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Dónde soy menos libre: régimen fascista o socialista

Dónde soy menos libre: régimen fascista o socialista

Escena de '1984', el filme de Michael Radford basado en el libro de George Orwell. La imagen de 'Big Brother', símbolo del totalitarianismo.

Como cubano prefiero hacer la pregunta del título de arriba de manera más directa: ¿Había menos libertades en la Italia fascista de Benito Mussolini que en la actual Cuba socialista de los hermanos Castro?

Esta interrogante a primera vista parece tonta, pues mientras que al fascismo, sea alemán, italiano o español, se le ha denunciado con toda justicia durante décadas, al socialismo no sólo apenas se le denuncia, sino que sigue contando con el apoyo entusiasta de millones de personas en todo el mundo.

Es por ello que sobre todo quienes no han vivido en un país comunista probablemente respondan que en la Italia fascista había menos libertades que las que hay actualmente en la Cuba castrista, donde el régimen recientemente dejó morir de inanición en la cárcel a Orlando Zapata, un prisionero de conciencia humilde y negro que realizaba una huelga de hambre en protesta por las palizas que le daban sus carceleros.

Pero para no entrar en disquisiciones teóricas, lo más práctico es hacer 22 preguntas, formuladas en forma negativa de manera que cada respuesta con un NO es positiva y tiene un valor de +1 punto, y cada SI es negativo y equivale a -1 punto.

La puntuación más baja será la del sistema que más restringe las libertades individuales.

Las preguntas se refieren a la vida cotidiana en los años 30 en Italia, cuna del fascismo, y en la Cuba comunista de 2010, naciones ambas que forman parte de la cultura latina.

Escojo esa década porque en los años 30 no había estallado aún la II Guerra Mundial, y hoy Cuba tampoco está en guerra con ningún país. Al final de cada pregunta está la respuesta.

— ¿Les estaba prohibido a los italianos en los años 30 tener un pequeño negocio? (No)

–¿Les impedían comprar o rentar una casa, o un automóvil, o poseer otras viviendas para alquilarlas? (No).

–¿Les prohibían a los ciudadanos no fascistas expresarse políticamente, crear otros partidos o aspirar a cargos políticos y gubernamentales en elecciones libres (Sí)

–¿Si decidían irse a vivir a otro país les confiscaban todo lo que poseían, incluyendo la casa, los muebles, el dinero, automóviles, ropa, joyas, juguetes de los niños, libros, equipos electrodomésticos y hasta los platos, cubiertos y las cazuelas para cocinar, y le quemaban o destruían el expediente laboral? (No)

–¿Había milicias y brigadas de respuesta rápida para hostigar, golpear y hacerles la vida imposible a los civiles inconformes? (Sí)

–¿Tenían una cartilla de racionamiento de alimentos? (No)

–¿Eran violados casi todos los derechos que luego serían recogidos y proclamados en 1948 por las Naciones Unidas en la Declaración Universal de los Derechos Humanos? (Sí)

–¿Se les prohibía a los trabajadores crear sindicatos independientes no fascistas? (Sí)

–¿Al irse del país los despojaban de la ciudadanía italiana y todos sus documentos y les informaban que no podrían regresar jamás a vivir en Italia? (No)

–¿Exportaba Italia decenas de miles de médicos a otros países sin sus esposas e hijos y el gobierno de Mussolini se quedaba con el 90% del salario mensual en divisas extranjeras que percibían dichos galenos y les dejaba solo el 10% para sus gastos? (No)

–¿Eran despedidos o podían ser despedidos en cualquier momento los empleados públicos que no eran fascistas? (Sí)

–¿Debían pedir permiso al gobierno para viajar al extranjero o para mudarse para Roma? (No)

–¿Les estaba prohibido tener antenas y escuchar la radio extranjera? (No)

–¿Había en cada cuadra un comité fascista para vigilar los movimientos y la vida de cada vecino las 24 horas? (No)

–¿Si alguien decía o escribía una crítica al gobierno era condenado a 20 o 25 años de prisión?(No)

— ¿Si un italiano residente en el extranjero quería visitar su patria debía obtener una visa del gobierno fascista? (No)

–¿Estaban obligados los italianos a comprar u obtener divisas extranjeras a como fuera para poder adquirir los alimentos de la canasta básica diaria y para comprar todo lo que necesitaban, incluyendo ropa y zapatos, echarle gasolina a su auto, comerse una salchicha, ir a un restaurante, o irse a una playa o un hotel? (No)

