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La teoría del Gran Reemplazo presagia más ataques contra inmigrantes

Gran Reemplazo

Inicio de la marcha neonazi en Charlottesville. / Wikimedia

Es el 12 de agosto de 2017. Un nutrido grupo de manifestantes marcha por las calles de Charlottesville, Virginia. Casi todos ellos son jóvenes, blancos, delgados o fornidos, rubios. Parecen muy enojados. Portan antorchas, banderas de Estados Unidos, banderas de la Alemania Nazi y de la Confederación. Con determinación, con insistencia, corean lemas: “No nos reemplazarán” y “Los judíos no nos reemplazarán”. “Sangre y tierra”, repiten.

No nos reemplazarán

Es la manifestación nazi más importante de los últimos 20 años. Su propósito fue protestar contra el retiro de la estatua de un líder de la confederación esclavista que desencadenó la guerra civil de 1861, de la ciudad. También para establecer un precedente, para coordinar la labor subversiva de numerosos grupos antes aislados. 

Son nacionalistas blancos, activistas del Ku Klux Klan (KKK), neo-fascistas, los llamados alt-right (derecha alternativa, que existe principalmente en internet) y efectivos armados de las milicias de la extrema derecha. 

Frente a ellos y con la misma determinación grupos de manifestantes antinazis los desafían en cada rincón. “No fascists, no KKK, no Nazi USA!”

 

Un documental de Vice da testimonio fehaciente del momento histórico, y también de cuando el activista de la extrema derecha James Alex Fields Jr. atropella con su automóvil a los contra manifestantes antifascistas, asesinando a Heather Heyer, de 32 años, e hiriendo a decenas. 

El video de Vice sigue por días a uno de los líderes del movimiento, Christopher Cantwell. Busca un nuevo líder, dice: “Espero que alguien capaz venga y aplique mis ideas, alguien que no sea Donald Trump, que entregó su hija a un judío”. 

Otros entrevistados – Robert Ray, redactor del sitio nazi Daily Stormer, David Duke, ex dirigente del KKK y candidato republicano a senador por Luisiana, National Bolshevik, quien se define como “bolchevique nacionalista y otros, dibujan una imagen de los extremistas.

El Gran Reemplazo, una teoría vil

Tienen una lógica torcida, pero consecuente. 

Y una de las columnas vertebrales más importantes de esa lógica, de ese intento de ideología, es la “teoría” del Great Replacement, el Gran Reemplazo. Una idea vil que sin embargo comparten millones de republicanos, menos de seis años después de “Charlottesville”. 

En mayo del año pasado, Payton Gendron, de 18 años, condujo más de 320 kilómetros buscando un área urbana de población afroamericana. En un supermercado de Buffalo, estado de Nueva York, mata a 10 personas y hiere a tres más. Poco antes, había publicado en línea un documento de 180 páginas promulgando esta teoría conspirativa racista. 

En abril de 2019, otro asesino de 19 años atacó la sinagoga del movimiento Chabad en Poway, California, matando a una mujer e hiriendo a varios, entre otros al rabino de la congregación, también él motivado por la teoría del Gran Reemplazo.

En octubre de 2018, un asesino supremacista, gritando “todos los judíos deben morir”, atacó la sinagoga Árbol de la Vida en Pittsburgh, matando a once personas. Culpaba a los judíos por “traer una invasión de inmigrantes no blancos que masacrarían a la raza blanca”.

La Teoría del Gran Reemplazo también ha alimentado ataques terroristas de supremacistas blancos en otras partes del mundo. En marzo de 2019, un supremacista blanco de 28 años atacó dos mezquitas en la localidad de Christchurch, Nueva Zelanda, matando a 51 personas e hiriendo a 40. 

También ha acelerado la formación de movimientos políticos neofascistas que en varios casos han llegado al poder, como los Hermanos de Italia de Giorgia Meloni o el Fidesz de Victor Orbán en Hungría. 

