Este jueves 10 de septiembre, la aprobación de un segundo paquete de ayuda a la población estadounidense para socorrerla en este momento de aflicción y emergencia por el coronavirus fracasó. Casi seguramente el tema desaparecerá hasta después de noviembre. ¿Quién pierde? La gente.
Un paquete de ayuda por partido
En mayo, la Cámara de Representantes aprobó un plan de ayuda y recuperación para socorrer a millones de estadounidenses a quienes la pandemia del coronavirus y sus consecuencias económicas trajo a la pobreza y la desesperación.
Se trataba, claro, de un segundo paquete de beneficios, después de que el primero, de 2,2 billones de dólares, se demostró insuficiente.
Aquella partida multimillonaria, además, aprobada en tiempo récord con poco debate y menos supervisión pública, sirvió para enriquecer aún más a quienes están cerca del poder. Entre otras, grandes empresas multinacionales recibieron millones de dólares originalmente destinados a pequeños negocios.
Como es regla, el proyecto aprobado por la Cámara Baja pasó al Senado… y ahí se ha quedado desde entonces. El poderoso líder republicano, Mitch McConnell, uno de los más importantes aliados del presidente Trump, se ha negado a permitir que la moción llegue a debate y votación.
Debate entre republicanos
En cambio, desde aquel momento, los republicanos en el Senado han estado debatiendo entre ellos sobre una versión propia del paquete, sin participar a los demócratas y sin ponerse de acuerdo entre ellos. Algunos de ellos argumentan que la ayuda es innecesaria; otros luchan por proyectos en sus propios estados, o de sus propios allegados.
El Presidente Trump ha justificado en todo momento que las negociaciones excluyan a los demócratas del Senado que son 47 de los 100 miembros.
El martes pasado, con el regreso del Senado de su receso de verano, McConnell anunció que pondría a votación esta misma semana una moción propia para obligar a sus copartidarios a votar a favor… y a los demócratas, en contra.
El apuro no se debe a la gravedad de la situación del coronavirus, que ha sido urgente desde mayo, sino que tiene el propósito de evitar el debate y con ello, que reaparezcan las diferencias entre las diferentes facciones republicanas.
En julio, el líder republicano ya había puesto en el plenario una propuesta de un billón de dólares – la mitad de la ayuda aprobada por la Cámara Baja – que ni siquiera fue sometida a votación.
Píldoras venenosas
La idea de McConnel no es presentar la mejor versión para ayudar a los millones de nuevos necesitados en el país, sino una que haga contraste con la demócrata ante la proximidad de las elecciones. En lenguaje parlamentario, la idea de McConnell es incluir “píldoras venenosas” a sabiendas que los demócratas no pueden aceptarlas.
El plan, claramente, es mostrar a los demócratas como quienes se oponen al plan de ayuda, independientemente de que la propuesta republicana ha cercenado la ayuda real.
Efectivamente, este jueves 10 de septiembre el plenario del Senado votó, casi sin debate y a las apuradas, un plan recortado y flaco de los republicanos, mucho más pequeño que el demócrata, y cuatro meses después de que la versión de la Cámara Baja, la de 3 billones de dólares, fuese aprobada y les esperara. El voto fue de 52 a favor y 47 en contra, pero se necesitaban 60 votos para dar por terminado el debate y avanzar la medida. Junto a todos los demócratas votó en contra el senador republicano de Kentucky Rand Paul.
Ahora, no se cree posible aprobar un paquete de ayuda hasta después de las elecciones. Y los republicanos no consideran la votación una derrota. Por el contrario. Primero, no aprobar ningún paquete de ayuda corresponde a su posición original. Segundo, son capaces de echar la culpa a los demócratas por supuestamente obstruir la ayuda.
Ideas disparatadas
Entre las ideas originales hay una introducida por el propio Trump, de financiar un nuevo edificio de la FBI en la capital, frente a un hotel de su propiedad, a un costo de casi $2,000 millones. Otra, por casi $1,000 millones, cubriría fondos del Pentágono utilizados por Trump para construir su muro fronterizo.
Ante la gravedad de la situación, los líderes de la oposición han pedido un plan bipartidario que incluya una continuación del pago de $600 por semana para quienes perdieron sus empleos y que venció en mayo. El plan republicano solo ofrece $300. Además, contiene más dinero para empresas en dificultades, y fondos para protegerlas de demandas judiciales relacionadas con el COVID-19.
Los partidos deben ponerse de acuerdo en un plan máximo y no mínimo. Millones de estadounidenses están al borde de la desesperación. Lo que merecen es un gobierno funcional que toma en cuenta sus necesidades mientras dure la crisis del coronavirus.
El paquete de ayuda por el coronavirus debe incluir además ayuda a escuelas, a gobiernos locales y regionales y al servicio de Correos para que pueda procesar la avalancha de votos por correo que ya han comenzado a enviarse para las elecciones presidenciales.
Las próximas batallas
En el horizonte se acerca del debate y la votación para financiar las acciones del gobierno, una vez que el actual presupuesto venza a fines de mes.
Más allá del paquete de ayuda por el coronavirus, este es un momento crítico para la nación, los partidos deben dialogar y llegar a un consenso, como lo han hecho durante más de dos siglos.