La poesía es siempre peligrosa
La poesía es siempre peligrosa
es un acto subversivo
que altera la lengua
las formas
la cotidianidad
la norma
El poema es una ruptura
una espada que te apunta incesante
es una declaración de duda
un desposeimiento
una contradicción que no encuentra su reverso
Es decírtelo a ti mientras paso la hoja
de un libro de cualquier libro
El poema es lo que no se dice
lo que queda entre la palabra
y el espacio de los cuerpos
Es el acto postrero
lo que queda después de los saludos y las despedidas
el aire contaminado de la noche
el bosque no visitado
la marca de la mano sobre el asfalto
la ansiedad que no cesa
la ventana entreabierta
por donde se cuela el frío y es el frío
la verificación del día
que se refleja en tus ojos
y en tu manera de extender las manos
El poema es lo que nos queda
después del inventario de las estaciones
es la estación misma
Voces
En el pasillo largo y oscuro del coffeeshop
Las voces conversan con otras voces
Mientras consumen la tarde
En el aire la voz de Lorde se suma a estas voces
Y entre todas producen una estridencia
Que recuerda el descarrilamiento de un tren
En un túnel alejado del mundo
Land Scape
A veces parece que te tengo por completo
Entonces desapareces y las manos
Que se extienden en la noche
Terminan suspendidas con un señalamiento
Una dirección nunca encontrada
Tu presencia es una imaginación y un trasnocho
Palpo un camino recorrido
Y al volver a nuestro café acostumbrado
Lo que existe es el humo
Que se confunde entre los rostros ajenos
—La lluvia repite una canción como un eco
Se supone
Se supone que fue el más tórrido de los veranos
Con las temperaturas alcanzando más de 106 grados Fahrenheit
En el desierto y aquí en el centro de esta arboleda
Donde habito rodeado de ardillas perros mapaches
Gatos zarigüeyas pájaros carpinteros ahuecando la palmera
Se supone que el ardor no era solo por este fuego
Sino por todo el ardor acumulado en esta vastedad
De las manos ausentes de las bocas cerradas
De los besos de agua que intentan saciar el rayo
Eran casi las cinco de la tarde (o más tarde)
Eran casi las cinco de la tarde
En realidad faltaban 32 minutos
Lo cual equivale a decir
que no eran casi las cinco
sino que faltaba aún más de media hora
(la hora en que escribo este poema)
Serviría para tal fin asegurar
que eran ya bastante pasadas
las cuatro de la tarde
Pero el tiempo es siempre una trampa
Mientras lo cuentas
ya deja de ser el tiempo que relatas
De modo que siempre es
un tiempo más tarde del que cuentas
mientras que lo que narras
es una acción congelada en el pasado
que se hace un presente frágil
—incómodamente frágil— volátil
en el acto espacial del habla y la lectura
Eran pues ya casi las cinco de la tarde
Porque después de pasar
la media hora de la hora previa
cuyo acto describe el adverbio después
(empleado mientras escribo este poema)
Ya puede utilizarse de modo
algo más seguro que el adverbio casi
De todos modos de cualquier manera
ni después ni casi nos darán
la medida exacta de lo que esa hora trágica
significó para Lorca ni mucho menos
para el difunto que llevaban para entonces
en un ataúd con ruedas
en esas hipotéticas y desde luego no precisas
cinco de la tarde ya que debió ser
en esos momentos una fracción de tiempo
más tarde que las cinco en punto de la tarde
Profesor de Pasadena City College que ejerció la docencia en otras instituciones como la Universidad de California Riverside y Biola University. Entre sus publicaciones se destacan Árbol Temprano. Poemas selectos (Page Nine, 2012), Exilio en Babilonia y otros cuentos (Page Nine, 2005) e Historia de un rechazo (Alternative Publishers, 2001). También es co-autor de A History of Colombian Literature (Cambridge University Press, 2017) y The Reptant Eagle: Essays on Carlos Fuentes and the Art of the Novel (Cambridge Scholars Publishing, 2015). Es aficionado del arte, cine, ajedrez, tenis, viajar, el medio ambiente y camping.