En México, en septiembre pasado durante la Asamblea del 80 aniversario del Partido de Acción Nacional (PAN), el expresidente Vicente Fox dijo que la estrategia del partido tendría que ser sacar a Manuel López Obrador de Palacio Nacional.
“Aquí estoy de regreso para compartir nuevos retos, si en 2000 juntos sacamos al PRI de Los Pinos, en 2021 vamos a sacar a López del Palacio Nacional”, dijo Fox.
El expresidente exhortó a los panistas a ‘darle en la madre a la 4T’, el proyecto de Obrador conocido como la Cuarta Transformación, que utiliza para darle un rumbo más equitativo y sin tanta corrupción al país.
De la misma forma, pero en Estados Unidos, en 2008, cuando Barack Obama ganó la presidencia, Mitch McConnell, líder republicano del Senado, dijo que su «misión número uno» era que Obama fuera presidente de un solo término.
El año que Obama hizo su juramento, nació también el Tea Party, un movimiento conservador patrocinado por los hermanos Koch, dos magnates conservadores, que respaldaron el movimiento hasta la salida de Obama en 2016.
Con la llegada de Trump, el movimiento desapareció y se le olvidó algunos de sus objetivos: identificar la constitucionalidad de toda ley nueva, limitar el crecimiento anual en el gasto federal y derogación de Obamacare, etc.
En ambas propuestas, tanto del PAN como del Partido Republicano no se ve ni se escucha una preocupación por el pueblo, por los ciudadanos tanto mexicanos como estadounidenses respectivamente. Lo único que se busca es la recuperación del poder, es todo.
En ambos casos, no analizan un poco el porqué ambos pueblos decidieron darle la victoria, a Obama en 2008 o a Obrador en 2018. Ignoran la situación en la que se encontraba la clase media baja y la gente pobre. Tampoco se dan cuenta de la gran desigualdad que crece en ambos países. Lo único que les preocupa es llegar otra vez a la presidencia.
Luego de 15 meses de la presidencia de Obrador, el PAN y la oposición en México han demostrado seguir los pasos del Tea Party. Se resume en protestar por todo y cuestionar hasta las cosas positivas que pudiera hacer el presidente. Es que, si sus medidas trabajan y mejoran la vida de los mexicanos, podrían propiciar la llegada a la presidencia de Marcelo Ebrard, actual Secretario de Relaciones Exteriores. Esto no lo puede permitir el PAN o la oposición.
Lo lógico sería escuchar críticas constructivas y proponer mejoras que ayuden al pueblo, pero con una política de obstrucción y totalmente negativa por parte del PAN y la oposición, esperemos que a México no le pase lo que a EEUU: que después de Obrador, les llegue un Trump mexicano.
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