Desde el comienzo de la invasión rusa, dos millones y medio de ucranianos tuvieron que dejar su país, convirtiéndose en refugiados sin tierra. Los números crecen cada día, especialmente con los bombardeos indiscriminados contra poblaciones civiles, cuyo propósito es precisamente sembrar el pánico e incitar a la huida.
Se ha creado una nueva crisis de refugiados , esta vez provenientes de la misma Europa. Se agregan a los millones de inmigrantes y refugiados que todavía están esperando normalizar sus vidas.
Para explicar lo que sucede en estos días en Ucrania, Ethnic Media Services convocó a un evento informativo en el que reporteros y editores de la prensa étnica de California pudieron enterarse de la situación a través del periodista y fotógrafo Manuel Ortiz, fundador y director de Península 360 Press, un colaborativo noticioso con sede en Redwood City, condado de San Mateo, California, quien reportó desde el lugar de los hechos en Ucrania.
Natalia Banulescu Bogdan
Inició la conferencia Natalia Banulescu Bogdan, directora asociada del Instituto para el Estudio de la Migración MPI, quien proporcionó datos actualizados sobre la magnitud del problema migratorio. De los 2.5 millones de personas que dejaron Ucrania, un millón y medio se encuentran en Polonia.
“Desde antes del conflicto los ucranianos ya eran parte de la fuerza de trabajo de EU, de hecho constituyen el 65% de las personas con permisos de trabajo y que vienen de países no pertenecientes a la Unión Europea (EU) en el continente. De la misma manera, son el número uno en estudiantes internacionales.
Los refugiados son casi siempre mujeres, ancianos y niños, porque los jóvenes de edad militar no pueden dejar el país. Esto es al revés de lo que ocurre generalmente, cuando son los hombres los primeros en llegar como refugiados.
Todo esto, sin contar los centenares de miles de refugiados dentro de Ucrania.
Además, hay más de 450,000 extranjeros en Ucrania, de ellos más de la mitad estudiantes internacionales de África, Asia y el Medio Oriente.
La evacuación de por sí no es tan difícil como la provenientes de otros países. Las naciones que limitan con Ucrania tienen sus fronteras abiertas. Y los ucranianos desde 2017 tienen permiso de permanecer durante 90 días en los países de EU, si tienen pasaportes biométricos y documentación que cerfitique su ciudadanía.
Ahora van a cualificar para el estado de protección temporaria, lo que les da estadía legal por hasta tres años. Esto se basa en una decisión aceptada unánimemente por el Consejo de Europa hace tan solo una semana.
Esto significa que se les suministrará asistencia médica, así como acceso a la educación para los niños. Comenzó a regir el 4 de marzo con fecha de vencimiento de un año, pudiendo ser extendido por varios períodos subsiguientes de seis meses.
Las extensiones se otorgarán hasta que las condiciones para el retorno sean seguras.
Es la primera vez que la Unión Europea aplica este estado de protección; hasta ahora lo hacía cada país miembro por separado. Ni siquiera se invocó en 2015-2016, cuando llegaron los refugiados de Siria.
También aplica para ciudadanos extranjeros provenientes de Ucrania que ya eran refugiados allí y que no pueden volver a sus países de origen. En cambio, estudiantes internacionales y trabajadores temporales no están protegidos por estas regulaciones.
Otros países fuera del bloque europeo, como Australia, Estados Unidos o Canadá anunciaron regulaciones relacionadas. Entre ellas, permitir la extensión de visas más fácilmente para ucranianos que ya se encuentran en esos países, y facilitar la reunificación de sus familias.
No es un proceso fácil respecto a la decisión de adónde ir. A la información que los refugiados poseen. Hay enormes atrasos.
También hay preguntas sobre las condiciones de vida en los lugares de recepción. Es que este flujo es realmente sin precedentes.
La mayoría de los países que están recibiendo a los refugiados son de Europa del Este y no tienen la capacidad necesaria para absorber estas cantidades de personas, especialmente a aquellos sin destino claro.
Los primeros que se fueron de su país fueron reunificados con ucranianos que ya estaban en Europa. Pero ahora la mayor parte de los refugiados son personas que no tienen familias afuera que los puedan recibir. Necesitan todo, alojamiento y servicios.
Comienza a verse una fatiga de la generosidad inicial. Al mismo tiempo ya se está colmando la capacidad de integración de los países. Tienen una cantidad finita de recursos y de generosidad. Vamos a ver un descenso del apoyo a refugiados en todo el mundo”.
Manuel Ortiz
Desde Lviv, en el oeste de Ucrania, Manuel Ortiz informó una situación difícil que está empeorando rápidamente. “Es muy difícil llegar aquí. Hay un flujo muy grande de personas, y también de quienes quieren entrar a Ucrania, trayendo medicina o alimentos.
Hubo hoy dos ataques, por primera vez cerca de la ciudad y de la frontera con Polonia. Otro más se dio cerca de la frontera con Rumania. Esto cambia la situación, porque la gente consideraba estas ciudades como sitios seguros”.
Mostrando fotos de personas bajando del tren que abordaron para llegar a esta ciudad fronteriza, Ortiz explicó que “les llevó 30 horas llegar de otras ciudades de Ucrania. Van a una estación de metro y allí esperan para decir adónde quieren ir, Polonia o Rumania. Esta es la primera línea, donde tienen que esperar por horas y hace mucho frío.
Después, un bus los lleva cerca de la frontera pero todavía tienen que caminar bastante. La mayoría de ellos son mujeres con niños y ancianos y la caminata es difícil.
Después tienen que hacer otra línea de dos o tres horas para recibir un sello en su documentación”.
“Hay muchos niños», dijo Ortiz, “pero no he visto a sus padres o familias completas.
Muchas personas vienen sin comer y están hambrientos, se los ve esperando en las filas para comida que les dan voluntarios polacos. No es el gobierno polaco el que da ayuda, sino particulares, miembros de NGO que operan en la frontera y otros.
Después, las personas se entrevistan con agentes de inmigración. Las fronteras están abiertas para todos, pero los ucranianos son primeros y los no ucranianos tienen que esperar cinco a seis horas adicionales. Algunos de esos ni siquiera tienen pasaporte.
En el lado polaco hay refugios que pueden recibir a muchos, pero no están llenos. Muchas personas duermen en casas de la gente que les abren sus puertas.
Al principio del conflicto, eran pocos los ucranianos que querían irse porque no creían que iban a ser atacados. Eso se terminó y los lugares donde la gente pensaba que no iban a llegar los rusos ya fueron bombardeados.
La gente quiere hablar con el reportero. Pocos hablan inglés entre los polacos, pero en Ucrania todos lo hablan, aquí hay mucha tensión.
Encontré un restaurante (en Ucrania, en donde está), pero muchos business están cerrados. Se ven numerosos puntos de control, donde no permiten sacar fotos. Erigen barricadas con tanques y camiones. No existe ya la vida normal.
Aquí en Lviv hay comida, algunos mercados de agricultores siguen abiertos, aunque no tanto como en el lado polaco. Pero los refugiados que llegan pasaron muchas horas sin probar un bocado. Y en muchos lugares se cortó la energía.
Fotos: Manuel Ortiz