Bajar las alas
Para luego levantarlas
Contra el viento agónico
Del tiempo
Levantarlas como un ave
Desesperada por volar
Por huir escapar remontarse
Y dejarse caer de nuevo
En solitario
Porque todos los vuelos
Son solitarios
Aunque se hagan en bandadas
El aire arriba es denso
Contaminado
Una lámpara desconectada
De su fuente
Arriba el aire no es puro
Es vacío
Un arco que se dobla
Y desdobla
Rebotando sobre sí mismo:
Es el invierno antes del invierno
Será de sí
Nada te parecerá más triste
Que ver a un pájaro morir
delante de tus ojos
Una canción que no alcanza
a conocer el aire
Unas plumas sacudidas
por el viento
Una quietud sin nombre
que paraliza
el sonido de los ríos
y nos deja
como si el mundo
no acabara de nacer
Tu amor está camuflado entre verbos e interfijos
Podría ser una bala herida
O la tarde más desapasionada de abril
O esta soledad con nombre propio
Pero en cambio de eso me quedo
A la espera de un cambio de dirección
Como si todo mi tiempo fuera un presente progresivo
Que es el único tiempo con que cuento
Es casi la noche y me quedo en la calle
Observando la luz que se muere
Entre las nubes y los edificios
De esta ciudad que sigue
Acostumbrada a tu presencia
Objetos/Sujetos
Ahora cuento la lectura de los libros
Por porcentajes no por páginas
Así llevo un 75 por ciento
De Leaves of Grass
Y un 32 por ciento de Los cantos de Pound
Ya no paso páginas cuando paso la hoja
Sino deslizo mi dedo sobre la pantalla
Al siguiente screen
Ya no importa el tamaño de las letras
Porque puedo escoger
Desde la letra diminuta
Para apreciar la métrica del poema
Y puedo hacerla tan larga
Como un titular de The Daily Beast
Ya no tengo que cargar con tres volúmenes
Cuando viajo a otras tierras
Porque en un simple aparato llevo
Cientos de libros que pesan todos
Lo que pesa una manzana
No tengo que usar marcadores
Ni doblar la punta de la página
Cuando me falta un marcador
Cada vez que abro mi kindle
Estoy en el lugar exacto
Donde van mis lecturas
Pero claro estás esperando
Mi defensa del libro físico
Del olor de la tinta
De palpar el objeto
con una complicidad sensual
de hacer marcas en los bordes
de volver a su cubierta
y apreciar sus virtudes su decadencia
su forma ajada y manchada de café
el contacto los dedos
que lo demarcan
Y los pongo frente a frente
A punto de cometer una herejía
Con la historia con los incunables
Con las novedades con el bestseller
Con los libros que amas
Con la Vigilia de la luz
Con tu primer libro de poemas ilustrado
Con tu Historia sagrada
Y todas las demás historias sagradas
Y las profanas y las vanas
Y te vuelves ortodoxo y conservador
Y la nostalgia te ataca los poros
Y estás a punto de tirar tu kindle
Al basurero de metal con rejas
Pero dentro está el Quijote integral
Y sin censuras y está la Biblia
En la Standard Version de Oxford
Y sus historias tremendas de violaciones
Inundaciones y la confusión de las lenguas
Y lo sagrado con sus ritos
Y sus sombras e imágenes
Y lo sagrado sin ritos
Y está Dickinson y Artaud
Rimbaud y Verlaine
The Wasted Land y cummings
Gelman y Lihn y Horacio y Ronsard
Y los que nunca estarán en el canon
Y sientes que la herejía tiene dos caras
Y decides poner por ahora los dos objetos/sujetos
Sobre el escritorio mientras
Vas a cenar con tus amigos en La luna negra
Fotos de Valentin González-Bohórquez tomadas durante su recorrido por el Camino Primitivo de
Santiago, España, conocido también hoy como la Ruta de los Derechos Humanos y contra la
violencia.
Sobre las fotografías que acompañan estos poemas, explica el autor:
«Hace menos de dos años mi esposa Marcela y yo hicimos el Camino Primitivo de Santiago, desde Oviedo, capital del Principado de Asturias en el norte de España, hasta Santiago de Compostela, capital de Galicia. Un peregrinaje de más de 300 kilómetros, que inició el rey de Astur Alfonso II el Casto en el siglo IX. Hoy día el más antiguo y activo de Europa. Aunque por siglos ha tenido un carácter religioso católico en la actualidad para muchos de los caminantes, como en nuestro caso, representa una experiencia de senderismo, un tiempo de contacto con la naturaleza, que es una experiencia espiritual en sí misma, y una celebración de la Ruta de los Derechos Humanos, como se le ha denominado en fechas recientes.
Las fotos incluídas aquí son un brevísimo testimonio visual de la belleza del Camino, mantenido en el tiempo como la esperanza, siempre evasiva, de un mundo sin violencia y de respeto a nuestra mutua condición humana.