Está a punto de comenzar la Cumbre de las Américas 2022, aquí, en Los Ángeles, California.
Y, a estas alturas, a todo el mundo le queda clara la postura de la Casa Blanca de no invitar a países que considera adversarios, sobre todo, Cuba y Venezuela.
El anfitrión decide
Al respecto, las opiniones son encontradas. Por un lado, están quienes defienden la decisión de Washington; es el anfitrión y él decide a quién invitar, dicen. Y por el otro, se encuentran quienes ven en esta actitud un desacierto, y peor, un peligro para el futuro del Continente.
Pero hay un asunto que les ha pasado de largo a los analistas, y es que la Cumbre no sólo se desarrollará en Los Ángeles, sino que tendrá verificativo a más de cinco mil seiscientos kilómetros de distancia de ahí, o sea, en Kiev, Ucrania.
Sí, porque el presidente Joe Biden está decidido a sumar adeptos a la guerra contra Rusia entre los países latinoamericanos y caribeños y esa es parte fundamental de la agenda de la gran reunión continental.
El trabajo sucio lo ha realizado la Organización de Estados Americanos (OEA). Su presidente, Luis Leonardo Almagro Lemes, es el artífice de la idea de dejar fuera a Cuba y Venezuela porque, considera, son aliados de Moscú y por tanto, enemigos de los intereses de Estados Unidos en Ucrania. De tal suerte, la decisión de dejarlos fuera pretende ser también un mensaje hacia el resto de los países latinoamericanos y caribeños: estás conmigo o estás contra mí.
En el bolsillo de Zelensky
Biden ya se gastó más de 40,000 millones de dólares de “ayuda” al gobierno de Ucrania. Y es posible que autorice un dispendio mayor en los siguientes meses. Para tener una idea de lo que esto significa, la Casa Blanca destinó tan sólo 1.900 millones de USD en su plan para contener el costo económico derivado de la COVID en su propio territorio: menos del cinco por ciento de los billetes que ya le metió en el bolsillo a Volodimir Zelensky.
Más aún, el presupuesto para aliviar las causas de la migración en Centroamérica y Haití apenas superan los 980 millones de dólares. Durante la pandemia, Estados Unidos prácticamente olvidó a Latinoamérica y sólo otorgó 22 millones de dólares a México, Honduras, Guatemala y El Salvador juntos. Al resto, los dejó a su suerte.
Sin embargo, la solidaridad entre los países de Latinoamérica y el Caribe no cesó. La alianza entre México y Argentina permitió contar con suficientes vacunas del laboratorio Astra Zeneca. Cuba envío brigadas médicas, no solo a naciones pobres del Caribe como Dominica o San Vicente, sino también a países como México y Bolivia. La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños tuvo acceso a vacunas gracias a su adhesión en bloque al mecanismo Covax de la Organización Mundial de la Salud.
¿Qué hubiera sido de estos pueblos sin la solidaridad en tiempos álgidos de muerte?
Biden parecido a Trump
La postura de la Casa Blanca debe entonces cambiar. Joe Biden tiene en Barack Obama un ejemplo de diplomacia cuando, el expresidente se dio la mano con Raúl Castro durante la Cumbre de las Américas de Panamá en 2015 y luego visitó La Habana.
Pero la política del actual inquilino del 1600 de la avenida Pennsylvania es más parecida a la de Donald Trump que a la del gobierno en el cual sirvió como vicepresidente. ¿Es tarde para reparar los errores e invitar a todos los países, sin excepción? Temas como la migración, el cambio climático, la recuperación económica y el narcotráfico requieren del concurso de cada pueblo del continente americano.
La Cumbre de Los Ángeles puede ser el inicio de una nueva era.