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El Misterio del Códice Grolier o Código Maya

El Códice Grolier o Códice Maya de México, una obra enigmática, envuelta en misterio, es considerada uno de los documentos más antiguos de la cultura precolombina en las Américas. La fascinación que ejerce el Códice sobre expertos y lectores por igual no solo se debe a su misterioso origen, sino también por su contenido. Este incluye básicamente un calendario maya, que consiste en un sistema complejo y sofisticado que desafía nuestra comprensión del tiempo y el espacio.

El calendario, que divide al año en 260 días, fue utilizado para rituales astronómicos y ceremonias religiosas. Su descubrimiento y posterior análisis dio a conocer las creencias de una civilización perdida.

Quizás lo más sorprendente del Códice es que su almanaque traza perfectamente los movimientos del planeta Venus.

La página 6.

Descubrimiento del documento

En 1965, el Dr. Josué Sáenz encontró en una cueva seca en el estado de Chiapas una caja de madera, que contenía un manuscrito de ocho folios de 19 cm, de alto y 12,5 de ancho, junto con una máscara, una sandalia y algunas páginas en blanco de papel de corteza de higo precolombino.

A pesar de que un experto en antigüedades le dijo que el Códice era falso, Sáenz permitió exhibirlo en el Grolier Club de Nueva York, en 1971. De allí tomo su nombre. En 1973, el Grolier Club publicó con motivo de la exhibición el libro «The Maya Scribe and His World».

En 1976 Sáenz donó el códice al gobierno mexicano, que lo envía al Museo Nacional de Antropología en la Ciudad de México, donde fue guardado sin exhibición pública. Actualmente se lo puede ver en la bóveda de la Biblioteca Nacional de México.

En cuanto a la fecha de su creación, en 1977 una prueba de radiocarbono mostró que había sido escrito entre 1035 y1431. Una prueba posterior en 2012 produjo una fecha entre 1050 y 1284. En 2018 el Instituto Nacional de Antropología e Historia mexicano (INAH) demostró de manera concluyente que el documento fue escrito entre 1021 y 1154 d.C, confirmando que se trata del códice más antiguo que se conserva de México y el libro más antiguo de América.

En el año 2015 se publica un facsímil de tamaño completo, utilizando fotografías de National Geographic de 1987, sin derechos de autor para su difusión y análisis exhaustivo del contexto, contenido e iconografía del códice.

Página 7

Contenido

El Códice Grolier no solo se destaca por su contenido basado en la astronomía, sino también por sus imágenes y símbolos que representan deidades o eventos celestiales importantes para los mayas

Tanto en su anverso como el reverso fueron preparados para colorear, pero solo un lado se completó. Cada página del anverso presenta una deidad de pie mirando hacia la izquierda. El lado izquierdo de cada página está marcado por una columna de signos. Los números de anillos en el margen superior se relacionan al ciclo de Venus, descrito mediante un sistema híbrido que incorpora tanto la numeración tradicional de barras y puntos de los mayas como los puntos individuales utilizados en las regiones que hoy comprenden la Ciudad de México y Oaxaca.
Esto confirma que los pueblos mesoamericanos dedicaban mucha atención e importancia a Venus. Dividieron el ciclo de Venus en períodos que cuentan 90 días de invisibilidad, 250 días de visibilidad, seguidos por ocho días de invisibilidad y 236 días de visibilidad, por un total de 584 días. Es decir que cinco años de Venus equivalen a ocho años de la Tierra.

El Códice contaba originalmente con más de veinte páginas, de las que solo quedan diez, con imágenes de dioses que podemos descibir.

La primera página muestra a K’awiil, dios de la abundancia, la segunda página a Kimi, dios de la muerte. La deidad de la página tercera aun no fue identificada. En la cuarta página se repite a K’awiil. La deidad solar de la quinta página no es conocida en la actualidad. En la sexta podemos ver a Tlahuizcalpantecuhtli, otro dios de la muerte. En la séptima el dios esta de espaldas mirando un árbol brillante, en la octava vemos una deidad con forma de ave, cola de serpiente, con un cinturón grueso y falda de cuero. La novena identifica a la deidad de la montaña o dios del maíz y, por último, la décima, una esquelética imagen de la muerte, probablemente nuevamente Tlalhuizcalpantecuhtli.

Conclusión

A pesar de los esfuerzos por descifrar sus secretos, el Códice Grolier sigue siendo un enigma entre arqueólogos e historiadores. De todos modos es una reliquia invaluable, un puente hacia el pasado místico de una de las culturas más fascinantes del mundo

El Códice Grolier no solo es un artefacto; es un símbolo de misterio y descubrimiento, un desafío a nuestra comprensión de la historia y un recordatorio de que, a pesar de los avances en la ciencia y la tecnología, aún hay secretos que esperan ser descubiertos. En sus páginas se esconde una historia aún por contar, una narrativa que se entrelaza con el destino de una civilización desaparecida y los anhelos de la humanidad por descubrir sus propios orígenes.

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