MADERA, California. Posiblemente la iglesia de católica de San Joaquín, en Madera, California, nunca estuvo tan llena como el pasado sábado 26 de diciembre, cuando centenares de oaxaqueños oriundos de Coatecas Altas se dieron cita a la misa en honor a San Juan, Santo Patrón de su pueblo.
No es la primera vez que inmigrantes mexicanos, especialmente los oaxaqueños, celebran a sus santos patrones en el Valle Central de California. Esta región se ha convertido en el segundo hogar para cientos de miles de familias indígenas, quienes constituyen la nueva fuerza laboral agrícola de la región desde hace casi un cuarto de siglo.
Después de la misa, la celebración tuvo lugar en un salón al norte de esta ciudad, donde unas 700 almas colmaron el lugar, al punto que debió cerrase a entrada y muchos más quedaron afuera.
Bailes tradicionales de Oaxaca a cargo del grupo «Se’e Savi», de Madera. A la izquierda, Juan Santiago, uno de los organizadores del evento del 26 de diciembre en honor a San Juan, Santo Patrón de Coatecas Altas. / Foto: Eduardo Stanley«Vino gente no solo de Madera y Fresno, sino también de Merced, King City (en el Valle de Salinas) y hasta del estado de Oregon», dijo Juan Santiago, uno de los miembros del Comité Popular de Coatecas Altas, organizador del evento. «Muchos quieren que éste sea un evento anual, pero todavía tenemos que discutirlo».
Coatecas Altas queda en la zona de los Valles Centrales de Oaxaca y la lengua más hablada allí es el zapoteco. En Oaxaca hay unos 350.000 zapoteco-hablantes (datos oficiales de 1990).
Los zapotecos se encuentran en tres regiones de Oaxaca: los Valles Centrales, el Istmo y la Sierra.
Debido a la pobreza de las regiones indígenas de México, sus habitantes se ven obligados a buscar mejores oportunidades de vida en otras zonas de México y en Estados Unidos. Solamente en el centro de California, la cifra supera los 100.000 indígenas provenientes de Oaxaca, Guerrero, Puebla y Michoacán. Aquí predominan los Mixtecos; le siguen Zapotecos y Triquis, tres de las 16 etnias reconocidas en Oaxaca.
Coatecas Altas no es una excepción en materia de exportación de mano de obra. Aunque el II Conteo de Población y Vivienda de 2005 dice que el municipio cuenta con 4,882 habitantes, la mayor parte son personas mayores, niños y mujeres. Hombres jóvenes, quedan pocos. Se fueron al norte.
«En los noventa venían hombres solos a trabajar y regresaban al pueblo para las fiestas», explica Santiago, un jóven estudiante que llegó a Madera siendo apenas un adolescente. «Pero a medida que en la frontera empezó a hacerse más difícil [el cruce], los hombres dejaron de ir y después sus familias empezaron a llegar».
Si la fiesta del Santo Patrón de Coatecas Altas es una indicación, es posible que más personas de ese pueblo vivan fuera de él que dentro del mismo. Este «vaciamiento» de pueblos indígenas debido a la migración es común en estados como Oaxaca y Guerrero. Y la tendencia no disminuye.
Imagen de la iglesia San Joaquín, de Madera, antes del inicio de la misa en honor al santo del pueblo Coatecas Altas, Oaxaca. Centenares de personas de ese origen viven en el Valle Central de California.La fiesta duró varias horas, con bandas amenizando el baile al ritmo de chilenas y con la presentación de grupos de bailes folklóricos locales, recreando las danzas oaxaqueñas con sus coloridos vestidos y ritmos tradicionales.
Llamó la atención «la danza de los marmotos», con coloridas esferas sostenidas por palos que algunos bailarines exhiben cuando bailan. Las esferas están construidas con carrizo y papel de china y fueron hechas por miembros de la comunidad local de Coatecas Altas.
Este baile, explica Santiago, es tradicional durante la «calenda» en Oaxaca. La calenda es una mezcla de procesión y baile que parte de la iglesia del pueblo a la sede de la mayordomía, personas encargadas de «cuidar» al santo durante un año.
«Aquí [en Madera] no tenemos un mayordomo que se encargue de nuestro Santo Patrón», explica Santiago. «Pero esta función la asume en los hechos el Comité». Sin dudas, el Santo Patrón de Coatecas Altas en Madera está en buenas manos.