“La región lleva casi dos años sin internet y sin teléfono, se ha cortado la electricidad para que la gente no pueda cargar sus dispositivos y grabar o tomar fotografías”, declara Laetitia Bader, directora de Human Rights Watch en el Cuerno de África.
Federalismo etnolingüístico
La República Federal de Etiopía, es un país con más de 85 etnias y una mayoría religiosa de cristianos y musulmanes, cuyo ideal político fue crear una coalición con participación de todas las etnias.
Cabe acotar que entre 1974 y 1991, en medio de la Guerra Civil, el país fue dominado por la etnia “Tigray”, que solo representaban el 7 %, enfrentados con los “Oromo” y los “Amhara”, dos grupos étnicos que suman el 60 % de la población.
El intento de democratización comienza en 1991 con la creación del Partido de la Prosperidad (Oromo), que se une al Partido Democrático (Amhara) y el Movimiento Popular (Tigray) para dar a luz, en 1995, a la Constitución Federalista Multiétnica, dividiendo el país en dos administraciones autónomas, Addis Abeba (la capital) y Dire, que incluyen a nueve estados regionales etnolingüísticos.
Desde ese momento el gobierno pasa a manos de la etnia Oromo, a pesar que en junio de 2019, las fuerzas de seguridad de los Amhara intentaron un golpe de Estado, que resultó con el asesinato del jefe del Estado Mayor del Ejército de Etiopía, el presidente de la región de Amhara y su asesor principal.
La lucha en Tigray
Luego de 27 años de combate los rencores son difíciles de olvidar, por esa razón, el primer ministro Abiy Ahmed (Oromo), apoyado con armamento y tecnología de los Emiratos Árabes, Turquía e Irán, ha sitiado al Estado de Tigray, al norte del país, privándolo de alimentos, medicinas y electricidad.
En este bloqueo colaboran el ejército etíope, las milicias étnicas y las tropas de Eritrea, cuyo líder autoritario es Isaias Afwerki, que no ve con buenos ojos a la etnia Tigray.
En los últimos dos años miles de tigrayanos han sido expulsados de sus hogares por las milicias de la etnia amhara, como parte de una campaña de limpieza étnica.
Nobel de la Paz 2019
El primer ministro Abiy Ahmed de solo 47 años, es uno de los líderes más jóvenes de África, por eso, en los primeros años de gobierno suscitó grandes esperanzas de transformar Etiopía, liberando los medios de comunicación, iniciando reformas económicas y logrando un acuerdo de paz con el líder de Eritrea, que lo llevó a ganar el Premio Nobel de la Paz en 2019.
Recordemos que, en enero del 2022, el Comité Noruego del Nobel, emitió una amonestación a Abiy Ahmed, por su falta de responsabilidad en poner fin al conflicto y no contribuir a la paz.
Guerra invisible
En este momento el bloqueo ha creado una gran crisis humanitaria, donde al menos diez millones de personas de la etnia Tigray necesitan urgente de ayuda alimentaria y sanitaria, en un conflicto multiétnico que se puede expandir por el norte de África y que amenaza desestabilizar la región.
En Etiopia hay hoy una guerra que a nadie importa, a pesar de que es un conflicto que las Naciones Unidas han calificado como Crimen de Lesa Humanidad.