Nadie le cree a Obama cuando de reforma migratoria se trata, o por lo menos nadie le hace caso. En su segundo informe de gobierno el presidente Obama se limitó a mencionar el fenómeno migratorio tan sólo una vez, cuando ligó el tema educativo al de los estudiantes indocumentados.
Con tono mesurado, el presidente exhortó por enésima ocasión a demócratas y republicanos “a trabajar para proteger nuestras fronteras, aplicar las leyes y resolver [la situación] de los millones de trabajadores indocumentados que hoy viven en las sombras”.
Fue el mismo discurso que utilizara durante la campaña de 2009; el mismo de hace un año, cuando su partido tenia la absoluta mayoría en el Congreso y fracasara rotundamente en aprobar reformas a las leyes migratorias.
El presidente concluyó su mención sobre la migración en su discurso aseverando “que será un debate difícil y que tomará tiempo”.
Pero para nuestras comunidades es de sobra conocido que la política migratoria, es mucho más que un debate difícil.
La mañana del 20 de enero, cuando seguramente el presidente ajustaba los últimos detalles de su discurso, en el pequeño poblado de Ellensburg en el estado de Washington, la represión del gobierno de Obama volvió a dejar estragos entre la comunidad migrante.
Agentes uniformados del FBI y del ICE, allanaron con lujo de violencia las humildes moradas de varias familias migrantes. Con armas en las manos, los agentes encañonaron a los residentes, incluyendo a varios menores y detuvieron al menos 30 personas. La mayoría de los detenidos, mujeres que trabajaban como recamareras en los hoteles de la región.
El violento operativo en Washington indignó también a la comunidad religiosa de esa entidad; puesto que entre los detenidos se encuentran el Reverendo Gilberto Barrientos, pastor de la Iglesia Pentecostal Monte Sinaí, así como su esposa. El pastor, quien ha encabezado a la iglesia Pentecostal de Ellensburg por más de una década, enfrenta cargos penales por no acatar una orden de deportación. Los dos hijos del matrimonio son ciudadanos de Estados Unidos y se encuentran en casa de conocidos mientras sus padres se encuentran recluidos.
Un día después de la represión en Ellensburg, funcionarios del ICE dieron a conocer el saldo de otro fuerte operativo en contra de la población migrante, esta vez en el estado de Michigan. ICE, como siempre lo hace, insistió que el operativo en Michigan estaba orientado “a detectar a delincuentes”. El operativo de 4 días de duración y que se realizó en 7 condados de Michigan, tuvo como saldo la detención de 77 personas, de las cuales la mayoría no tenían antecedentes penales.
Es una actitud demasiado cómoda la que asume el presidente. Por un lado denuncia férreamente los desplantes xenofóbicos de gobiernos como el de Arizona y las propuestas descabelladas de los republicanos para atender la reforma migratoria. Pero por otro lado Obama atiza la represión contra nuestra población, para después pararse ante los reflectores y decir que es el momento de trabajar juntos para la reforma migratoria.
Mientras tanto en poblados como Ellensburg, Washington o Kalamazoo, Michigan, las comunidades migrantes todavía se recuperan del terror de la separación familiar y de las redadas migratorias. Son los hechos de Obama los que hablan más fuerte, porque sus palabras hace mucho tiempo que se las llevó el viento.
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