Recientemente, Cuentame publicó este vídeo en el que yo trato de explicar quién es el sheriff Joe Arpaio y qué importancia tiene para los latinos en Estados Unidos.
La entrevista se publicó en la víspera de un evento nacional contra Arpaio y en favor de una reforma migratoria integral. Esto fue antes de que, emulando al sheriff Arpaio, Arizona promulgara una ley antiinmigrante, xenófoba y racista. Y antes de que Arpaio hiciese saber su ambición de coronarse, eh, elegirse gobernador de Arizona.
Según los organizadores, participaron 20,000 personas en aquella marcha de enero en Phoenix, Arizona, cabecera del condado Maricopa del que Arpaio es dueño y señor (y que es el quinto más grande del país). La marcha terminó en una cárcel del condado. Según la policía, el número fue la mitad. Siempre buscando la iniciativa, Arpaio hizo que desde la cárcel se activaron altavoces de alta potencia para que no se escuchara a los manifestantes.
En varias ciudades del país, entre ellas Los Angeles, se llevaron entonces a cabo reducidas protestas simultáneas. Un grupo de activistas viajó de LA a Phoenix — vía San Bernardino, en donde también hubo un acto — para participar en el mitín.
Arpaio, un sheriff con un departamento de Relaciones Públicas que codiciaría un Senador federal, reaccionó luego oficialmente diciendo una verdad y una mentira. La verdad, que la política migratoria no decide él sino el Congreso. La mentira fue que «I am not the guy».
Oh yes, you are.
Joe Arpaio se considera “el sheriff más duro del Oeste”. Ha sido desde 1996 el enemigo número uno de los indocumentados, con el apoyo de la mayoría de sus votantes que lo reeligieron en 2000, 2004 y 2008.
El año pasado la nueva administración Obama lo despojó de su autoridad de arrestar a indocumentados por violación de leyes federales. Pero él lo ignoró y siguió haciendo redadas migratorias o mejor dicho, razzias, en barrios latinos y centros de trabajo en nombre de leyes estatales que hacen a los indocumentados cómplices -porque le pagaron- de su «coyote».
Desde hace diez meses el Departamento de Justicia (DOJ) está investigando las acciones de Arpaio para decidir si son o no legales y si entabla contra él una demanda judicial. ¡Diez meses!
El condado Maricopa ha tenido que pagar más de 30 millones de dólares por veredictos judiciales que encontraron a Arpaio culpable de violar derechos civiles de detenidos. Además, paga cinco millones de dólares anuales en seguro contra demandas judiciales, cinco veces más que hace diez años.
Están en distinta etapa de litigación más de mil quejas contra él interpuestas por detenidos, 50 veces más que en Los Angeles, Chicago y Nueva York juntos.
Hasta aquí sobre Arpaio. Es, aunque dice no apoyarlos, la punta de lanza de los nativistas y xenófobos.
Lo que más indigna es su evidente impunidad.
En noviembre pasado una campaña lanzada por Presente.org que luego se expandió llevó al alejamiento del presentador Lou Dobbs, otro obsesionado con odio a los inmigrantes, de la cadena noticiosa CNN.
¿Se podrá emular el éxito de la campaña contra Dobbs?
Hay muchas diferencias entre ambos, comenzando porque Dobbs era empleado de una empresa privada, CNN, cuyos ingresos en publicidad dependen del número de televidentes y de la imagen de la cadena. La campaña inició simultáneamente con el lanzamiento de “Latino in America”, una serie muy esperada de CNN con la que la cadena esperaba granjearse el apoyo de un creciente e importante segmento de los televidentes.
Lou Dobbs le estaba costando demasiado a CNN. Su presidente Jon Klein tomó una seria decisión empresarial.
En cambio Joe Arpaio es un funcionario electo.
¿Qué se necesita para detener a Arpaio?
Puede ser destituido si los ciudadanos del condado inician una recolección de firmas para así imponer un voto especial de destitución. Hace un par de años trataron de hacer eso, pero la iniciativa no prosperó. No se lograron suficientes firmas. Y aunque se hubieran logrado, encuestas de opinión decían que el 65% de los votantes se hubiesen opuesto a la medida[1]. La opción quedó descartada.
Otra vía es la denuncia por la prensa. Pero desde hace una década que medios como el New York Times o el Wall Street Journal, han informado sobre Arpaio, sin que se genere una protesta popular o institucional.
En Arizona, Arpaio ha hostilizado a los periodistas que se atrevieron a criticarlo, llegando a arrestar a dos editores del diario Phoenix New Times. Aunque sus acciones fueron luego anuladas, logró el efecto de la intimidación.
No en mejor situación está el poder judicial del estado de Arizona. Arpaio ha presentado querellas criminales contra al menos un juez, Gary Donahoe, quien encabeza el tribunal criminal del condado.
La hostilidad de Arpaio contra el juez estalló después de que éste hiciera arrestar a un agente del sheriff que en plena sesión de la corte arrancó páginas del cuaderno de un abogado defensor, para fotocopiarlas.
Con su aliado, el procurador del condado Andrew Thomas, el mes pasado presentó demandas criminales federales contra administradores de condado, abogados y más jueces.
Otra vía ya abierta es el avance de la investigación federal que inició en marzo por supuesta discriminación y arrestos y pesquisas ilegales. Los casos no se limitan a indocumentados sino a que llegan a funcionarios del condado en cuyas casas aparecieron tropas del sheriff a medianoche para investigarlos sobre cuestiones sobre las que se hallaban en desacuerdo con Arpaio.
El 8 de enero, una semana antes de la marcha, el condado de Maricopa anunció que su gerente general David Smith y su lugarteniente Sandi Wilson recibieron citaciones para comparecer ante un gran jurado federal que investiga a Arpaio. Este organismo puede recumendar medidas legales contra Arpaio.
En suma, Arpaio ha formado una fuerza de choque de corte político amparada por el uniforme que no responde a la autoridad establecida ni al poder judicial, ni, ahora, al gobierno federal.
Joe Arpaio es lo más cercano que ha tenido Estados Unidos a otro Joe, el senador McCarthy.
Arpaio insiste en intimidar a sus críticos, incluso cuando formen parte del gobierno. Insistentemente apela e incita una opinión pública anti inmigrante.
Para un estado de derecho, hay un inherente peligro en permitirle continuar en el poder. Su contradicción con el gobierno federal ya no puede ser ignorada.
Pero una confrontación frontal con Arpaio, mediante la presentación de cargos criminales, llevará mucho tiempo y más polarización, politización y quizás al surgimiento de más Arpaios en todo el país.
Una vía posible es entonces la popular, la multiplicación de marcha de la semana pasada y su extensión a todo el país. Es posible: lo demostraron las manifestaciones de marzo de 2006 por una reforma migratoria, motivadas por un proyecto de ley anti inmigrante al que así derrotaron. Con 750,000 en Los Angeles el 25 de marzo, fueron las más nutridas protestas en la historia del país, pero iniciaron de grupos de activistas locales, como la Coalición 25 de Marzo.
Es factible entonces convertir el caso Arpaio en cabeza de lanza del debate migratorio. Hacer que la causa sea noticia respetada por los principales medios de comunicación. Hacer que seguir ignorando a Arpaio y sus excesos se convierta en mucho más caro que alejarlo del poder.
[1] No existen suficientes votantes latinos en Maricopa como para balancear el apoyo total que Arpaio tiene en comunidades como Sun City y Sun City Web, de blancos mayores de edad.