La pandemia ha limitado las oportunidades educativas de millones de niños. Muchos nunca pudieron adaptarse al sistema de clases virtuales, otros se atrasaron en su aprendizaje y algunos hasta dejaron de asistir a clases.
Para explorar soluciones a estos desafíos que confrontan las escuelas, Ethnic Media Services organizó una conferencia de prensa en la que se invitó al Dr. Louis Freedberg, un destacado periodista y ex director ejecutivo de EdSource; a la Dra. Hayin Kimner, directora del Community Schools Learning Exchange; y a la Dra. Allison Socol, subdirectora de P12 Policy, Ed Trust.
El Dr. Louis Freedberg recordó que durante la pandemia muchos estados recibieron una considerable infusión de fondos destinados a las instituciones educativas. El objetivo de las autoridades era canalizar gran parte de este dinero a programas que ayudaran a los estudiantes a superar las limitaciones impuestas por el virus.
De pronto, desde todos los rincones del espectro político, se hablaba no solo del curriculum académico, sino que también de asegurar la salud y estabilidad emocional y social de los estudiantes. Ya no era cuestión de que las escuelas se preocuparan solo del rendimiento académico en inglés y matemáticas sino que también de la salud mental de los jóvenes.
La pregunta que surgió y que continúa siendo válida es ¿cómo lograr esto? Especialmente ahora que, con los contagios y las hospitalizaciones en claro descenso, muchas escuelas han comenzado a retornar a clases presenciales.
Sin embargo, el ausentismo es considerable. Un análisis de récords realizado por el LA Times, publicado el 3 de abril, sugiere que en el actual año académico más de 200,000 estudiantes del Distrito Escolar de Los Ángeles tienen un nivel de absentismo crónico, o sea que han faltado a 9% del año escolar.
Para el Dr. Freedberg, lo fundamental es organizar programas que atraigan el interés de los estudiantes.
“La clave ahora es centrarse en lo que se puede hacer para involucrar a los estudiantes ahora que han regresado a la escuela: hay algo llamado aprendizaje basado en proyectos”, propone el Dr. Freedberg. “Es un enfoque en el que los estudiantes exploran problemas del mundo real en proyectos individuales y grupales”.
Linked Learning, por ejemplo, es un programa que prepara a los estudiantes no solo académicamente sino que también los ayuda a desarrollar habilidades que los prepara para el mundo laboral y profesional.
Pero para el Dr. Freedberg eso no es suficiente sino que hay que ir más lejos y revisar el curriculum para que se vuelva a incluir clases de música y arte que, en tiempos de recortes presupuestarios, fueron eliminadas.
“Tenemos que traer otros programas de arte y música a las escuelas. Esto solía ser una parte clave del plan de estudios de la escuela y, lamentablemente, ha sido eviscerado en todo el país”, dice el Dr. Freeberg. “En California, hay un gran impulso en este momento para incluir una iniciativa en la boleta electoral este noviembre para invertir un millón de dólares más en programas de arte y educación en las escuelas”.
La Dra. Allison Socol, la segunda participante del panel en exponer, hizo énfasis en la importancia de definir la realidad de muchos estudiantes que no asisten a clase o que se han atrasado en sus estudios, como una situación de “aprendizaje inconcluso”.
Este término implicaría que el proceso de aprendizaje no ha concluido, sino que, por el contrario, solo está interrumpido. Al estar inconcluso, puede retomar la continuidad una vez que se resuelvan los obstáculos que impiden su desarrollo: Por ejemplo, si se provee el apoyo y los recursos necesarios para que el estudiante tenga una experiencia académica satisfactoria.
Este análisis semántico también implica desplazar la responsabilidad de la situación que tradicionalmente se centra en acusar al estudiante y, en vez, enfocarse en las autoridades escolares y otros funcionarios que serían quienes tienen que asegurar que la interrupción del proceso de aprendizaje sea corregida.
La Dra. Socol sugiere estrategias específicas que ayudarían al estudiante en su preparación académica y social.
“Las estrategias que más efectivas para lidiar con el aprendizaje inconcluso de los estudiantes se encuadran en tres grupos”, explicó la Dra. Socol. “El primer grupo es la tutoría intensiva dirigida, que a veces se denomina tutoría de alta dosis. El segundo es ampliar los tiempos de aprendizaje. Y el tercero es la importancia de las relaciones sólidas”.
Si bien muchas de estas propuestas y programas involucran un aumento de los presupuestos escolares, la Dra. Socol recordó que el gobierno federal aprobó $190 mil millones para asistir a las escuelas como parte del Plan de Rescate Americano (ARPA, por sus siglas en inglés).
Por su parte, la Dra. Hayin Kimner hizo hincapié en la importancia de transformar a nuestras instituciones educativas en escuelas comunitarias.
“Las Escuelas Comunitarias no se refieren a un programa o a una estrategia de financiación”, explicó la Dra. Kimner. “Cuando hablamos de comunidades, nos referimos a una estrategia de mejora de toda la escuela en la que los distritos y las escuelas trabajan junto con su comunidad, maestros, estudiantes, familias, personal y se asocian con agencias comunitarias y gobiernos locales para alinear sus recursos y mejorar los resultados de los estudiantes.”
De acuerdo a la doctora, las escuelas que durante la pandemia tenían una relación estrecha con instituciones de su comunidad fueron las que mejor pudieron responder a la crisis sanitaria.
“Todas las escuelas pueden ser escuelas comunitarias”, dijo la Dra. Kimner. “Se trata de reformular y presentar la importancia central de los estudiantes y las relaciones como parte de la realización de estos programas y estrategias de trabajo”.
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