A todos los interesados en clases de la escuela: entre al sitio de la escuela, http://lamusart.org/, escriba un email a stayintune@lamusart.org o llame al (323) 262-7734.
Cada sábado llevo a Jeremy a su clase de tambores, perdón, de percusión. Y durante la media hora que dura la lección me parece que estoy en los barrios moros de Andalucía porque el patio interno, abierto en su cieloraso, tiene mosaicos en el piso y escaleras en el centro y creo también volver al Conservatorio Manuel de Falla, de Buenos Aires, porque de pronto brota de las paredes el sonido más dulce del mundo, que es el que producen los instrumentos cuando se afinan, y finalmente me parece la Academia Julliard, porque unas niñas vestidas de Prima Ballerina llegan para su clase.
Pero estoy en la Escuela de Música y Arte (LAMAS), en la calle Tres, en el Este de Los Angeles.
Jeremy es uno de 612 niños que enriquecen allí su vida. Y como mi barrio, LAMAS está en una parte no incorporada del condado de Los Angeles. No tiene ninguna ciudad que la apadrine.
A Rodolfo Cerda Jr., de 11 años, que toca el violín, la guitarra y el saxofón, lo trae su padre desde El Monte. Y Rodolfo padre espera también, como yo, mientras su hija menor Ariana Cerda termina su clase, mientras hablamos. El niño dice que le gusta más la guitarra.
La clase de ballet se da en una salita de conciertos con cuatro pianos Steinway donados. Silencio. Las niñas rodean un televisor y ven absortas un video del Ballet La Bella Durmiente.
La directora desde hace 10 años, Isela Sotelo, quien dejó una carrera de cantante publicitaria diez años atrás para dedidarse a este puesto, recorre conmigo el edificio.
Me cuenta de sus planes y sueños. Tendremos un edificio más grande, más adecuado. En 2002, con un regalo del presidente de la Junta David Barry compraron el edificio adyacente. Sotelo me envía los planes del nuevo complejo, diseñados por el arquitecto John Sergio Fisher. El edificio costará seis millones de dólares.
“Quiero una escuela charter intermedia de artes, ahora que ya hay una secundaria”. Mientras tanto, como la luz, pasamos de un aula a otra. Eric Monugian, alto y melenudo, salta lo mejor que puede en la clase de taps de Christie Sirota; calza tenis, dice Sotelo. “Debería tener zapatos especiales”, pero no tiene.
En la clase de arte de Carolina Kitagawa, un pequeñín copia del libro de arte dos mitad pájaros, mitad hombres, y su color azul y su negro son plenos y profundos y me mueven a felicitarlo.
Otra habitación contiene computadoras donde enseñan elementos musicales a través de juegos electrónicos.
La escuela fue creada en 1945 por Pearle Irene Odell y trasladada aquí en 1967. Tiene logros y sueños.
Pero seguir cobrando a los padres la mitad del costo, 16 dólares por clase contra 30 a 50 en otras partes, para esta institución sin fines de lucro es una lucha constante, dice Sotelo, que nació aquí, por la Eastern, “cerca del calvario” y se graduó de CalState Los Angeles.
La crisis económica resuena en la participación de los padres , y hasta la construcción de la extensión del Este de Los Angeles de la Línea Dorada del Metro aisla la escuela.
¿Hay apoyo oficial? La Comisión de Arte del condado, dice Sotelo, da el 2% del presupuesto.
LAMA está en una parte no incorporada del condado de Los Angeles; no tiene ciudad que la apadrine.
Y con todo, hay recitales individuales y conciertos del coro y de pequeñas orquestas. Enseñan pintura, ballet clásico, tap, hip-hop y folklórico y un taller de teatro de los jueves cuesta sólo 12 dólares la clase. Y también piano, guitarra, violín, instrumentos de viento, percusión y canto.
Los alumnos –desde Pre Kinder hasta adultos pero especialmente de 7 a 15 años de edad– son de aquí, vienen también de Montebello, Pico Rivera, Commerce, Monterey Park, Alhambra y el Sur Centro de Los Angeles, dice Sotelo. El 80% son de familias latinas.
Los 28 profesores son profesionales graduados de UCLA, de CalState Los Angeles, Long Beach… Trabajan de 15 a 20 horas por semana.
Y mientras espero que Jeremy termine su clase de percusión, una niña rasguea en la guitarra el tema de Black Bird de los Beatles.