Durante 18 meses, Donald Trump prometió aclarar su posición sobre el tema del derecho de la mujer al aborto. “La semana que viene” era su respuesta cada vez que los reporteros inquirían por su opinión.
En junio de 2022, la Suprema Corte, en virtud de los tres nombramientos de jueces ultraconservadores por él mismo, ignoró 50 años de precedentes y anuló en su decisión Dobbs vs Jackson el fallo Roe vs. Wade que definía el aborto como parte del derecho de la mujer a la privacidad.
La postura del tribunal supremo contradice lo que piensa la mayoría absoluta del público estadounidense, según numerosas encuestas. Y el fallo causó un incremento en el voto de protesta contra los republicanos.
Los demócratas han adoptado el tema como uno de los principales en la campaña electoral que culminará el 3 de noviembre.
Se podía comprender la hesitación del ex presidente y candidato al puesto por tercera vez. Por una parte está comprometido con el sector más extremista de los conservadores. De su entusiasmo y protección depende su supervivencia política. Por la otra, no hay nada más importante para él que su reelección.
Millones de personas esperaban la declaración prometida de Trump. Y este lunes llegó. Fue un patético esfuerzo de quedar bien con todos. De jactarse por la derrota de Roe vs. Wade y de quitarse de encima la responsabilidad, adjudicándola a los estados.
En el video del anuncio abundan las mentiras, barbaridades y exageraciones, como que los demócratas quieren “ejecutar a los bebés aún después de nacidos” en el noveno mes.
El resultado fue que tanto los que empujan por una prohibición nacional al aborto como quienes quieren restaurar el derecho criticaron la declaración de Trump. Un consenso muy poco frecuente en estos días. Trump tuvo que contener la avalancha de críticas – ¡a su derecha! – calificándolas como provenientes de quienes quieren que los republicanos pierdan cada elección futur.
Su ex vicepresidente Mike Pence dijo que fue “una bofetada a los millones de estadounidenses pro-vida que votaron por él en 2016 y 2020″. El grupo pro derecho al aborto Emily List lo criticó porque «respaldó todas las prohibiciones (al aborto) que se han introducido en todo el país». Otro grupo, el antiaborto Susan B. Anthony Pro-Life dijo estar «profundamente decepcionado» por la negativa de Trump a respaldar una prohibición federal del aborto. Su presidenta fue blanco personal del ataque del expresidente al día siguiente, al igual que el senador republicano por Carolina del Sur Llindsey Graham, uno de los más incondicionales aliados de Trump, quien enfatizó su preferencia por una prohibición nacional del aborto después de la semana 15.
En la práctica, la declaración de Trump habilita a los más extremistas, para quienes un feto es una persona viva y el aborto en cualquier etapa es un asesinato. Es una continuación de la absurda explicación del juez Samuel Alito de que el tema del aborto la juridisprudencia está sentada. Y reivindica a los gobiernos republicanos de estados como Florida, en donde está por ponerse en efecto una ley que prohibirá el procedimiento después de la sexta semana, es decir, antes de que la mayoría de las mujeres sepan que están embarazadas.
Con su declaración, nuevamente demostró ser un político más, con muy pocos principios más allá de su propio beneficio y que sigue creándose una realidad aparte y absurda, según la cual él de ser electo negociará algo con lo que todos estarán contentos.
Y recordemos que antes de lanzar su campaña presidencial en 2015, Trump apoyaba el derecho al aborto. El único motivo por el que cambió su posición fue para granjearse el apoyo de los sectores conservadores en el partido Republicano.
El derecho al aborto es una cuestión demasiado seria como para dejarlo en manos de cada legislatura y gubernatura estatales. Eso es una receta segura para dividir aún más al país, de la misma manera que el tema de la esclavitud dividió a los estados y precipitó la guerra civil.
El derecho de la mujer a su propio cuerpo es fundamental y no puede depender del estado en donde ella viva.
Y en última instancia, las próximas elecciones presidenciales serán en parte un referendo sobre el tema.