Una mujer embarazada que espera a ese bebé que tanto deseó está por irse a dormir cuando, de pronto, siente un estallido y rompen la puerta del frente de su casa y una patota de hombres entra gritando con armas de alto calibre en la mano y toda la casa, todo el barrio, está rodeado de soldados. La golpean con un culatazo y a las trompadas la atan, la encapuchan y la tiran en el piso del asiento de atrás de un automóvil Ford Falcon.
Esa era la Argentina de la década del 70 en la que los grupos de tareas y patotas parapoliciales, bajo el comando de los estados mayores de las Fuerzas Armadas, secuestraban, torturaban y asesinaban con total impunidad.
Stephanie Walker
Pasaron los años, las décadas, y en un teatro en Glendale, California, se presenta la obra Las Abuelas.
Un trabajo de la dramaturga Stephanie Alison Walker que recrea la experiencia de las valientes ancianas que todavía tienen la inagotable esperanza de encontrar a nietos que habrían nacido en los campos de concentración de la dictadura militar antes que sus madres fueran asesinadas.
“Fui a Argentina por primera vez en 1980 y todavía recuerdo la impresión en Ezeiza de ver por todos lados a militares caminando armados”, comenta Walker.
Años más tarde, Walker, cuya madrasta es argentina, retornó a Buenos Aires en donde se interesó por el tema del terrorismo de estado que experimentó el país entre 1976 y 1983. Particularmente se concentró en la cuestión de los desaparecidos.
“Y cuando me transformé en madre, pude entender mejor estos sentimientos que aparecen en mi trabajo”, dice la escritora.
Las Madres y Las Abuelas
Fueron esas experiencias y su exploración temática de las desapariciones lo que la llevó a escribir su primer drama, Las Madres: la historia de una familia con una hija que se transforma en uno de los 30,000 desaparecidos.
Ahora, en Las Abuelas, que es la continuación histórica del primer drama, Walker se concentra en el tema de la identidad. Un tópico nada nuevo ya que ha sido explorado en la literatura, la música y el cine. Valga recordar a La Historia Oficial (1985), la película de Luis Puenzo que obtuvo un Oscar al mejor film extranjero, y Cautiva (2003) de Gustavo Biraben.
Pero una temática, de todos modos, que continúa siendo de actualidad en una nueva Argentina en la que, gracias a los esfuerzos de la nueva tecnología ADN, se ha logrado identificar a 130 personas que nacieron de madres desaparecidas. Madres que, por supuesto, dieron a luz durante su cautiverio en condiciones inhumanas. Las Abuelas de Plaza de Mayo calculan que hubo 500 bebés que nacieron en esas circunstancias y que, en la mayoría de los casos, terminaron siendo apropiados por los militares.
Aunque pasan los años, siguen apareciendo hombres y mujeres ya en sus cuarenta que son hijos de desaparecidos. O sea, son los bebés de cuatro décadas atrás. Reaparecen trayendo preguntas y una mezcla de confusión, sufrimiento y alegría que lleva a la sociedad argentina a rincones oscuros de la historia nacional.
“Esta es una manera con la que puedo ayudar a aumentar el interés internacional por esta situación e inspirar a la continua búsqueda de estos nietos”, dice Walker. “Se estima que faltan 370. (La obra) es una forma de que la gente comience a hablar, pensar. Que googleen en el intermedio”.
El caso Darroux
El último nieto recuperado fue Javier Darroux Mijalchuk, quien desapareció cuando tenía apenas solo cinco meses. Su padre, Juan Darroux, fue visto por última vez a comienzos de diciembre de 1977 cuando cuatro hombres lo metieron a la fuerza en un auto Chevy, en pleno centro de Buenos Aires.
La madre desapareció el 26 de diciembre del mismo año cuando fue, con su bebé, a una cita en la que supuestamente alguien le iba a dar información sobre el paradero de su esposo. Al bebé, una mujer lo encontró en la calle a pocas cuadras de la ESMA, el centro de concentración más grande durante el terrorismo de estado de la década de los 70.
En 2006, finalmente Javier comenzó el largo trayecto de tratar de establecer su identidad y se acercó a las Abuelas de Plaza de Mayo para que lo ayudaran con el proceso de las pruebas genéticas.
“Si buscar mi identidad no era tan importante para mí, no podía ser tan egoísta porque del otro lado podía haber personas buscándome”, dijo Javier en una entrevista con Página 12, cuando en junio de este año las Abuelas de Plaza de Mayo presentaron al hombre de 41 años que se suma a otros 129 que han ayudado a que recuperen su identidad.
La obra
Las Abuelas es una obra dirigida por Andi Chapman y la protagonista es Luisa Quarleri, en el papel de Gabriela, una concertista que reside en Chicago cuando descubre un importante dato sobre su vida que cuestionará los cimientos de su identidad. Los otros actores son: Denise Blasor, Irene De Bari, David De Santos, Seamus Dever y Carolina Montenegro.
Las Abuelas, producida por Antaeus Theatre Company y previamente presentada en el Teatro Vista de Chicago, fue ganadora del Ashland New Plays Festival, en 2018, y semi-finalista del prestigioso O´Neill National Playwrights Conference, en 2017.
En la noche del estreno californiano de Las Abuelas, el coordinador de la Red Argentina por el Derecho a la Identidad Canadá/USA, Héctor Rombola, estará presente para aportar información sobre el trabajo de su organización y el de las Abuelas de Plaza de Mayo.
Las Abuelas será estrenada el 11 de octubre y continuará hasta el 25 de noviembre en el Kiki & David Gindler Performing Arts Center ubicado en 110 East Broadway, Glendale, CA 91205. Para obtener más información y hacer reservas, se debe llamar al (818) 506-1983 o entrar en www.antaeus.org.