Recibo con tristeza la noticia de la partida física del líder afroamericano John Lewis. Lo digo en estos términos porque un hombre de la estatura moral y ética de Lewis nunca muere, sino como el Rev. Dr. Martin Luther King Jr es un gigante que pertenece a la inmortalidad. Lewis fue uno de los discípulos más jóvenes del Dr. King. Tuve el privilegio de conocerlo en Washington DC, en mis tiempos como Asociado Nacional para Relaciones con Latinos de Bread for the World.
De John Lewis se ha escrito mucho y en sus 80 años, tuvo una vida pública muy notoria, que lo llevo a organizar y participar en miles de protestas. Fue arrestado por lo menos 45 veces, y sirvió en el Congreso de los Estados Unidos por 33 años. Representó el distrito 5 de Georgia que abarca la mayor parte de la ciudad de Atlanta.
Fue fundador y presidente del Movimiento Estudiantil de la No Violencia en la década de los 60. A la edad de 23 años fue uno de los oradores mas jóvenes en la marcha de Washington en 1963, el compartió un breve discurso momentos antes que el Rev. Dr. Martin Luther King Jr pronunciara su famoso discurso “Yo tengo un Sueño”. Fue uno de los manifestantes golpeados brutalmente por la policía cuando atravesaban el puente Edmund Petus en Selma Alabama en 1965.
Algo de lo que se ha escrito muy poco en castellano es de la profunda fe cristiana de Lewis, la cual practicó desde muy niño. En una ocasión dijo que se iba al gallinero de la casa de su madre y se ponía a predicarles a las gallinas. Fue miembro de la Iglesia Bautista Ebenezer en el centro de Atlanta, donde el abuelo del Dr. King el Rev. William King, fue el segundo pastor en 1913. Bajo su liderazgo la iglesia creció de 13 miembros a cerca de 800. A la muerte del abuelo King, en 1935 Martin Luther King padre fue nombrado pastor. En 1960 el Rev. Martin Luther King Jr fue nombrado co-pastor. En esa iglesia Lewis a la edad de 16 años predico su primer sermón “Una Madre que Ora” basado en el pasaje de la Biblia del primer libro de Samuel capítulo primero.
Lewis en su libro: “Cruzando ese Puente: Una Visión para el cambio y el futuro de América” (Across That Bridge: A Vision for Change and the Future of América), en el que dedica un capítulo completo para hablar de su fe, nos dice que creció asistiendo escuelas segregadas en Alabama mientras su familia trabajaba en las plantaciones de algodón. Cargaba orgullosamente su Biblia a la escuela y fue influenciado por la fe y el activismo de Rosa Parks.
Lewis se reunió por primera vez con el Dr. King en 1958. Se graduó del Seminario Teológico Bautista en Nashville, Tennessee y obtuvo una licenciatura en religión y filosofía en Fisk University. Fue ordenado al santo ministerio en la Iglesia Bautista.
John Lewis describe que los principios de compasión y unidad son conceptos compartidos por las principales religiones, no solo los cristianos sino también los judíos, musulmanes, hindús y otros. Explica que parte del éxito del movimiento de los derechos civiles de su época radico en que fue dirigido principalmente por ministros cristianos y no políticos o presidentes de organizaciones comunitarias. Agrega Lewis que los pastores veían su involucramiento en el movimiento de los derechos civiles como una expresión de su fe cristiana y algo inherente al ministerio pastoral.
En la famosa Marcha a Washington en su breve discurso ante miles de personas congregadas frente al monumento a Lincoln expresó lo siguiente:
“Por la fuerza de nuestra determinación, de nuestras demandas, de nuestros números, vamos a desegregar el segregado Sur en miles de piezas y las vamos luego a unir en la imagen de Dios y de la democracia”. “Debemos decir: ¡Despierta América! ¡Despierta! No podemos parar y no lo haremos, tampoco seremos pacientes”.
En el desayuno nacional de oración (National Prayers Breakfast) un evento que se organiza anualmente en Washington DC, y en el que en este año participó por video conferencia, el congresista John Lewis dijo a los asistentes:
“Como personas de fe, como personas de esperanza, necesitamos la bendición del Dios altísimo. No importa qué idioma hables o el color de tu piel, no importa si adoras a Dios o no. Somos un solo pueblo, una familia”.
Luego pronunció una oración breve y termino con una bendición.
En el 2013 se celebro el 50 aniversario de la Marcha en Washington y nos comparte en su libro su recuerdo de ese día:
“La memoria mas vivida de mi participación en esa marcha fue caminar al lado del Dr. Martin Luther King, el rabino Joachim Prinz y el Rev. Eugene Carson Blake. Recuerdo a miles de personas cargando pancartas representado a las diferentes comunidades religiosas de todo el país”.
El Rev. Eugene Carson Blake fue un gran aliado del Dr. King y de John Lewis. En aquel tiempo era un líder muy importante del protestantismo anglosajón. Fue secretario general de la iglesia presbiteriana (1955-1958), presidente del Concilio Nacional de Iglesias (1954-1957), y secretario general del Concilio Mundial de Iglesias, (1966-1972).
