En esta entrega dos asuntos llaman la atención. Primero la resolución de la jueza del Juzgado 54 de lo Civil en el DF, y segundo, las infiltraciones del portal cibernético Wikileaks que ventila detalles sensibles sobre la GUERRA no reconocida de Felipe Calderón. Revisemos cada uno.
En 2008, la revista Contralínea realizó una serie de investigaciones sobre operaciones de ventas y compras “sospechosas” que estaba realizando la empresa paraestatal PEMEX, con las empresas arrendadora Ocean Mexicana, con Blue Marine Technology y con Subtec, las tres pertenecientes a un grupo empresarial liderado por Antonio Juan Marcos Issa, Alfredo Durán y Juan Reynoso Durán.
En resumen, Contralínea averiguó que el dinero que se pagaba por la renta de barcos al servicio de las operaciones de la paraestatal, resultaba más gravoso que la compra de los mismos.
Ante la publicación de esta delicada información, en 2009, el grupo empresarial decidió presentar una demanda en contra de la revista Contralínea, argumentando que la información que habían publicado les afectaba sus intereses (económicos) y les causaba daño moral.
Así las cosas, el pasado de 13 enero se dio a conocer en medios de masas, la sentencia de la jueza 54 de lo civil en el D.F. al respecto de la demanda iniciada por el grupo de empresarios. Alarmante es esta resolución en tanto que atenta vergonzosamente con la madurez política y democrática de México, pero sobre todo, por el mentecato atentado en contra del derecho a la información pública y en contra también de la libertad de expresión, así como del ejercicio libre, responsable y transparente del periodismo.
El punto más preocupante de la sentencia, es la pobreza de términos con que la jueza aborda el caso, teniendo una idea retrógrada y primitiva sobre la noción de la rendición de cuentas y el interés público; dice la ignorante juez: “las licitaciones efectuadas por PEMEX no pueden ser consideradas como de interés público, puesto que la petroquímica es una rama de la industria que en nuestro país no ha sido desarrollada a gran escala”.
Quizá debamos decirle a la jueza, que toda licitación hecha por una empresa pública, es de interés público, de ahí la semántica del concepto. Pero no conforme con decir que no hay interés “público” agrede la inteligencia de quienes conocen el tema y dice al respecto de la licitación que requiere una: “terminología especial y conocimientos técnicos que el público en general, e inclusive la suscrita, desconoce”.
Por tanto, si ella como juez no lo entiende, el periodista que investiga y acude con especialistas a encontrar explicaciones sólidas tampoco lo puede entender. Insisto, quizá debamos decirle a la juez que no todo mundo es indocto.
Sin embargo, lo peor del caso es cuando la jueza sostiene que de hacer transparente y pública la información, “se caería en el absurdo de que se tendría que cuestionar y, por ende, facultar a los periodistas para emitir opiniones subjetivas en relación a cualquier adquisición, licitación o actuar de cualquier ente de gobierno”.
Nada más lamentable que una noción tan pobre del derecho a la información, pero sobre todo del papel que le otorga la ignorante e incompetente jueza al ejercicio periodístico. La modernidad, debería asombrarse ante estas sentencias de la época de la inquisición que lejos de coadyuvar en la construcción política y democrática del país, indican un camino hacia atrás donde la oscuridad y los enjuagues por debajo de la mesa, son la plataforma perfecta para la corrupción, el autoritarismo y el abuso del poder.
En relación a las informaciones del portal Wikileaks, llama la atención aquella donde Felipe Calderón reconoce haber perdido el control en varios regiones del país y pide ayuda a Estados Unidos. Otra donde se reconoce que el FBI ha interrogado a migrantes en territorio mexicano.
En resumen, nada que sorprenda la dinámica informativa de los resultados mediocres del gobierno de Felipe Calderón. Sin embargo, los mexicanos podemos observar nítidamente que el gobierno calderonista se sustenta en un doble discurso, bravucón y miedoso al mismo tiempo.
A la opinión pública el “comandante supremo” amenaza a los criminales y les advierte sobre sus últimos días de libertad, y por otro lado, les teme al grado de reconocer que no tiene los arrestos para enfrentar de manera inteligente al crimen organizado y recurre a la inteligencia, estrategia y recursos de todo tipo de los Estados Unidos.
La conclusión que nos dejan las filtraciones de Wikileaks es que el gobierno federal mexicano es sumiso en todos los sentidos al gobierno de Estados Unidos.
Se demuestra en la visita relámpago de la Secretaria de Estado Hillary Clinton quien luego de conocer los cables filtrados, visitó territorio mexicano para imponer los lineamientos con los que se manejará “la crisis” de las filtraciones. Lejos de que la cancillería mexicana se pronunciará enérgicamente ante los dichos de Wikileaks, lo que sucede es que se espera impacientemente a la autoridad estadounidense para saber cómo actuar ante el descubrimiento del maquillado y vulnerable Estado mexicano.
Lamentable presente y deprimente futuro de nuestro país…
juanjosesoliss@gmail.com