Esta fue la literatura precolombina: aztecas, mayas, incas (imágenes)
Antes de la llegada de la cultura medieval española a partir de 1492, los pueblos de América tenían su propia literatura.
Esto se puede afirmar aceptando el concepto de literatura como toda expresión escrita.
Desgraciadamente fue destruida en su casi totalidad, comparte del esfuerzo para imponer la cultura invasora. Pero todavía queda algo, muy poco, de esos escritos aztecas, mayas e incas, que podemos leer y analizar, tanto en su idioma original como en traducciones al español, italiano, portugués, francés e ingles.
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Literatura azteca
Códex Yoalli Ehēcatl (Borgia)
Está hecho de pieles de animales dobladas en 39 hojas. Cada hoja es un cuadrado de 27 cm por 27 cm. Todas menos las hojas finales están pintadas en ambos lados, o sea que son 76 páginas que se leen de derecha a izquierda.
Es uno de los pocos códices que perduran desde antes de la conquista española de México. Fue hallado al suroeste de Puebla. Está organizado en un pliegue de pantalla, cuyas hojas de la piel se unen como una tira larga y luego se doblan hacia adelante y hacia atrás.
Las imágenes se pintaron en ambos lados, el cuero endurecido se utiliza como piezas finales pegando las primeras y últimas tiras para crear una cubierta.
Lleva el nombre del cardenal italiano Stefano Borgia , quien lo poseía antes de que fuera adquirido por la Biblioteca del Vaticano .
El Códex Xolotl
Elaborado antes de 1542, poco tiempo luego de la conquista, escrito en náhuatl, detalla la historia previa a la conquista del Valle de México y Texcoco en particular, desde la llegada de los chichimecas bajo el rey Xolotl en 1224, a la guerra de Tepanec en 1427.
Describe la entrada de Xolotl y Chichimeca al valle habitado por los toltecas. Consta de seis tablas de 42 cm x 48 cm, con diez páginas y tres fragmentos de una o más páginas. Fue llevado a Europa por primera vez en 1840, por el científico francés Joseph Marius Alexis Aubin. Actualmente se encuentra en la Biblioteca Nacional de Francia en París.
Romances y poemas de Nezahualcóyotl
También llamado Cantares Mexicanos, nombre dado a una colección de manuscritos en náhuatl, con 91 poemas escritos en el siglo XVI. Los Cantares forman la mayor colección de canciones náhuatl.
Actualmente se encuentra en la Biblioteca Nacional de México en la Ciudad de México. Primero el erudito mexicano Ángel María Garibay Kintana tradujo al español gran parte de los Cantares, luego Miguel León-Portilla completo la traducción en dos volúmenes, que fueron publicados por La Universidad Nacional Autónoma de México, en 1965. Veinte años después, en 1985, John Bierhorst publicó una traducción al inglés, titulada Songs of the Aztecs.
Literatura maya
Códice Dresden
Fue escrito por los pueblos indígenas de la península de Yucatán en el sureste de México, alrededor del año 1200 dC.
Desempeñó un papel clave en el desciframiento de los jeroglíficos mayas, ya que contiene tablas astronómicas precisas, que se correlacionan con los eclipses lunares y los movimientos del planeta Venus.
Muestra un calendario ritual de 260 días, y referencias religiosas sobre la tradición de la ceremonia del año nuevo maya.
El códice fue enviado a Carlos V por Hernán Cortés, conquistador de México. Luego paso a Viena, para ser redescubierto en la ciudad de Dresden, de ahí su nombre. Actualmente se encuentra en el museo de la Biblioteca Estatal de Sajonia, Alemania.
Códice de París
El Códex de París se pintó en el oeste de Yucatán, probablemente en Mayapán. Está muy mal conservado y ha sufrido daños considerables en los bordes de la página, lo que ha provocado la pérdida de parte del texto.
Se relaciona en gran medida con un ciclo de trece k’atuns de 20 años e incluye detalles de los signos astronómicos mayas, que lo fechan entre el año 731 y el 987 dC.
Se encuentra actualmente en la Bibliothèque Nationale de France en París, en el Département des Manuscrits.
Códice de Madrid o Tro-Cortesiano
Es propiedad del Museo de América en Madrid y se considera la pieza más importante de su colección.
Es el más extenso de los enumerados, y su contenido consiste principalmente en almanaques y horóscopos utilizados para ayudar a los sacerdotes mayas en el desempeño de sus ceremonias y rituales adivinatorios.
Tiene imágenes que representan rituales, como el sacrificio humano y la invocación de lluvias, así como actividades cotidianas como la apicultura, la caza, la guerra y el tejido.
También contiene tablas astronómicas, aunque menos de las que se encuentran en los otros dos códices mayas supervivientes.
Anales de los Xahil o Tecpán-Atitlán o Sololá
Se trata de un manuscrito escrito en Kaqchikel por Francisco Hernández Arana Xajilá en 1571, y completado por su nieto, Francisco Rojas, en 1604.
Es una recopilación de las leyendas de la nación Kaqchikel, incluyendo su historia y mitología, que debe haberse conservado oralmente durante siglos.
La narrativa cuenta las hazañas de reyes y guerreros y sus diversas conquistas, la fundación de aldeas y la sucesión de gobernantes hasta la época de la conquista española. Se considera un importante documento histórico sobre la civilización maya postclásica en las tierras altas de Guatemala.
Libros de Chilam Balam
Estos textos fueron escritos a mano en el idioma maya yucateco, pero utilizando el alfabeto latino de los siglos XVII y XVIII.
