Para el hombre bueno
de espíritu libre
los mineros labran
la libertad.
Entre las cordilleras escalares,
entre las estancias despiertas,
entre el llanto de las
ovejas huérfanas;
esta mañana,
desde Cerro de Pasco,
les canto a mis hermanos mineros
de Copiapó.
Mi canto desciende
hasta ustedes;
desde las minas oscuras
a levantar el alma valiente,
el espíritu deslumbrante,
la voz libertaria
que sembraron la esperanza
bajo setecientos metros
y durmieron con un ojo abierto
esperando el cielo azul
y con el otro ojo mirando para abajo,
los socavones infinitos.
Mineros de Copiapó
Por todo esto
mi canto es una esperanza
que despierta todavía
la libertad para el hombre.
Una estrella que brilla, todavía.
Una semilla que germina, todavía.
Y, son ustedes
para todos nosotros:
una mañana con sus girasoles
una geografía con sus ríos,
una riqueza con sus minerales,
una tarde con sus neblinas blancas
y con su corazón abierto.
Mientras,
mi corazón late o no late
más allá de las distancias y el infinito,
hermanos mineros, te seguiré cantando,
entre las semillas diseminadas.