, la historia la cuentan los conquistadores, los vencedores, y eso es lo que queda en la memoria de cada uno.
La destrucción sigue hoy
Hoy mismo, las guerras en el Medio Oriente están destruyendo las huellas de algunas civilizaciones, como la fenicia en Siria, la persa en Irán y varias mesopotámicas en Irak.
La cultura “occidental” ha sido formada por el pensamiento griego, porque los romanos que absorbieron la esa cultura nos han contado su historia y los pensamientos de sus filósofos, pero no de los pueblos y culturas que ellos mismos conquistaron.
Los casos más recientes de conquista cultural y religiosa, de solo 500 años atrás, son los de América y África. Allí, los imperios europeos arrasaron y destruyeron grandes civilizaciones antiguas. Recién hoy, estas tratan de reconstruir su historia verdadera y no la que les contaron sus invasores. Mucho más grave es el caso de las civilizaciones con miles de años de haberse extinguido, ya que resulta casi imposible reconstruir su sociedad, culturas o religión.
Cuando un imperio conquista a otro, no es porque sea superior culturalmente, sino porque lo es militarmente. Los romanos no eran superiores a los griegos. Los mongoles no eran superiores a las civilizaciones asiáticas. Los españoles no eran superiores a las civilizaciones de América. Los turcos no eran superiores a los árabes.
Por otro lado, las arenas del desierto, los hielos árticos, los fondos oceánicos y las frondosas selvas cubren las huellas de pueblos muy antiguos, que gracias a las nuevas tecnologías irán apareciendo, poco a poco.
A medida que se descubra la verdad cultural y social de las civilizaciones “perdidas”, cambiará la historia de la humanidad y aprenderemos mucho más de nuestros ancestros, por ahora solo queda recordar lo poco que conocemos de algunas de las civilizaciones antiguas.
La Mesopotamia
La antigua Sumeria estaba ubicada en lo que actualmente es Irak, cuya región en la antigüedad se conocía como Mesopotamia. Se trata del territorio comprendido entre los ríos Tigris y Éufrates, muy propicios para la agricultura.
Las pruebas actuales nos indican que los primeros habitantes de la Mesopotamia fueron los Sumerios, hace alrededor de 10,000 años. Su civilización se desarrolló por casi 4,000 años, cuando fueron destruidos por los Acadios, al mando de Sargón, considerado el primer conquistador. Esto sucedió hace unos 6,000 años.
Los Acadios, a su vez, fueron destruidos dos milenios más tarde por otro gran imperio, el Asirio. Este limitaba al sur con Babilonia, civilización que llegaron a dominar. Liberaron en aquel entonces a las tribus de Israel, que hace 4,000 años, ocuparon el territorio sur, entre las alturas del Golán y el desierto del Negev.
Los sumerios inventaron prácticamente todo. La rueda, hace 9,000 años. La escritura hace 7,000. Las ciudades, las religiones, la astrología, las leyes, las escuelas, la agricultura, el primer diccionario, incluso la cerveza, el queso y el aceite de oliva.
Abraham, el patriarca de hebreos, cristianos y musulmanes, partió de Ur en Sumeria, su historia está narrada en el Génesis, primer libro de La Biblia. La tierra original de Abraham, Sumeria, también fue la cuna de muchos dioses. Al analizar los dioses de la antigua mitología sumeria, vemos que son muy similares a los de la mitología egipcia, griega y por supuesto romana. Según La Biblia, los habitantes de Sumeria son los descendientes de Sem, el hijo de Noé, de quien surgirían los primeros pueblos en el Medio Oriente. Por esa razón, a los primeros habitantes de la Mesopotamia se los considera “semitas”.
Los Persas
El último imperio semita de Mesopotamia caería bajo el poder de sus vecinos los persas, también llamados arios, conocidos hoy como iraníes.
El profeta Rama que llevó la cultura Veda a la India provenía de la civilización persa. Es decir que, para horror de Hitler y sus seguidores, los iraníes y los hindúes son más arios que los germanos o alemanes. Hasta la esvástica es uno de los símbolos más antiguos de los arios. Esa cruz representa a Brahma, Visnhú y Shiva, la trinidad de los dioses de la mitología hindú que se parece mucho a la trinidad en la religión cristiana.
Como dijimos el sumerio Abraham, que fue el padre del judaísmo, el islamismo y el cristianismo, también influyo en una religión monoteísta persa, que denominaron zoroastrismo, donde existía un dios bueno y protector, Ahura Mazda, que luchaba contra el maligno Ahriman. Para imponer esta nueva religión desplazaron el culto de Mitra.
Mitra fue una deidad aria, que también formó parte de la mitología hindú. El mitraísmo era una de las religiones más fuertes del imperio romano. Tenía diferentes niveles de iniciación. Su rito principal era un banquete muy similar a la eucaristía cristiana.
Es también importante notar las similitudes entre las historias relatadas de Mitra y Jesús. Ambos nacieron de una virgen, ambos tuvieron discípulos y ambos fueron crucificados.
El imperio persa tuvo su gran esplendor con la dinastía de los Aqueménidas, con Ciro el Grande y Darío I el Grande, llegando a extenderse por buena parte de Europa. Fue detenido por los atenienses alrededor del 555 a.C. Pero el imperio solo pudo ser derrotado más de 200 años después, por el macedonio Alejandro Magno. Este destruyó la capital persa, Persépolis, en 350 a.C. Dejó en manos de su general Seleuco, la gobernación del territorio persa. Así fundaría la dinastía Seléucida, que establecería el pensamiento griego en la región.
Recién en el 226 d.C. la dinastía de los Sasánidas, retoman el control, imponiendo el conocimiento, tradiciones y cultura antigua. Tal es así que cuando el emperador romano Justiniano cerró las escuelas de Atenas, muchos de sus eruditos huyeron a Persia, donde en el siglo IV, fundaron el colegio de Gundishapur, que se convirtió en el mayor centro intelectual del mundo. A él acudían estudiantes de todo el mundo; convivían libremente persas, judíos, griegos, romanos y cristianos. El arte expresivo fue uno de los grandes representantes de esta cultura, y de esa época nos llegaron preciosas esculturas, pinturas y textiles.
Este esplendor multicultural duró más de 400 años. En el 651 d.C., el imperio de los Sasánidas caería bajo el poder de los musulmanes. Los habitantes de este territorio se convirtieron en “Shiítas”, que son los musulmanes que siguen a Ali (el yerno de Mahoma) y sus descendientes. Se diferencian de la mayoría “Sunita” que no reconoce esta sucesión.
Los musulmanes absorbieron la cultura y literatura de imperio persa. Por ejemplo, el libro «Las mil y una noches”, es una recopilación de historias persas, que los musulmanes tradujeron al árabe.