En ellos se conservan conocimientos, donde se unen las tradiciones de los mayas indígenas y de los españoles antiguos.
Se conocen nueve libros, siendo los más importantes los de Chumayel, Mani y Tizimin, que mencionan a Chilam Balam como su primer autor. Algunos contienen profecías sobre la llegada de los españoles a Yucatán, pero otros son textos médicos bastante prácticos.
Rabinal Achí
Esta es una obra de teatro escrita en el k’iche’ idioma Maya y realizada anualmente en Rabinal, Baja Verapaz, Guatemala.
Es una de las pocas piezas de teatro escrita antes de la colonización, siendo una combinación de movimiento, canción e instrumentación, con trajes coloridos y máscaras de madera para diferenciar a los personajes a medida que desempeñan sus papeles.
En el año 2005, fue declarado por la UNESCO como una de las obras maestras del patrimonio oral e inmaterial de la humanidad .
Popol Vuh
Deje para el final esta obra, que narra la mitología y la historia de los k’iche, que habitaban antes de la llegada española en las tierras altas de Guatemala al noroeste de la actual ciudad.
El texto fue conservado originalmente a través de la tradición oral hasta el año 1550, cuando se escribió el original, que se perdió o fue destruido. Pero gracias al fraile dominico Francisco Ximénez, quien hizo una copia en 1714 del texto original traducido al español, la obra llego a nuestros días.
El Popol Vuh incluye el mito de la creación Maya, de los héroe gemelos Hunahpú y Xbalanqué, que vencen en un juego de pelota a los Seres del Inframundo.
Actualmente el manuscrito del Padre Ximénez está en la Biblioteca Newberry, ubicada en Washington Square en Chicago, Illinois.
Literatura inca
La civilización inca ocupaba, entre los siglos XIII y XVI, el Tahuantinsuyo. En la actualidad, estos son los territorios de Perú, Ecuador y Bolivia.
A diferencia de los aztecas y aayas, los incas no desarrollaron un sistema de escritura. Esto ha dificultado recuperar la memoria histórica previa a la llegada de los españoles. Por esa razón fue necesario el trabajo de cronistas o escritores, quienes recopilaron más de un siglo de historia incaica prehispana, ya que en esa era precolombina existía una rica tradición oral.
Los cronistas tuvieron la tarea de escuchar relatos en los idiomas originales, mayoritariamente quechua, aymara y chanka, para luego transcribirlos al español. Gracias a ellos muchas narraciones, poesía religiosa y leyendas incas han llegado hasta las actuales generaciones.
Por esa razón la literatura Inca está constituida por crónicas escritas por autores europeos, que debieron interpretar una visión del mundo totalmente distinta a la que ellos conocían, incluyendo el carácter oral de la información.
Debemos tomar en cuenta que el tiempo transcurrido entre el hecho y su registro ha creado muchas contradicciones en las historias.
Con los años y, a medida que avanzaba la colonización, aparecieron cronistas mestizos e indígenas que continuaron la labor de documentación histórica, además de describir sus vicisitudes como pueblo conquistado, reflejando la nostalgia por un pasado glorioso y la angustia por un presente incierto.
Los pueblos Incas tenían, igual que los españoles, sus propios juglares o trovadores, denominados haravicus y amautas. Eran oradores y narradores que recorrían los pueblos interpretando leyendas, mitos y cantos religiosos.
Los haravicus eran poetas que entonaban canciones donde contaban sus historias, y los amautas eran prosistas, que componían obras teatrales (comedias y tragedias).
En ambos casos, a petición de sus audiencias, narraban las supuestas hazañas de reyes y reinas, en sus versiones oficiales o cortesanas y también populares, con plegarias, himnos, poemas narrativos, obras de teatros y canciones, a favor y en contra de los gobernantes.
Por ello la literatura oral era anónima, y que los nombres de sus autores desaparecieron con el tiempo de la mente de los relatores.
Eran comunes los temas agrarios, ya que la actividad social del pueblo giraba en torno de la agricultura, dedicando muchas canciones a alabar a sus dioses agrícolas.
Por otra parte, los haravicus y amautas transmitían conocimientos sobre astronomía, rituales religiosos, filosofía y ciencias naturales. Mezclaban elementos de la naturaleza, como la tierra y los astros, con divinidades sin hacer ninguna distinción, incluyendo la personificación de la madre tierra en la figura de la Pachamama.
Los cronistas y narradores más destacados fueron:
El Inca Garcilaso de la Vega (1539-1616)
Este escritor peruano mestizo fue hijo del capitán español Sebastián Garcilaso de la Vega y Vargas y la princesa india Isabel Chimpu Ocllo. Ella era nieta de Túpac Yupanqui, uno de los últimos emperadores incas. En su obra “Comentarios reales” (1608), relata la historia de la civilización Inca desde sus orígenes hasta la llegada de los primeros conquistadores.
Titu Cusi Yupanqui (1529-1570)
Su nombre español era Diego de Castro. Escribió la “Relación de la conquista del Perú”, una defensa directa y apasionada de los pueblos originarios, inspirada por el trato abusivo de los nativos por parte del gobernante español.
Felipe Guamán Poma de Ayala (?-1615)
Escribió “Nueva Crónica y Buen Gobierno”, que describe la cultura inca desde el inicio hasta la conquista, donde relata el sufrimiento y privaciones de los Incas, su pueblo, viajando por el virreinato del Perú registrando sus experiencias.
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