En los dos años que coincidieron en el gobierno el presidente López Obrador y el presidente Trump, tuvieron muchas semejanzas, la más evidentes la manera de gobernar y de comunicarse.
La forma de gestionar el poder y de construir el discurso de los gobernantes populistas, que se dicen de izquierda o de derecha, tiene muchos rasgos en común.
Entre ellos está que promueven la polarización, descalifican a los que no están de acuerdo con ellos, insultan a los periodistas y medios que no los alaban y descalifican a las instituciones del Estado y la sociedad civil.
En estos dos años esos cuatro puntos, hay más, han dado forma al gobierno y estructurado la narrativa del discurso de ambos presidentes.
Se pude afirmar, está ahí la evidencia, que han sido idénticas con una gran diferencia, en un caso tienen repercusiones a nivel internacional y en el otro solo a nivel local.
Trump, al no reconocer su derrota llevó al extremo su populismo al desconocer a las instituciones democráticas y radicalizar la polarización de la sociedad.
Los populistas, que se dicen de izquierda y de derecha, ante el fracaso reaccionan de la misma manera y nunca lo reconocen. Trump no es la excepción.
Al perder la elección, en su intento de reelegirse, en Estados Unidos se pone fin a un gobierno y a un discurso populista con claros rasgos fascistas.
Hay un alto nivel de posibilidad que el proceso que ahora el Congreso sigue a Trump termine por imposibilitar que en el futuro pueda competir por un cargo de elección popular.
Estados Unidos se libra de un gobierno y un discurso populista, pero ese estilo, el propio de Trump, el común a los populistas, permanece en México.
López Obrador va a continuar con su manera de hacer política y de construir la narrativa propia de los populistas. No tiene nada de original. El esquema lo sigue al pie de la letra.
En estos pasados dos años no hubo un contraste entre la manera de gobernar y comunicarse de López Obrador y Trump. Fue muy semejante. Uno al otro se elogiaba.
La llegada de Joe Biden al gobierno de Estados Unidos deja en claro, desde el primer día, que su manera de gobernar y comunicarse es radicalmente distinta a la de su antecesor.
Ahora todos los días será muy evidente que la manera de gobernar y de comunicarse de Biden será muy diferente a la del populista López Obrador. El contraste será enorme.
Publicado originalmente en ContraPunto, aquí.