Hagamos un poco de historia. Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, no ganó las elecciones del año 2006. Robó la presidencia de la República y por ende llegó sin liderazgo ni legitimidad. Lo que hizo después de su asalto, fue buscar la forma de legitimar su gobierno espurio.
Esto lo encontró en la idea histórica de fabricar una guerra que le daría liderazgo y de salir victorioso lo llenaría de un capital político inconmensurable. Si más ni más, Calderón inició una guerra contra el crimen organizado y contra los actos de violencia del narcotráfico para llevar a cabo su cometido.
Sin embargo, lo que Calderón y su equipo de asesores no midieron fue la posibilidad contingente de los resultados de toda guerra: alguien pierde y alguien gana. Él y su equipo apostaron a que ganarían; al paso del tiempo hemos presenciado que lamentablemente ha sido todo lo contrario.
En días recientes, la sociedad mexicana ha salido a las calles y se ha manifestado en medios de masas tradicionales y cibernéticos para exigir un ya basta, un ya estamos hasta la madre, un hartazgo generalizado. Evidentemente este mensaje se ha dirigido al gobierno de Felipe Calderón que no ha demostrado ser eficiente y dar resultados positivos que satisfagan la idea del bienestar social.
Pero el funcionario público Calderón lejos de escuchar con claridad el reclamo, ha virado en responder que no es a él a quien debe ir dirigido el ya basta, sino a los capos de crimen organizado quienes son los que asesinan y tienen a México en una situación de crisis de seguridad.
Quizá este sea un rasgo panista de lavarse las manos y desprenderse de sus obligaciones de gobierno como lo hizo Vicente Fox cuando se le pidió que interviniera en el conflicto de TvAzteca en contra de CNI canal 40, al declarar su ahora pregunta-frase célebre: ¿Y yo por qué? De la misma forma Felipe Calderón responde a la ciudadanía que le exige un “ya basta”: ¿y yo por qué?
Entendamos algo, la guerra de Calderón es sólo de él. Quizá la problemática sea de todos los mexicanos, eso sí, pero la guerra no es nuestra. La guerra que Calderón pensó le iba a legitimar su gobierno espurio, no dio los resultados esperados y como se ha salido de control la ira de los criminales, hoy nos quiere pasar la factura a nosotros.
Pero desde esta tribuna vale decirle a Felipe Calderón que desde luego es a él y sólo a él, a quien lo mexicanos hoy le decimos y le exigimos un ya basta, un no más sangre, un estamos hasta la madre.
No podemos exigirle nada a los criminales porque nosotros no tenemos relación con ellos, institucionalmente los criminales no tienen ningún lugar en el escalafón político (aunque muchos políticos sean criminales y viceversa); se le reclama al gobierno federal porque sólo es el gobierno y su mandatario el responsable de garantizar la seguridad y los derechos fundamentales de todo individuo.
Qué fácil es para Calderón deshacerse de la guerra que él y solo él emprendió. Porque si le compramos su idea absurda, entonces en el futuro, ¿de quien será el problema?, ¿de nosotros los ciudadanos que no hemos reclamado lo suficiente a los capos del crimen para que detengan sus actos violentos? Si no frenan los criminales su ola de violencia entonces ¿la culpa es nuestra? No señor Calderón, no se equivoque.
Los mexicanos le reclamamos a usted porque es usted quien gobierna este país, y si le incomodan las marchas y manifestaciones que se hacen para criticar su mediocre gobierno, la acción es sencilla, váyase, renuncie y permita que un gobernante inteligente resuelva con el apoyo de la ciudadanía el desastre que usted y su séquito han provocado.
Así como usted dice que nosotros los ciudadanos nos equivocamos por no tener muy claro el destinatario de nuestro reclamo, usted tampoco tiene muy claro quiénes son los enemigos de su guerra. Los enemigos de su estúpida guerra no somos los ciudadanos que lo criticamos, sus enemigos son los señores que lo rodean y le mal informan, sus enemigos son los funcionarios que cobijan a los narcotraficantes y le hacen llegar dividendos de las riquezas creadas.
Sus enemigos señor Calderón, son aquellos que frenan la educación de calidad en nuestro país, sus enemigos son quienes le hacen creer que usted es un gran mandatario y le ocultan que en más de una mesa familiar se pitorrean de su ignorancia.
Sus enemigos son los besamanos que le adulan con tal de que les dé migajas en forma de trabajo. Su enemigo es usted mismo, señor Calderón, que no confía de nadie, ni de su propia sombra.
Así, nunca entenderá el porqué a usted y sólo a usted le reclamamos frené las muertes de personas inocentes víctimas de la guerra contra el crimen organizado.