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El paso del tiempo y los cambios que nos marcan

Tengo el cuerpo triste. Siento las caderas cerradas y los muslos entumidos; la espalda se me encorva de recuerdos y el cuello apenas sostiene del pesar de lo que pudo ser y no será jamás. Pensé que tendría tiempo, que podría abrazar y pedir perdón; juré que el destino nos regalaría una reconciliación no buscada.

El “ahorita” es cruel

Han sido días de despedidas y paréntesis que se cierran a fuerza. Un funeral, un retiro y unos exámenes médicos complicados. Todo en una sola línea del calendario, sin pausas ni cuadros vacíos. Es un recordatorio obligado de los finales: la muerte, la salud, el trabajo, la carrera y lo que algún día planeamos; un portazo de realidad.

En mi mente se recita el poema de Ana María Rabatté que nos hacían declamar en la escuela: “En vida, hermano, en vida”. Me lo sé de memoria e irónicamente me hice inmune a sus palabras. Yo, que presumía la espontaneidad y ser la versión humana del YOLO (vivir un día a la vez), me descubro buscando espacios en la agenda para poder llorar en paz. ¿A dónde se me está yendo la vida?

El tiempo, el implacable, el que pasó...

Pensé que tenía tiempo, pero se me fue. Se me va. Se me sigue yendo. Lo siento como el agua que se me escurre en las manos o las lágrimas que ruedan sin contención ni pausa. No lo puedo atrapar y se me escapan hasta los recuerdos, me falla la memoria o me la nubla la nostalgia, confundo lo real con lo que fantaseé y me sorprendo al saber que, a pesar de todo, no quiero regresar las mancillas del reloj.

Honrar, perdonar y vivir los duelos

Hoy me paro sobre la tumba del tiempo que se me fue y las muchas palabras que se me atoraron en la garganta y me hincharon el cuello. Le planto la cruz del respeto y el agradecimiento. Lo honro. Lo suelto. Me perdono. Los perdono. Nos perdono.

Descubro que cargué la incertidumbre y el fantasma de una culpa ajena que me impusieron como propia y decidí, inconscientemente, arrastrar. Desvelo que la tristeza que me opaca hasta el cabello no es por la historia, sino por la imposibilidad de imaginar un futuro. No es el pasado el que me duele, sino el futuro; en el presente hay solo conciencia plena. No es un arrepentimiento el que me apachurra el ser, es la melancolía de lo que no volverá ser sin saber si lo necesitaba o solo lo quería con el alma. Es una contradicción que me despierta.

El pasado: Composición fotográfica de Patricio Remotti.

Y abro los ojos, adoloridos por el duelo, con las pestañas húmedas y las orejas oscurecidas por el luto, para agradecer por el tiempo que se me fue, porque a pesar de todo fue perfecto. Aún veo las figuras de quienes me acompañaron y siento la presencia de los que me quisieron; se desvanecieron los que tenían que hacerlo y se borraron de a poquito los que no debían estar desde el principio. Siento las pérdidas, pero estoy bien, porque así tenía que ser. Espero todavía tener tiempo.

Autor

  • Maritza Félix

    Maritza Lizeth Félix es una periodista, productora y escritora independiente en Arizona. Nació en Magdalena de Kino, Sonora, México. La frontera ha sido su hogar y su inspiración por más de 15 años. Su trabajo ha sido publicado en importantes periódicos de Estados Unidos, México y otros lugares del mundo, así como en las principales cadenas de televisión de habla hispana Univisión y Telemundo. Actualmente trabaja de manera independiente para la Organización Editorial Mexicana, Channel 4, Proyecto Puente, Uniradio Noticias, Telemax y Prensa Arizona. Fue reportera en el documental “Misterios de la Fe”, de Discovery Channel y fungió como productora del documental de la frontera de Estados Unidos y México para la serie televisiva “The Wall”, un trabajo investigativo mundial realizado por Rondo Media, del Reino Unido. También ha sido productora de proyectos especiales como coberturas políticas, electorales y de inmigración para Al Jazeera y fue la productora de investigación en el galardonado reportaje “Risking It All For America – Riding The Train Of Death”, de Channel 4 en Inglaterra. En 2011 fue nombrada por Chicanos Por La Causa como una de los “40 Líderes Hispanos menores de 40 años” en reconocimiento a su trabajo periodístico e influencia en el estado. Félix ha ganado cinco premios Emmy y fue la primera ganadora del premio a la “Mejor Crónica Escrita en Estados Unidos”, de Nuevas Plumas. También ha recibido múltiples galardones del Arizona Press Club por sus reportajes. En 2012 y 2013, la revista Phoenix New Times la nombró como la “Mejor Periodista de Habla Hispana” en Arizona. Maritza está felizmente casada y es mamá de unos mellizos curiosos que retan y alimentan su imaginación todos los días y llenan su vida de alegría, amor y carcajadas.

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