Este pasado viernes 3 de mayo, en El Fogón de Los Ángeles, el doctor Tarson Nuñez habló sobre la situación de la izquierda brasileña. La charla que llevó el título de «Brasil: límites de la socialdemocracia», también abordó y analizó el papel del capitalismo periférico en América Latina.
Nuñez, egresado de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul, cuenta con una sólida formación en historia y ciencias sociales. Ejerce la docencia desde los años 70 y fue uno los fundadores del Partido de los Trabajadores en 1980. Ha tenido una importante participación en los gobiernos locales, específicamente en la alcaldía de Porto Alegre, gobierno del estado de Rio Grande do Sul y permanece activo en la política.
El momento político
Nuñez comenzó su exposición contextualizando el momento político en Brasil y explicando las limitaciones políticas de la socialdemocracia en el período actual. En su exposición resaltó, sin culpar a personas o instituciones políticas, el marco en que se estableció el tercer gobierno de Lula. Fue un claro fruto de la lucha contra la extrema derecha, dijo, representada por Jair Bolsonaro, una especie de Trump o Milei, y con claro corte fascista y militarista.
Así se formó el actual gobierno que es de coalición heterogénea, cuya consigna fue: «unión y reconstrucción», englobando tanto a la izquierda trotskista como al centro derecha.
Actualmente, el gobierno «Lula 3» se desarrolla en un contexto donde los medios masivos son muy hostiles. Cuatro grandes grupos de prensa controlan el 80% de la comunicación social y continúa un aparato judicial de corte autoritario.
El Poder Ejecutivo es muy débil, con 126 diputados de izquierda entre 513 diputados y una fuerza un poco mayor que la extrema derecha. El «centro» está en el gobierno pero vota con la oposición. Ese es el límite real de correlación de fuerzas en el Congreso y en la sociedad brasileña.
Tarson Nuñez señaló que hay una real debilidad de las izquierdas en las sociedades. En el 2022, sólo el 9% de los trabajadores estaban sindicalizados como trabajadores formales. Actualmente la mitad de la economía opera en la informalidad y de esta forma, el límite del gobierno se impone de afuera hacia adentro y no al revés.
Hay una impotencia estructural que impide consolidar la fuerza social para un cambio y tampoco hay proyecto de cambio, reflexionó Nuñez. Existe una ambigüedad que se remonta desde los tiempos de la apertura política a fines de dictadura, combinada con 20 años de políticas neoliberales que destruyeron las bases sociales reales del Partido de los Trabajadores (PT). A esto se suma al número pequeño de trabajadores formales sindicalizados y organizados, más la enorme traba ante el fenómeno de la burocratización de la sociedad.
Durante su exposición, Nuñez explicó que hubo una opción política de las fuerzas de izquierda para actuar dentro de los límites institucionales, pero no desde las bases sociales. La ausencia de políticas distributivas generó aún más concentración de poder para las oligarquías políticas y dejó así al trabajador común, con pocas posibilidades de participación política o sindical. Los límites son objetivos pero también subjetivos, porque priva la concepción política de que el liderazgo político es representar pero no organizarse.
Lo que se generó fue una situación de impotencia muy poco favorable donde el proceso social liderado por Lula, está lejos de llegar a cumplir con las expectativas de la gente. No hay tampoco una formulación política de un gobierno post neoliberal ni tampoco una estrategia más clara de organización para pensar en una supuesta salida.
Emergencia climática y el avance de la extrema derecha
En el marco de esta exposición, el panel de El Fogón, expresó diferentes preguntas abriendo el diálogo en un amplio clima de sinceridad .
¿Qué preocupación hay hoy entre la población por un golpe de Estado ante los avances de la derecha y la extrema derecha específicamente? Y desde la legitimidad, ¿cuál sería el camino de mejoría material inmediata de la clase trabajadora?
Tarson Nuñez respondió que los temas de la memoria, al igual que los de las relaciones internacionales, como los BRICS, no tienen una mayor relevancia en la población debido a que hay una cultura política limitada y una educación muy básica. Si resaltó que el gobierno podría avanzar desde el tema de la transición ecológica. Lula sí tiene esa percepción, enfatizó, pero el gobierno no porque hay una concepción muy convencional del desarrollo económico, en donde el abordaje ecológico parece ser secundario.
Es de remarcar que el tema de la crisis climática es muy urgente y mientras el entrevistado daba su charla, la calle donde se encontraba su hablando estaba inundada por las fuertes lluvias en Rio Grande do Sul.
La extrema derecha es una fuerza muy movilizada, continuó explicando Nuñez. La estrategia de Steve Bannon opera desde las redes sociales, conjuntamente con las iglesias evangelistas de ultra derecha que llevan adelante una guerra cultural.
Por otra parte, hay un sutil y constante apoyo de la derecha al neoliberalismo que se manifiesta desde los medios y desde los partidos de centro que continúan esgrimiendo «el cuento del gasto público». Esto es un enorme escollo para el gobierno que no ha encontrado la manera de enfrentar a ésta oposición de centro que tienen más sintonía con la extrema derecha que con la izquierda. Dos tercios de las dos casas parlamentarias están empujando en contra del gobierno.
¿Cuál es el enfoque ante la emergencia climática?