–¿Les estaba prohibido a los italianos recibir extranjeros en sus casas? (No)

–¿Eran obligados a hacer trabajo “voluntario” masivo en la agricultura o la construcción? (No)

–¿Eran encarcelados o fusilados los civiles sorprendidos yendose del país? (No)

–¿Eran sometidos a una sistemática campaña machacona de propaganda ideológica y política fascistas en los medios de comunicación? (Sí)

–¿Eran condenados los italianos a 5 años de prisión por ser considerados como “potencialmente capaces” de cometer un delito, pero sin haber cometido nunca delito alguno? (No)

Castro sale peor

Como se puede apreciar , de las 22 preguntas, 15 recibieron un NO como respuesta, y 7 de ellas un SI, para un resultado final de +8 puntos para la Italia fascista.

Todas estas preguntas hechas hoy a un cubano de a pie en la isla llevan un SI como respuesta, para una calificación de -22 puntos. O sea, que en materia de libertades individuales salen peor parado los hermanos Castro que el “Duce” italiano.

A quienes simpatizan con el socialismo marxista cubano y pudieran pensar que las preguntas no son las adecuadas, o que las manipulé buscando el resultado por mi deseado, los invito a que hagan otras preguntas, todas las que se les ocurran acerca de los derechos y libertades individuales del ser humano moderno. Verán el resultado.

Por otra parte, en una carta a Miguel Bianchi, el 27 de agosto de 1921, Mussolini definió al fascismo como una sociedad “que no es el mundo material que aparece en la superficie en que el hombre es un individuo separado de los otros… el hombre del fascismo es el individuo que es nación y patria, ley moral que une a los individuos y a las generaciones en una tradición y en una misión que suprime el instinto de la vida encerrada en el reducido límite del placer para instaurar con el deber una vida mejor”.

Lo mismo que Castro

Esto es lo mismo que ha repetido Fidel Castro desde hace medio siglo, que hay que dejar a un lado los vicios y los placeres de la “sociedad de consumo” y sacrificarse, trabajar en la agricultura y en la construcción “voluntariamente”, darlo todo por la revolución, en aras de “un futuro luminoso para la patria”. Y nada de libertades individuales, que son vicios de la decadente sociedad burguesa.

Mussolini en la misma carta citada también escribió: “El fascismo entiende que en la órbita del Estado, las reales exigencias que dieron origen a las ideas socialistas y sindicalistas sean reconocidas y efectivamente se les asigne una función y un valor en el sistema [fascista]”.

Ya vale decir que pese a horrores, crímenes y sufrimientos, en la Italia fascista el Estado paternalista mejoró las condiciones laborales de los trabajadores, y de vida, redujo el desempleo mediante grandes obras públicas, pero a la vez controlaba el tiempo libre de toda la población con actividades sociales, políticas y culturales, organizadas por el partido y el gobierno fascistas.

Semejanzas abrumadoras

Son abrumadoras las semejanzas entre ambos experimentos sociales totalitarios que tan dramáticamente golpearon a la humanidad en el siglo XX. Y para colmo, en las pocas diferencias que vimos hay entre el fascismo italiano antes de la guerra y el socialismo tropical, este último lleva la peor parte.

A quien no lo crea así, le pediría que en vez de repetir consignas dogmáticas propagandísticas dedique un poco de tiempo a estudiar a fondo ambos regímenes.

Autor

  • Roberto alvarez quinones

    Roberto Alvarez Quiñones (1941), periodista, economista y licenciado en Historia cubano residente en California, con 40 años de experiencia como columnista en el área económica, primero en Cuba en el periódico “Granma” (1968-1995), y simultáneamente en la Televisión Cubana, donde fue comentarista de economía internacional, desde 1982 a 1992. Profesor de la Facultad de Periodismo de la Universidad de La Habana desde 1982 a 1992. Llegó a EEUU en 1995, y en 1996 comenzó a trabajar en el diario “La Opinión” de Los Angeles, donde fue editor y columnista de las secciones de Negocios, Latinoamérica, El Mundo, y el suplemento “Tu Casa” (bienes raíces), hasta 2008. Actualmente es analista económico de Telemundo (TV), y escribe columnas y artículos para varios medios en español de EEUU y España. Es autor de 6 libros, 4 publicados en La Habana y 2 en Caracas, Venezuela. Ha recibido 11 premios de periodismo.

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