Carson Blake fue también pastor principal en la Iglesia Presbiteriana de Pasadena por 10 años en la década de 1940. En aquel entonces era ya notorio su activismo por la desegregación de las piscinas públicas en la ciudad de Pasadena. Numerosos pastores presbiterianos fueron desacreditados por rumores de ser agentes del Kremlin y aliados de Fidel Castro. Conozco algo de la historia del Rev. Blake porqué serví como pastor asociado para el ministerio hispano en la misma iglesia en Pasadena entre 2012 y 2015.
El 1 de marzo del 2019 se llevó a cabo el peregrinaje anual al histórico puente en Selma. Lo organizó el Instituto de Fe y Políticas y otros grupos comunitarias. Participaron numerosos líderes religiosos, políticos y comunitarios. Allí, el congresista John Lewis hizo una aparición inesperada a pesar de que pocos meses atrás le habían diagnosticado cáncer. En la conmemoración de lo que se conoce como el “Domingo Sangriento en el Puente Pettus en Selma”, Lewis expresó ante una audiencia sorprendida:
“Aquí fuimos golpeados brutalmente, fuimos intoxicados por los gases, pensé que iba a morir en este puente ese día, pero de alguna forma, el Dios Altísimo me ayudo en este lugar. No podemos rendirnos ahora. No podemos retroceder. Debemos mantener la Fe, debemos fijar nuestra mirada en la meta”.
We were beaten, we were tear-gassed. I thought I was going to die on this bridge. But somehow and some way, God almighty helped me here. We cannot give up now. We cannot give in. We must keep the faith, keep our eyes on the prize. pic.twitter.com/eOw9uMYAAL
— John Lewis (@repjohnlewis) March 2, 2020
En 2011 Lewis recibió de parte del presidente Barack Obama la Medalla Presidencial de la Libertad, el más alto honor que un civil puede recibir en Estados Unidos. Fue en el contexto de la celebración de los 125 años de la Iglesia Bautista Ebenezer en Atlanta Georgia. En esa misma iglesia, años mas tarde, en un evento en contra de la violencia, expresó frente a cientos de personas una frase que se hizo viral en las redes:
“Algunas veces tienes que encontrar la manera de atravesarte en el medio, algunas veces tienes que buscar la manera de hacer camino donde no hay camino. Algunas veces tienes que buscar la manera de meterte en problemas, buenos problemas, problemas necesarios, y eso fue lo que nosotros hicimos”.
En 2016 en una entrevista le preguntaron si alguna vez no se había arrepentido de haber abandonado el ministerio pastoral en el sentido tradicional, a lo que respondió:
“De ninguna manera, yo creo que el pulpito que tengo hoy es uno mucho más amplio. Yo hubiera estado limitado por cuatro paredes en algún lugar de Alabama, Nashville o Tennessee. Yo predico cada día. Cada día estoy predicando un sermón, diciéndole a la gente que salga de la comodidad de sus asientos y hagan algo”.
Mis redes sociales se saturaron con los mensajes de condolencias expresados por líderes políticos y religiosos. También de mis amigos que son tan variados y diversos como Estados Unidos. De las docenas de mensajes que leí, hay uno que quiero compartir, porque resalta y muestra la estatura ética y humana de John Lewis. Es una anécdota sencilla, pero que dice mucho de este gigante de nuestros tiempos.
Mi amigo el Rev. Bruce Reyes-Chow, pastor de la primera iglesia presbiteriana de Palo Alto en California y exmoderador de la 218ava Asamblea General de la Iglesia Presbiteriana en Estados Unidos (2008), compartió que en sus funciones como representante de la iglesia tuvo el privilegio de almorzar con John Lewis. Dijo así:
“Fueron unas horas muy inspiradoras mientras hablábamos de su pasado y de cómo imaginaba el futuro de Estados Unidos. Fue justo antes de la inauguración de Barack Obama como Presidente. Fue una gran experiencia escuchar a este león del movimiento de los derechos civiles hablar sobre el futuro del país liderado por un presidente negro”.
“Lo que más me gustó fue su pasión por la justicia, la humildad de sí mismo y su amable perspectiva sobre el mundo y los demás. No contuvo las criticas y los desafíos de sus colegas en el congreso y su cultura, pero lo hizo de una manera que no destruyó la humanidad de nadie”.
Nos cuenta el Rev. Chow que unos años mas tarde lo encontró en un vuelo de Atlanta que iba lleno de pasajeros y el congresista Lewis estaba sentado en clase económica en medio de dos pasajeros tratando de almorzar sin molestar a sus compañeros de vuelo. Varias personas le ofrecieron sus asientos, pero él amablemente los rechazó a todos.
Se nos ha ido un gigante, una voz profética tan necesaria en estos tiempos donde el racismo, el odio, la retorica nacionalista y el resurgimiento de grupos fascistas y neoconservadores amenazan la paz y la tranquilidad de las comunidades negras, latinas y otras minorías raciales.
Que el ejemplo de fe y vida de John Lewis sea semilla de amor y de esperanza que germine, para vencer los odios y la oscuridad en la que está sumida gran parte de la sociedad estadounidense y que nos anime a todos a seguir su consejo:
“Mi filosofía es muy simple, cuando veas algo que no está bien, algo que no es justo, di algo. Haz algo. Metete en problemas. Buenos problemas. Problemas necesarios.”
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