Las mujeres no queremos ser iguales a los hombres. Simplemente, porque no podemos. Somos distintos, biológica y mentalmente. Pero lo que queremos y siempre quisimos desde al menos el siglo pasado, es igualdad de condiciones y oportunidades con los hombres.
Mujer no tengas vergüenza de llamarte feminista, porque no es una mala palabra. No significa que eres marimacha, ni que pidas mucho. Aunque muchos hombres machistas lo vociferen y se opongan, olvidando que la persona que les dio la vida es una mujer.
Feminismo es una palabra con tinte de lucha, del que debemos empoderarnos. Porque la violencia nos sigue acechando. Nos asignaron otros estereotipos, modernos pero no menos nocivos.
En 2019 en el estado de California, 114 mujeres fueron asesinadas por arma de fuego, y violencia doméstica según el procurador general Xavier Becerra. En su mayoría, conocían a su verdugo.
Los feminicidios en América Latina desgarran el corazón. Al menos 3,287 mujeres fueron asesinadas en 2018 según el Observatorio de Igualdad de Género para Latinoamérica y el Caribe.
Y aunque la mujer ya se ha emancipado políticamente en la mayoría de países del mundo, y ahora trabaja, estudia, y hasta es militar, aún no existe la igualdad de oportunidades, ni de salario, ni de reconocimiento de sus labores. La mujer no gana lo mismo que el hombre, así viva en un país tan desarrollado en el mundo como Estados Unidos.
Una muestra de que el machismo sigue vigente es porque las mismas mujeres víctimas, en su ignorancia o miedo, han opinado en contra de otras. Aún no rompen el ciclo de esclavitud emocional y transmiten el machismo a sus hijos.
Así, hay mujeres que critican a otras su forma de vestir. O porque aún no son madres. O si trabajan mas de la cuenta. Ser una dama, llevar un vestido rosa y tacones de princesa, es válido mientras sea tu elección de estilo, mas no una imposición social. Así como hay hombres que visten cuero y manejan motocicleta, hay otros que visten de terno. Ninguno es menos que el otro.
Hoy, millones de mujeres han alcanzado un gran nivel de independencia. Pero es necesario exaltar también a la mujer que elige no ejercer una profesión, para trabajar dentro de su casa y cuidar de su familia. Esta elección ha sido tan mal vista y menospreciada, que penosamente creen que la mujer que está en casa vale menos. Que está de vacaciones. Cuando en realidad, cuidar de la familia es un trabajo 24/7, que requiere de disciplina, desprendimiento y fortaleza. Todo esto sin recibir un salario.
La familia es el núcleo de la sociedad y la mujer ha demostrado ser muy buena en mantener ese núcleo unido. Es la cabeza de la familia. Si una mujer decide abandonar su profesión voluntariamente para mantener ese núcleo unido no debería ser juzgada. Si el salario de esa mujer es el mismo valor que el que le paga a su niñera, no tiene sentido que una extraña críe a su hijo. Esto aplicaría igual a un hombre que gane menos que la esposa, él podría quedarse en casa a cargo de los hijos. Eso no le haría menos hombre.
En este Día de la Mujer pensemos en cómo criamos a nuestros niños y niñas. Los roles de género ya no aplican como antes. Los derechos por género deben ser reconocidos donde aún hay huecos. En salarios, en acceso a tecnología, a salud y educación. Yo soy un número en las estadísticas, pero gracias a que pude ir a la escuela ahora tengo una voz, voto y poder sobre mi propio ser.
Video: Cubriendo la protesta de Las trabajadoras de la limpieza de Los Ángeles en Downtown. En el condado de Los Ángeles, las voces de las trabajadoras de limpieza en su mayoría hispanas, empezaron a ser escuchadas; desde el año 2016; con la creación de nuevas leyes como la AB-547, aprobada en 2019; que sirve para entrenar a los managers de las compañías, en contra de la violencia sexual.