El 28 de agosto de 1963, desde el mausoleo de Abraham Lincoln en Washington y ante centenares de miles de personas, el reverendo Martin Luther King Jr. conmemoró el centenario de la emancipación de los esclavos en Estados Unidos.
El discurso se llamó “I have a dream” y se convirtió en un importante documento de nuestra historia.
Al cierre, King expresó su esperanza de que en un futuro cercano los afroamericanos gocen de igualdad de derechos completa en nuestro país, para que puedan exclamar: “¡por fin libres!”, Free at last! Free at last! King parafraseó las letras de una antigua canción de las llamadas “negro spiritual”, una canción de cuando los afroamericanos eran esclavos, vendidos al mejor postor, torturados, explotados, separados, carentes de todo derecho, incluso el de la vida.
Dijo King: “Pero cien años después, el negro todavía no es libre. Cien años después, la vida del negro sigue tristemente paralizada por las esposas de la segregación y las cadenas de la discriminación. Cien años después, el negro vive en una isla solitaria de pobreza en medio de un vasto océano de prosperidad material. Cien años después, el negro todavía languidece en los rincones de la sociedad estadounidense y se encuentra exiliado en su propia tierra. Y por eso hemos venido hoy aquí para exponer una condición vergonzosa”.
Pasaron 57 años desde aquel entonces. Y si bien la situación de esta comunidad mejoró drásticamente con la Emancipación y luego con las leyes de Derechos Civiles promovidas por King, hasta en nuestros días, el camino para esa igualdad completa soñada por siglos aún es largo y distante.
Es por eso que el festejo de Juneteenth, oficialmente, Juneteenth Día Nacional de la Independencia por toda la nación estadounidense es un logro tan importante.
La semana pasada, el Congreso aprobó y el presidente Biden promulgó con su rúbrica el establecimiento de Juneteenth como feriado nacional. Ahora son doce y entre todos – el Día de la Independencia, Memorial Day, el Día de Acción de Gracias, el Día de Martin Luther King y otros – definen la esencia del ser estadounidense.
Juneteenth había sido hasta ahora y desde su liberación como esclavos, una celebración exclusivamente de la comunidad afroamericana. Con origen en Galveston, Texas, se celebra anualmente el 19 de junio en varias partes del país desde 1866.
Cabe que nos preguntemos: por qué llevó tanto tiempo para que el país reconociera su pasado esclavista tenebroso, inédito y estremecedoramente cercano. Y es porque el racismo aún es fuerte y dominante en ciertas regiones.
Sí, porque la última sobreviviente de la trata de esclavos transatlántica – secuestrada en África y llevada en cadenas, murió en 1937. Su nombre fue Redoshi, pero le obligaron a llevar el de Sally Smith. Y la última persona que nació aquí como esclavo, Sylvester Magee murió en 1971. ¡No hace mucho!
Y descendientes documentados de los esclavos abundan. Por ejemplo, la esposa del presidente Obama, Michelle .
Melvinia Shields, una adolescente esclava y analfabeta, separada de su familia en Carolina del Sur y acarreada a Georgia, y el hombre blanco desconocido que la embarazó, son los tatarabuelos de la exprimera dama.
Como tristemente sabemos, el racismo germinado durante los años de esclavitud perdura hasta nuestros días, en el mismo grupo que la xenofobia, el antisemitismo y las tendencias antidemocráticas. Todos estos, sentimientos o ideología, fueron explotados y exacerbados por el peor presidente de nuestra historia, Donald Trump.
El daño que causó Trump al país en sus cuatro años de división y caos todavía perdura. Especialmente la terrible división entre las dos partes del pueblo estadounidense.
Todo ello incrementa aún más la importancia de haber convertido Juneteenth en un feriado nacional.
Y también es fuerza reconocer que si bien su política exterior ha causado múltiples desastres, la Unión Americana ofrece libertades democráticas de las cuales carecen la mayoría de los países del mundo, y que el adelanto ha sido concreto, hasta la elección del primer presidente afroamericano en Barack Obama en 2008.
Afortunadamente, la propuesta de ley pasó en el Congreso con amplias mayorías bipartidistas. Sin embargo, si bien el Senado lo aprobó de manera unánime, 14 miembros de la Cámara de Representantes republicanos votaron en contra.
Estos son, para que quede como documento de su infamia, los congresistas Thomas Massie de Kentucky, Mo Brooks de Alabama, Scott DesJarlais de Tennessee, Andy Biggs de Arizona, Tom Tiffany de Wisconsin, Doug LaMalfa de California, Tom McClintock de California, Mike Rogers de Alabama, Matt Rosendale de Montana, Ronny Jackson de Texas, Ralph Norman de South Carolina, Andrew Clyde de Georgia, Chip Roy de Texas y Paul Gosar de Arizona.
Además, el senador Ron Johnson de Wisconsin había bloqueado hasta ahora el voto sobre la legislación, desde 2020.
Es una manifestación más de lo mucho que aún nos queda por hacer para conseguir la igualdad de derechos para todas las comunidades en el país de Abraham Lincoln.
Esto es especialmente urgente en momentos en que los gobiernos y legislaturas republicanos en decenas de estados, movidos por el odio y el resentimiento, y por el temor de perder sus privilegios como mayoría, se están abocando a una campaña frenética para limitar el derecho al voto, apuntando directamente a reducir la participación cívica de los ciudadanos afroamericanos y latinos.
Juneteenth es ahora de todos nosotros. No solamente para recordar el horrible pasado de la esclavitud, sino para unirnos en defender los logros democráticos conseguidos con tanta dificultad.