The Replacement Conspiracy Inspiring Mass Shootings | Decade of Hate

Bases de la ‘teoría’

¿Qué dice? Enumeran Dan Primack y Russell Contreras en Axios: 

Que estamos viviendo una “invasión” de migrantes que hay que detener antes de que terminen de “conquistar” “América”, todo con un lenguaje pseudomilitar. Que los inmigrantes no blancos votan por los demócratas, por lo que las políticas pro inmigrantes tienen como propósito erosionar la influencia política de los estadounidenses blancos. Y lo infaltable, que son los judíos quienes lo idean, organizan, promueven y financian. 

En el imaginario de sus adherentes, su afiebrada idea de que se enfrentan a una conspiración absoluta justifica para ellos sus propias conspiraciones y actos de violencia. 

Y un lugar principal en su desfile de malvados lo ocupan los inmigrantes, particularmente los latinos, tanto indocumentados como legales.  

Bien lo define Cameron Joseph en Vice: 

“La versión supremacista blanca original de la teoría falsa postula que hay una camarilla secreta de élites que presionan para importar inmigrantes para “reemplazar” a las poblaciones blancas nativas de los Estados Unidos y los países europeos. Muchas versiones afirman que los judíos están detrás de esto, con el objetivo de que las poblaciones de inmigrantes superen a los blancos nativos para crear una población que puedan controlar mejor. 

«La versión republicana cambia a judíos por demócratas y afirma que los liberales y las grandes empresas se están confabulando para importar grandes cantidades de inmigrantes a cambio de mano de obra barata y para abrumar a los republicanos en las urnas y controlar las elecciones para que no vuelvan a perder”.

El rol histórico de Trump

Pero quien todavía cree que la creencia en esta teoría conspirativa – y otras no menos perniciosas – es patrimonio de una minoría exigua está equivocado. Lo que hasta hace pocos años era compartido por unos pocos extremistas hoy se ha convertido en “mainstream”. La era de Donald Trump ha servido de catalizador que aceleró este proceso, cuyas raíces se pueden encontrar sin embargo en la historia estadounidense, un país donde las personas de tez oscura eran esclavizadas hasta hace 150 años. 

Hoy, la idea del Gran Reemplazo existe en las altas esferas del poder, entre dirigentes republicanos nacionales y estatales. 

El mismo Trump dijo durante su campaña electoral en 2020 que si ganan los demócratas: «va a haber gente cruzando la frontera, va a haber inmigrantes ilegales entrando, y van a ser legalizados, y van a poder votar y una vez que todo eso suceda, puede olvidarlo».

«Creo que esta será la última elección en la que los republicanos tienen posibilidades de ganar», dijo.

Y entre muchas mentiras que hacen La Gran Mentira de que perdió los comicios presidenciales debido al fraude, la parte del “voto de millones de ilegales” es principal. Así se expresó en Twitter: 

 

 

Firmas falsas, votantes inmigrantes ilegales, observadores de votos republicanos prohibidos, MÁS VOTOS QUE VOTANTES REALES (echa un vistazo a Detroit y Filadelfia), y mucho más. Los números son mucho mayores de lo que es necesario para ganar los estados cambiantes individuales, y ni siquiera pueden ser impugnados…

Numerosos políticos republicanos han invocado y adoptado el concepto. 

Políticos que repiten la ‘teoría’

Entre muchos otros, el vicegobernador de Texas Dan Patrick dijo que los inmigrantes haitianos “tratan de apoderarse de nuestro país sin disparar un tiro”.

El congresista, también texano, Brian Babin dijo de los demócratas que “quieren cambiar Estados Unidos, reemplazar al electorado estadounidense con inmigrantes ilegales del tercer mundo”.

Scott Perry, congresista de Pennsylvania, dijo «Para muchos estadounidenses, lo que parece estar sucediendo o lo que creen que está sucediendo en este momento es lo que les parece que estamos reemplazando a los estadounidenses nacidos en el país, a los estadounidenses nativos para transformar permanentemente el paisaje de esta misma nación».

