Silencio ha dicho la paloma
Pero mis párpados no mueren
Se vuelven vigilantes
Hacia los cuernos de la noche
Fálicos fantasmas con caras de cordero
Adivinando un zarpazo a la savia de los Polvos
Que pastan inocentes
Olvidados del tercer ojo
Hipnotizados con el fuego de los sueños Siempre-Serán
Frutos aromáticos
Míticos como el Árbol de la Vida
Y se esconden mis pasos en el cielo
El abismo no sólo es infinito sino también una caldera
El horno que tritura a los meñiques de alegría
Los tira al mundo
Ya tan ajados y enclenques que la Muerte
Señora de los felices
Ha querido olvidar.
Así son
Así van
Jorobados y con pilas
Dueños del maná divino
Todavía con palomas soñadoras arrebatándoles hoy un color al arco iris
Otro mañana
Tratando de rozar la caricia cenicienta de la vida.
Quedan mutilados y todavía sienten que cae un suave aliento de perspectivas infinitas.
Vuelan en cada sueño hacia un tiempo mágico
Y de él se aferran con los excelsos garfios de la esperanza.
Entonces
Sólo entonces
Se percata la Muerte
Señora de los felices
De su solemne derrota.