Este es un llamado a los senadores republicanos a usar su voz y voto para dar fin a la farsa insoportable que estamos viviendo, porque a pesar de haber permitido iniciar la transición Donald Trump sigue sin reconocer la realidad.
Inexorablemente, pasan los días y se acerca la fecha de cambio de administración. El presidente electo Joe Biden anuncia los más importantes nombramientos de su futuro gabinete y hace todo para comenzar su presidencia con el país bajo control.
Sabotaje y mentiras
Sin embargo, a pesar del anuncio de que los resultados son reconocidos por el gobierno federal y la transición puede iniciar, Donald Trump y los suyos siguen saboteando el proceso y utilizando mentiras con tal de evitar reconocer su derrota. Biden ganó entre los electores estatales 306 a 232 y en el voto popular por casi 7 millones de votos.
A esta altura, existe el creciente temor de que, incluso después de agotar sus opciones legales, Trump todavía se niegue a dejar la Casa Blanca.
De por sí, la campaña antidemocrática de Trump, según expertos está causando a Estados Unidos más daño que lo que podrían causar Rusia o China. Y con efectos nefastos en el futuro cercano.
Esa alternativa pondría al país en un caos ingobernable y quizás irreversible, con un doble poder y ante el aterrador avance de la pandemia y un derrumbe económico sin precedente histórico.
Los senadores republicanos
Lo que está entre Trump y su reconocimiento de la derrota y salida del poder es, además del Poder Judicial, el partido Republicano. Es hora de que el GOP, el que fue de Abraham Lincoln, recuerde sus principios y se ponga los pantalones de hombre grande.
Es hora de que los liderazgos republicanos en aquellos estados involucrados en las estériles demandas de la campaña de Trump para no reconocer los resultados digan ¡basta! y avancen inmediatamente con la certificación de los votos.
Es hora que las legislaturas en aquellos mismos estados dejen de pensar en conspirar para tratar de nombrar a electores que voten por Trump en lugar de los democráticamente nominados.
Y más que nada, es hora de que el Senado federal intervenga.
El día de ayer, un nutrido grupo de líderes republicanos identificados con la seguridad nacional del país urgieron a los republicanos a hacer que Trump se vaya.
Simultáneamente, una coalición de multimillonarios, reconocidos donantes al partido Republicano, expresó lo mismo, amenazando al partido republicano con no donar fondos para las elecciones de dos senadores federales en Georgia, cuyo resultado determinará el balance de fuerza en el Congreso.
Mutis por el foro: salen de escena
¿Y el partido republicano? Silencio. O bien en inglés: crickets.
Hasta el día de hoy, solo siete senadores republicanos, con distintos grados de claridad, reconocieron a Biden como ganador de las elecciones pidiendo que Trump se deje de jugar al golf y conceda.
Estos son: Lisa Murkowski, Ben Sasse, Marco Rubio, Susan Collins, Pat Toomey, Mitt Romney, y el día de hoy, Rob Portman.
Junto a ellos, 12 congresistas.
Además, los senadores John Cornyn, Ted Cruz and James Lankford, aún sin reconocer el resultado electoral, llamaron a Trump a compartir con Biden la información crucial que necesita sobre la seguridad nacional,
Pero ayer también, el afamado periodista Carl Bernstein dio a conocer, en una serie de tuits, que 21 senadores republicanos le hicieron saber su desdeño por Trump; 15 de ellos en privado, para no arriesgarse a la reacción del actual presidente.
Repetimos aquí mismo los nombres de estos senadores: Alexander, Sasse, Blunt, Collins, Murkowski, Cornyn, Thune, Romney, Braun, Young, Tim Scott, Rick Scott, Rubio, Grassley, Burr, Toomey, McSally, Moran, Roberts, Shelby.
Es hora de actuar
Quizás sea una señal positiva que la campaña de Trump haya despedido a la abogada Sidney Powell, autora de las teorías conspirativas más alocadas, como que el presidente venezolano Hugo Chávez hubiera conspirado para derrotar al republicano, siendo que murió en 2013, y junto a él una estrambótica coalición de comunistas, George Soros y funcionarios republicanos estatales.
Quizás piensen en una retirada. Pero con Trump nunca se puede saber. Hasta se puede desdecir de su «recomendación» a Emily Murphy, que encabeza la Administración de Servicios Generales, de iniciar la transición. Lo que sí sabemos es que le importa más su orgullo herido, su humillación, que el bien de la nación. Que no dudará en sacrificar al país en aras de su ambición.
Es por eso, nuevamente, que los republicanos en el Senado deben reaccionar, unirse a los demócratas, aún si su líder Mitch McConnell se oponga, y desde allí ayudar a dar fin a esta farsa insoportable.