Todo ellos públicamente y sin temor a perder adeptos. Todo lo contrario. 

Y cuando Laura Ingraham la comentarista de Fox News – un centro de propaganda republicana extremista y no de noticias – dijo durante un programa: “los Demócratas quieren reemplazarlos a ustedes, los votantes estadounidenses, con ciudadanos recién amnistiados y un número cada vez mayor de migrantes en cadena”, la Liga Contra Difamación (ADL) pidió a la empresa su despido, el congresista Matt Gaetz, republicano de Florida, compareció en su programa para acusar a ADL se ser “una organización racista”. 

En septiembre de 2021, el presentador de Fox News, hoy líder de la extrema derecha estadounidense Tucker Carlson dijo que la política fronteriza tiene como propósito «cambiar la mezcla racial del país. … En términos políticos, esta política se llama el ‘gran reemplazo’, el reemplazo de los estadounidenses heredados con personas más obedientes de países lejanos”.

El balance demográfico

Es cierto: el balance demográfico en Estados Unidos cambia. Lo dice la oficina federal del Censo. Los blancos serán menos del 50% – hoy son el 60%, los latinos 18% y los afroamericanos 12% – en treinta años. 

Desde 2018, los blancos constituyen menos de la mitad de los residentes menores de 15 años. 

El temor a perder sus privilegios, de pasar de poder ser dueños de esclavos a menos de la mitad es lo que alimenta la teoría del Gran Reemplazo y los movimientos neonazis en Estados Unidos. Es ahí donde deben ser combatidos. 

Las encuestas confirman que numerosos simpatizantes de MAGA – el movimiento fundado por Trump – creen que están siendo reemplazados, no solo por inmigrantes que llegaron en los últimos 25 años, sino también por mujeres, afroamericanos y los judíos. 

Una investigación del Dr. Robert Pappe de la Universidad de Chicago arroja que “el 63%  de los 21 millones de insurrectos inflexibles en el país creen en el ‘Gran Reemplazo’”.

Y según un estudio de abril pasado llevada a cabo por el Southern Poverty Law Center (SPLC) y la encuestadora Tulchin Research, dos de cada tres republicanos creen en esta teoría conspirativa. 

La misma que inspiró al asesino de Buffalo y a los insurreccionistas del Capitolio, y a los manifestantes en Charlottesville. 


Este artículo está respaldado en su totalidad o en parte por fondos proporcionados por el Estado de California, administrado por la Biblioteca del Estado de California en asociación con el Departamento de Servicios Sociales de California y la Comisión de California sobre Asuntos Estadounidenses Asiáticos e Isleños del Pacífico como parte del programa Stop the Hate. Para denunciar un incidente de odio o un delito de odio y obtener apoyo, vaya a CA vs Hate.

This resource is supported in whole or in part by funding provided by the State of California, administered by the California State Library in partnership with the California Department of Social Services and the California Commission on Asian and Pacific Islander American Affairs as part of the Stop the Hate program. To report a hate incident or hate crime and get support, go to CA vs Hate.

Autor

  • Fundador y co-editor de HispanicLA. Editor en jefe del diario La Opinión en Los Ángeles hasta enero de 2021 y su actual Editor Emérito. Nació en Buenos Aires, Argentina, vivió en Israel y reside en Los Ángeles, California. Es periodista, bloguero, poeta, novelista y cuentista. Fue director editorial de Huffington Post Voces entre 2011 y 2014 y editor de noticias, también para La Opinión. Anteriormente, corresponsal de radio. -- Founder and co-editor of HispanicLA. Editor-in-chief of the newspaper La Opinión in Los Angeles until January 2021 and Editor Emeritus since then. Born in Buenos Aires, Argentina, lived in Israel and resides in Los Angeles, California. Journalist, blogger, poet, novelist and short story writer. He was editorial director of Huffington Post Voces between 2011 and 2014 and news editor, also for La Opinión. Previously, he was a radio correspondent.

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