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En temporada festiva, los indocumentados se preparan para lo peor 

"Los migrantes no somos ilegales, somos trabajadores internacionales" Foto: Bren

Mientras la mayoría del país se prepara para las fiestas decembrinas, millones de indocumentados afinan planes de contingencia en caso de que las deportaciones masivas de Donald Trump se hagan realidad una vez asuma la presidencia el 20 de enero.

Al menos para la mitad del país el triunfo de Trump supone otra mala racha con la que hay que lidiar por los próximos cuatro años. Pero para otros, como los indocumentados, se trata de la posibilidad de que sus vidas sean profundamente trastocadas. Se juegan su futuro y el de sus familias.

No es algo nuevo porque si algo he aprendido a lo largo de los años en mi trato con este sector de la población, es que, en su mayoría, siempre tienen un plan a la mano en caso de ser detenidos, sobre todo si llevan décadas en Estados Unidos y tienen hijos ciudadanos.

Tienen sus documentos a la mano o preparan poderes notariales para que, en caso de que uno o ambos padres sean detenidos o deportados, algún familiar o guardián se haga cargo de sus hijos. El 12 de mayo de 2008, bajo la presidencia de George W. Bush, Postville, Iowa, fue escenario de una redada masiva en una empacadora de carne, Agriprocessors, donde 400 inmigrantes fueron detenidos y 300 fueron acusados de robo de identidad para agilizar su deportación. Muchos de los deportados se llevaron consigo a sus hijos ciudadanos estadounidenses.

Visité Postville en el primer aniversario de la redada y los que quedaron narraron historias de horror sobre la separación familiar y cuán necesario es tener planes y documentos legales con instrucciones porque en cualquier momento la vida puede cambiar. Es casi como una muerte.

Pero no deja de ser perturbador que personas con vidas establecidas, que son trabajadoras y aportan miles de millones de dólares en impuestos locales, estatales y federales, tengan que vivir con el constante temor a ser detenidas y en el peor de los casos, deportadas.

La prensa resaltó en estos días historias sobre los Dreamers. Otra vez enfrentados a una incertidumbre mayor a la que ya experimentaban y a merced de los designios de Trump, que en su primera administración intentó eliminar DACA, la orden ejecutiva firmada por Barack Obama en 2012 que concede protección de la deportación y permisos de trabajo. Dicha protección es solamente para los que renuevan sus permisos ya que no se aceptan nuevas solicitudes desde 2021 cuando un juez federal falló que el programa es ilegal.

El caso de los Dreamers es especialmente duro porque se trata de personas que fueron traídas a Estados Unidos cuando eran niños y éste es el único país que consideran su hogar. Muchos son trabajadores esenciales, pagan millones de dólares en impuestos, tienen familias establecidas y de todos modos enfrentan la incertidumbre de que pueden quedarse sin el amparo de DACA, ser detenidos y deportados a países que ni siquiera conocen o recuerdan.

Y es que la próxima administración Trump asegura que deportará a «criminales», pero el designado “zar de la frontera” de Trump, Tom Homan, afirma que ningún indocumentado está descartado.

Al presente hay unos 535,000 beneficiarios de DACA. A eso se suman unos 863,880 beneficiarios del Estatus de Protección Temporal (TPS) de 16 países. Y 530,000 personas han obtenido el parole humanitario para cubanos, haitianos, nicaragüenses y venezolanos (CHNV). Son personas de las cuales el gobierno tiene datos personales y que grupos pro inmigrantes y de derechos civiles temen que se conviertan en blanco de los planes de deportaciones masivas de Trump. 

La Opinión reportó que se especula que hay inmigrantes en el programa de Alternativas a la Detención (ATD, por sus siglas en inglés) que podrían ser los primeros objetivos de detención.

“Se trata de 181,888 inmigrantes indocumentados que tienen vigilancia directa de la agencia de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), a través de distintos sistemas de monitoreo, como un grillete con GPS y los teléfonos celulares con la aplicación SMARTLink, que permiten la localización las 24 horas de las personas”, reportó el diario angelino.

Este mes de fiestas y con un nuevo año en puerta, mientras unos planifican celebraciones, hay millones de indocumentados que son trabajadores, familiares, vecinos o amigos que se preparan para lo peor.

Autor

  • Maribel Hastings is a Senior Advisor and columnist at America’s Voice and America’s Voice Education Fund. A native of Puerto Rico, Maribel is a graduate of the University of Puerto Rico with a major in public communications and a history minor. She worked for La Opinión, and became La Opinión’s first Washington, D.C. correspondent in 1993. Maribel has received numerous awards, including the 2007 Media Leadership Award from the American Immigration Lawyers Association (AILA) for her coverage of the immigration debate in the U.S. Senate.

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