Esta semana se verá el primer debate de los aspirantes a la nominación presidencial republicana 2024 en Milwaukee, Wisconsin. El hasta ahora favorito de la base republicana, Donald Trump, no participará, pero es el quien dictará el tono porque controla al Partido Republicano y a sus rivales como un ventrílocuo a sus marionetas.
La maquiavélica agenda republicana
Es más, en inmigración Trump se les adelantó al darse a conocer en un artículo de Axios, su plan migratorio, si fuera reelecto, que no es otra cosa que una maquiavélica colección de sus políticas más nefastas, agregando otras todavía peores.
Entre ellas, está revivir y ampliar a más países la “prohibición musulmana” que el presidente Joe Biden revocó al asumir su cargo en 2021, ampliar el ilegítimo muro flotante de boyas del gobernador de Texas, Greg Abbott, por todo el Río Grande, y completar el suyo, que resultó todo un fiasco. Quiere además negar la ciudadanía automática a hijos nacidos en Estados Unidos de padres indocumentados. Además, utilizar la Guardia Nacional y la Armada para conducir un bloqueo naval en aguas de Estados Unidos y cercanas a América Latina para frenar a los narcotraficantes. Quiere declarar a los cárteles de la droga “enemigos combatientes” permitiendo así el uso de fuerza militar contra ellos en territorio nacional de México. Y quiere intensificar la “detección ideológica” para impedir el ingreso al país de quienes sean considerados “comunistas» o “marxistas”. No queda claro si eso aplicaría a los comunistas chinos con los que tanto Trump como sus hijos tienen estrechas relaciones empresariales.
A nadie sorprende que con la mira puesta en un segundo período en la Casa Blanca, Trump aspire a superar sus propias barbaridades en materia migratoria. Lo terrible es que estas mismas ideas o algunas similares son acogidas por las otras figuras republicanas que pretenden competir con Trump por la nominación y por el título del candidato más antiinmigrante, como es el caso del gobernador de Florida, Ron DeSantis, quien promulgó la ley migratoria más restrictiva del país en años recientes, la SB 1718, que está afectando negativamente la economía de su estado en diversos rubros.
Trump orquesta la comparsa republicana
En otras palabras, si Trump es el Rey Momo del decadente carnaval republicano, el resto de los aspirantes son su comparsa.
Esos otros precandidatos republicanos tienen sus propias propuestas antiinmigrantes y obviamente no condenan a Trump ni a sus planes porque en el fondo las comparten o porque temen encolerizar a la base republicana más recalcitrante que sigue favoreciendo a Trump. Aunque enfrente 91 cargos criminales que emanan de cuatro casos en su contra, dos federales y dos estatales.
O sea, aunque Trump no se presente en el debate este miércoles, como buen ventrílocuo controlará lo que digan sus rivales, sobre todo en materia migratoria. Y aunque los otros precandidatos ni siquiera mencionaran el tema migratorio, lo cual es difícil que suceda, ya sabemos lo que piensan y lo que proponen pues se trata de una lucha por demostrar quién es el terror de los inmigrantes.
Los tentáculos de Trump
Han envenenado el discurso político con mentiras como la de la “invasión” de migrantes y de fronteras “abiertas”, con retórica incendiaria y con lenguaje antes reservado para grupos supremacistas marginales. Lo perturbador es que esa conducta extremista se ha normalizado.
Y quienes pensaron que la derrota de Trump en 2020 supondría su fin político deben poner el oído en tierra porque en el umbral del 2024 estamos ante la posibilidad de que esta figura pueda ganar la nominación republicana. Muchos predicen que no será el caso pues el partido quiere un candidato que apele a otros votantes y no únicamente a la base MAGA para poder ganar la elección general ante Biden.
Pero no hay que olvidar lo acontecido en 2016 cuando Trump le arrebató la presidencia a una probada política como Hillary Clinton. Tampoco hay que subestimar el alcance de sus tentáculos ni el control que ejerce sobre los electores.
Para muestra basta un botón
Escribo desde Puerto Rico y una vecina estadounidense con décadas residiendo en la Isla y con quien comparto el profundo amor por los animales, me dejó sin palabras al confirmarme su apoyo a Trump. Quien yo consideraba una persona razonable me recitó como un papagayo las mismas mentiras de Trump en diversos temas, incluyendo la de la «invasión» de migrantes por la frontera con México. Aunque en Puerto Rico los partidos Demócrata y Republicano celebran primarias, quienes residen en la Isla no pueden votar en elecciones presidenciales. Pero mi vecina me aseguró que aunque no puede votar en elecciones generales desde Puerto Rico, está movilizando a amigos y familiares en favor de Trump en Estados Unidos “porque un corrupto como Biden no puede ser reelecto”, dijo.
Otra evidencia más de que tanto el Partido Republicano como la base MAGA son las marionetas del ventrílocuo Trump.