La viruela del simio, conocida desde 1958, resurgió en África Central y Occidental, en donde ya es endémica, y se está propagando en Europa y América del Norte.
Viruela del simio: los datos
Es una enfermedad viral, originada en animales salvajes y contagiosa, aunque mucho menos que el COVID. Causa erupciones en todo el cuerpo, especialmente la cara, las palmas de las manos y las plantas de los pies, así como fuertes dolores y fiebre alta.
Comúnmente, los síntomas desaparecen después de entre dos y cuatro semanas sin que se requiera hospitalización. Pero ha terminado en muertes entre el 3% y el 6% de los casos, especialmente entre recién nacidos, niños y personas con inmunodeficiencias.
Oficialmente han habido casi 17,000 contagios en 72 países, la gran mayoría de los cuales jamás habían experimentado esta enfermedad. Se teme que los números reales en África sean de centenares de miles.
Más de 2,500 estadounidenses fueron diagnosticados con la enfermedad, especialmente en la ciudad de Nueva York y los estados de California e Illinois. No se han registrado muertes hasta el momento.
El virus se transmite principalmente a través del contacto físico prolongado con áreas infectadas más que a través de fluidos corporales.
Cualquiera puede contraer la viruela del simio, pero en este brote, se está propagando predominantemente entre hombres homosexuales y bisexuales. Se teme que también lo haga entre quienes viven en refugios para personas sin hogar.
Y si bien sugiere similitudes con el VIH/sida, debemos evitar los paralelismos que llevaron al estigma y la discriminación que costó muchas vidas en el pasado.
La hostilidad contra la comunidad LGBTQ atrasó el desarrollo de tratamientos. Y la cautela de los funcionarios de salud pública socavó la comunicación clara, condición esencial para evitar que la enfermedad se vuelva endémica.
Sin cura
No existe un tratamiento específico aprobado para los enfermos. Pero se puede prevenir con medidas de sentido común: lavarse las manos, no tocar objetos que han estado en contacto con una persona infectada,
Y más importante aún, una vacuna ha sido aprobada para prevenir el mal.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo declaró este sábado 23 una emergencia sanitaria internacional.
En nuestro país, parecería que la administración Biden no hace lo suficiente. Las pruebas de detección no están ampliamente disponibles; la vacunación de contactos cercanos o personas con factores de riesgo se atrasa. Y en particular, la demanda de la vacuna supera con creces la oferta.
La Casa Blanca debe seguir el ejemplo de la OMS y declarar la viruela del simio una emergencia nacional de salud. Esto liberaría fondos y cambiaría prioridades para hacer frente a este mal. Así, es indispensable que la información sobre la viruela del simio llegue a todos los rincones del país, para que la población aprenda cómo protegerse.
Tememos que la viruela del simio continúe propagándose si no se hace más para ayudar a los profesionales de la salud a combatirla.