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Desafíos para la atención médica de migrantes

The Scripps Mercy Hospital, in Chula Vista, California. Foto: Adriana Heldiz

Los refugios de emergencia a lo largo de la frontera sur, especialmente en el área de San Diego, enfrentan toda una serie de desafíos ante el arribo de un considerable aumento en el número de migrantes de todas partes del mundo que, entre otras necesidades urgentes, requieren atención médica.

Muchos de estos migrantes que, en su mayoría han arribado al país solicitando asilo, terminan en salas de emergencia de los hospitales. Y dado su número, están causando serias preocupaciones entre los profesionales de la salud.

Durante la última semana de septiembre, el Scripps Mercy Hospital, en Chula Vista, reportó que doce solicitantes de asilo requirieron atención médica. De manera similar, el Sharp Chula Vista Medical Center atendió a veintiún migrantes.

Cabe destacar que los casos a menudo involucran una carga innecesaria para los trabajadores de la salud. Esto se debe a casos en los que traen al hospital a un grupo de 11 migrantes, cuando en realidad solo dos necesitan atención médica. Un ejemplo que subraya la necesidad de un enfoque más eficiente en lo que hace a organizar la provisión de atención médica a la población migrante y que tenga en cuenta las características sociodemográficas de esta población.

Después de brindar atención médica, los hospitales se encuentran en la complicada posición de tener que coordinar el transporte y el acceso a servicios comunitarios para los migrantes. Una situación que distrae al personal hospitalario de sus responsabilidades médicas y desvía recursos de sus funciones principales.

Como muchos han sugerido, este desafío relacionado con lo que el migrante confronta cuando sale del establecimiento médico, plantea la necesidad de una responsabilidad social más amplia y la necesidad de una respuesta más coordinada de diversos actores, incluyendo organismos gubernamentales y organizaciones sin fines de lucro.

Un problema nacional

Los desafíos que se confrontan en la región de San Diego no son muy diferentes a lo que ocurre en otros centros urbanos del país. El sistema de atención médica fragmentado ha empujado a decenas de miles de migrantes a buscar otras opciones. Y complicando aún más la situación, la falta de un sistema nacional integrado dificulta un seguimiento. Esta fragmentación destaca la necesidad de un enfoque más unificado y estandarizado de la atención médica de quienes solicitan asilo, tanto a nivel local como nacional.

Datos reportados por la Patrulla Fronteriza (CBP) indican que más de 2 millones de personas cruzaron la frontera entre octubre de 2022 y septiembre de 2023.

Es más, en el condado de San Diego, entre septiembre a noviembre, las autoridades migratorias transportaron y dejaron en las calles de la ciudad a más de 42,000 migrantes. Como es de imaginar, el volumen abrumador de llegadas presenta desafíos significativos para la infraestructura local, desde problemas en proveer vivienda y programas sociales hasta la cuestión de atención médica.

Atención médica, finanzas y recursos

Los migrantes, generalmente en buena salud, experimentan todo tipo de complicaciones debido al arduo viaje, haciendo que el acceso a la atención médica sea fundamental. Pero como muchos líderes del sector de salud pública de todo el país han venido enfatizando, la alta demanda de atención médica subraya la carga financiera que esto significa para los sistemas de salud locales.

Por ejemplo, Chicago gasta aproximadamente $2.2 millones al mes en atención médica para migrantes, ilustrando la presión sobre los recursos. Esta carga financiera plantea otro tipo de preguntas. En este caso, sobre la asignación de fondos federales y el papel de la política nacional de salud en abordar estos desafíos.

Ciudades como Nueva York y Chicago han asignado programas y clínicas para específicamente atender a los migrantes. Allí se les proporciona atención inmediata, vacunas y, de ser necesario, referencias al sistema de atención médica público.

En contraste, otras ciudades, como Denver, enfrentan desafíos, incluso en cuestiones básicas como los exámenes de salud. Esto hipotéticamente podría llevar a brotes de enfermedades infecciosas en refugios.

Explorar y entender los diferentes servicios ofrecidos por las ciudades aporta conocimientos valiosos sobre las mejores prácticas y áreas de mejora que deberían considerarse al pensar en una respuesta nacional para la atención médica de migrantes.

Más allá de los desafíos logísticos, los migrantes enfrentan una multitud de obstáculos para poder acceder a atención médica; así como alimentos saludables y viviendas estables. Esto puede resultar en que personas con condiciones médicas crónicas, como diabetes o hipertensión, terminen en el hospital simplemente porque perdieron o se les agotaron sus medicamentos durante el generalmente complicado viaje a los Estados Unidos.

Además, está la reticencia de algunos migrantes a buscar ayuda debido al temor de facturas médicas elevadas o desconfianza prolongada en el sistema de salud. Esto agrava las disparidades de salud y destaca la necesidad de soluciones de atención médica culturalmente sensibles y asequibles.

La intersección entre el aumento de la migración y los limitados recursos de atención médica disponibles plantea un desafío significativo para las autoridades de las grandes ciudades estadounidenses. Abordar las complejas necesidades de atención médica de los migrantes requiere un esfuerzo integral y coordinado tanto a nivel regional como nacional para garantizar un acceso equitativo a la atención y prevenir crisis de salud evitables.

Mientras la nación navega por estos desafíos, hay una necesidad apremiante de que los legisladores, profesionales de la salud y líderes comunitarios colaboren en soluciones efectivas que prioricen la salud y el bienestar de todas las personas, independientemente de su estatus migratorio.

Un modelo de cooperación binacional

Para abordar los problemas de migración y salud en ambos lados de la frontera, funcionarios de salud estadounidenses y mexicanos se reunieron a principios de diciembre en Nuevo Laredo, México, en lo que se describió como la primera conferencia binacional de salud.

El evento fue liderado por el alcalde de Laredo, el Dr. Víctor Treviño, médico de familia y ex funcionario del sistema de salud de la ciudad fronteriza del sur de Texas; y el gobernador de Tamaulipas, el Dr. Américo Villarreal Anaya, cardiólogo, quienes buscan mejorar y compartir recursos médicos en la frontera entre Texas y México.

Las discusiones se centraron en enfermedades prevalentes en la frontera entre los dos países, como el asma, la diabetes y la hipertensión, así como la «migración cruzada de enfermedades». Se estudió cómo contener contagios cuando grandes grupos de trabajo vienen de ambos lados de la frontera y pueden propagar enfermedades.

Durante la conferencia, los profesionales de la salud compartieron información sobre datos y la estructura médica de sus hospitales. Por ejemplo, conocieron el número y los diferentes tipos de especialistas y camas pediátricas disponibles en Nuevo Laredo.

Una idea que surgió de la conferencia fue la posibilidad de otorgar visas de salud especiales para poder traer trabajadores desde México en caso de otra emergencia médica, como la pandemia. El Departamento de Estado anunció en septiembre de 2021 la emisión de visas especiales para profesionales de la salud, respaldada por la American Hospital Association.

La próxima conferencia binacional de salud está programada para finales de 2024 en Laredo, Texas.

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Este artículo fue apoyado en su totalidad, o en parte, por fondos proporcionados por el Estado de California, administrados por la Biblioteca del Estado de California y el Latino Media Collaborative.

This article was supported in whole, or in part, by funds provided by the State of California, administered by the California State Library and the Latino Media Collaborative.

Autor

  • Martín Ocampo

    Escritor y periodista de Paysandú, Uruguay, quien actualmente reside en Nueva York, EE.UU., en donde ha trabajado en diversos medios. Su corazón es charrúa y su pluma es latina.

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