Nuñez dijo que internacionalmente se debate mucho sobre la crisis de la democracia y las amenazas de la extrema derecha. La erosión de la democracia pasa por el corazón de la sociedad. Eso se ve en Europa Central, como en Alemania y en Inglaterra, donde se aprobaron leyes de represión contra manifestaciones públicas. El neoliberalismo está sacando fuerzas porque la democracia no es más funcional para el capitalismo o para el tecno feudalismo que estamos viviendo. Hoy por hoy no se necesita más la aquiescencia de la población en la política. Se ejerce la fuerza bruta y la fragmentación ideológica para controlar la esfera pública mediada por personas y corporaciones. Los horizontes políticos de las mayorías están hoy limitados por el control de los algoritmos.
Se trata de un momento complejo y grave de la humanidad donde hay un desencanto generalizado de la población con la política. Hay pesimismo controlado «por la nube» , pero cuando se mira el movimiento estudiantil en Estados Unidos, se ve que es posible pensar un cambio. Hasta ahora la insatisfacción de la gente ha sido canalizada por la extrema derecha, con un discurso anti sistema que promueve el sistema. Esto es lo que hace Milei en Argentina y Bolsonaro en Brasil. Un ex militar que se hizo político por 30 años y aún así decía ser antipolítico.
¿Qué pasó con el intento reciente de sindicalizar los trabajadores de Uber? ¿Hubo avance?
Infelizmente, señaló Nuñez, la prioridad de la izquierda está puesta conseguir representantes y no en la formación de organizadores sociales. Hay excepciones, como el Movimiento Sin Tierra y los movimientos por la vivienda que en paralelo con los partidos políticos, plantean otra alternativa. Entre los campesinos hay una visión estratégica que podría llevar a un cambio, así como las ocupaciones en el área urbana por la vivienda. Ellos componen un espacio secundario de las fuerzas políticas. Sin embargo este año, la prioridad son las elecciones municipales. Hay mucha institucionalización y poca eficiencia a la hora de tener una base social organizada. El dinero vale más que el accionar de la izquierda.
¿Podría señalar semejanzas y diferencias entre la izquierda brasileña y la argentina?
La traición política de la izquierda brasileña pasa mucho por una idea que tiene que ver menos con la solidaridad y más con una política de izquierda tradicional. Desde ese ángulo se acerca mucho con la derecha tradicional, pero también con los grupos de origen marxista leninista. Una orientación equivocada de aquellos que se creen representantes simbólicos del pueblo aunque no tengan nada organizado que los abale. Es la idea de ser «la dirección de la clase trabajadora». Como se abren espacios de intervención institucional, es muy fácil que uno se quede como representante pero sin lazos orgánicos con la clase obrera. La idea de representación está muy anclada en la cultura política de la izquierda. Alguien prefiero erigirse en líder antes que construir relaciones orgánicas de solidaridad junto a la gente.
¿Qué lugar ocupa hoy la extrema derecha moderna en Brasil ?
Es fundamental cortar el camino a la extrema derecha fascista, de distintos matices, señaló Nuñez. Lamentablemente nos enfrentamos a la poca preponderancia que tiene la izquierda hoy en la sociedad.
En este sentido caber preguntarse ¿cuál sería el rol de los intelectuales orgánicos de Brasil; ¿qué tipo de cohesión se puede generar con la sociedad nacional?; ¿qué tipo de camino se podría dar en Brasil? ¿Es viable el trabajo con la espiritualidad afrobrasileña?
Brasil no solamente tuvo una independencia distinta y antagónica a Argentina. En el país sucedió una restauración del poder absolutista. En el siglo XIX fue una contrarevolución; por eso no tenemos esa tradición de liberación nacional y popular.
Nuestro «peronismo» se puede comparar con un Getulio Vargas mucho más conservador y siempre en base a la conciliación. Pero, el tema central hoy, es que una de las grandes fuerzas progresistas en Brasil está en los resortes y los recursos de una nueva generación de gente que rescata sus orígenes africanas. Desde un punto de vista cultural y también religioso, se forman bancadas negras en las provincias, similar a un Black Caucus del Partido Demócrata en Estados Unidos. La convocatoria negra trasvasa los partidos de izquierda, en base étnico-racial. Este tema y el tema ambiental son claves y deberían generar los caminos para un cambio. Lamentablemente, la posición de las fuerzas mayoritarias del progresismo no lo comprendan así.
Hay un problema de ausencia de un paradigma teórico de transformación. Los dos primeros gobiernos de Lula y el primero de Dilma sí lo tenían pero sin un proyecto social distinto de los años 50 del siglo XX. No hubo un horizonte más allá del modelo nacional desarrollista, sin pensar los nuevos paradigmas para este siglo. Aún estamos muy aprisionados en estos conceptos para ir más allá del capitalismo del bienestar social.
¿Cuáles son las expectativas para las próximas elecciones municipales del octubre?
Nuñez explicó que si hay una victoria de las fuerzas de izquierda sería una gran acumulación de poder y de apoyo al gobierno Lula pero sabemos que vamos a tener resultados mixtos. Se espera una aceleración de la polarización política con un triunfo de la izquierda y de la extrema derecha. Estamos escépticos y debido a la «autocontención» del gobierno Lula, no hay entusiasmo de la sociedad. Estamos administrando el desastre dejado por Bolsonaro y Temer.
“Uno cuando es cientista social mira que desdoblamiento más posible es una situación semejante a lo que llevó al golpe contra Dilma. Si la derecha confía más, puede intentar tensionar lo máximo posible y arriesgar un golpe contra Lula. Hay que estar con la máxima atención prendida”.
Tarson Nuñez