En la primera parte describí los cimientos de la estructura que levantó Trump para llegar al poder en 2016, específicamente en la generación de un público fanático, que lo sigue de manera acrítica y muestra poco interés por sus posiciones políticas.
Aquí describo el contenido de los mensajes de odio de boca de Trump y su contexto. Estos mensajes son amplificados y magnificados por la gente MAGA (Make America Great Again) donde pueden.
En las últimas semanas el tono de los discursos del candidato presidencial republicano y ex presidente Donald Trump se ha vuelto más estridente, violento, y si cabe, más narcisista. Le han valido acusaciones de fascista, nazi y otras que él acepta alegremente para hacer lo que aquí llaman “double down”: insistir, doblar.
Alimañas
El 11 de noviembre pasado, hablando en Claremont, New Hampshire ante un grupo de veteranos de guerra con motivo de Veterans Day, amplió su vocabulario incorporando la palabreja “alimañas”:
“En honor a nuestros grandes veteranos en el Día de los Veteranos, les prometemos que erradicaremos a los comunistas, marxistas, fascistas y matones de izquierda radical que viven como alimañas (vermin) dentro de los confines de nuestro país, que mienten, roban y engañan en las elecciones.
«Harán todo lo posible, harán cualquier cosa, ya sea legal o ilegalmente, para destruir a Estados Unidos y destruir el sueño americano».
Lo mismo publicó en su plataforma social privada, Truth Social.
Allí solo agregó: “La amenaza de fuerzas externas es mucho menos siniestra, peligrosa y grave que la amenaza interna”.
Recordemos que contra las alimañas – roedores e insectos dañinos – la solución es la exterminación.
Pero no fue casualidad, ni fue un caso único, ni fue un descuido. Aquí presento los ejemplos del uso del lenguaje por parte de Trump como fuelle del odio.
¿Existe el discurso programático?
Para quitar este tema del mostrador: a Trump – y a su audiencia – les importa muy poco el detalle de los planes de gobierno, a menos que él los enuncie para que resuenen y provoquen gritos de aprobación.
Pero en medio de la caja de resonancia que son sus asambleas está también su plan de gobierno, que aparecen al final de su discurso y que son la única parte que él lee. Son escritos por sus politólogos e incluyen una feroz campaña de represalia política contra sus enemigos, la severa represión de la inmigración como foco central, una revisión de la burocracia federal en la que despedirá a miles y los reemplazará por sus fieles. También, una expansión de las políticas comerciales proteccionistas, la probable retirada de la OTAN y otras alianzas multilaterales.
Nuevamente, estos planes y otros les importan poco.
Quien busque, en resumidas cuentas, un contenido distinto al fuelle de odio insuflado por Donald Trump encontrará muy poco.
De hecho, lo que mantiene al gentío de MAGA juntos es el odio a quienes creen que odian a Trump. Estos son los enemigos.
Los enemigos
El odio que crea Trump tiene una dirección específica, muchas veces con nombre y apellido. Cuando esto último sucede, el objeto de su atención recibirá numerosos mensajes de odio, llamadas falsas a los bomberos denunciando un incendio en sus casas y por supuesto, amenazas de muerte.
Estos son pues los enemigos (él los llama así), los sujetos del odio, aquellos contra quienes el odio está dirigido:
- Los demócratas, que en realidad, dice, son izquierdistas radicales, “marxistas” o simplemente “comunistas” y que se disponen a manipular las próximas elecciones.
- Los inmigrantes indocumentados, generalmente descritos como terroristas en acecho.
- Los personeros del “estado profundo”, un concepto que tradicionalmente se refiere a las redes secretas, inescrutables, que detentan el verdadero poder detrás de las bambalinas. Pero él lo usa para identificar a sus enemigos en puestos oficiales. Ex la Oficina Federal de Investigaciones (FBI. Son los jueces que están viendo sus casos.
- Los periodistas que hacen su trabajo; los principales medios de comunicación. Dijo de los medios de comunicación repetidamente, que “son el mayor problema que tenemos en lo que a mí respecta, en esta nación”, y “Son enemigos del pueblo”.
Trump en uno de sus malabarismos revirtió la idea del “fake news” con que fue definido él y la usa muy exitosamente contra el periodismo.
- Enemigos son también los globalistas, quienes miran el desarrollo de la economía capitalista a través de un prisma internacional. Él utiliza el término para describirlo como lo contrario de los patriotas, a veces la supuesta conspiración judía internacional, otras los banqueros.
- También son enemigos – no de él, sino del pueblo – aquellos republicanos que no le rinden pleitesía, bautizados como RINO, Republicans in Name Only, un término usado en los noventa y hecho universal por los MAGA.
Las palabras clave
A principios de enero en New Hampshire su discurso anti inmigrante llegó a nuevas alturas cuando, dijo que los inmigrantes “están envenenando la sangre de nuestro país”.
El tema de la pureza de la sangre, amenazada por extraños, impuros es central en el mundo de sus seguidores, generalmente hombres, de clase trabajadora y definitivamente sin haber cursado college. “Vienen a matarnos”, insiste uno de ellos en esta entrevista.
La solución no es menos violenta, y Trump anuncia cada vez su promesa de una deportación “sin paralelo en la historia de la humanidad”.
En diciembre pasado, Trump comenzó a decir que “los inmigrantes están «envenenando la sangre de nuestro país». En junio, agregó: «están inundando vuestras ciudades con drogas mortales, vendiendo vuestros trabajos a China y mutilando a vuestros hijos. Están mutilando a tus hijos. ¿Quién hubiera pensado hace 12 años que decir algo así sería ridículo? Nadie sabría de qué estás hablando. Prender fuego a los ahorros de toda su vida y liberar a criminales violentos para que se aprovechen de personas inocentes”.
“Otros países están vaciando sus prisiones, asilos e instituciones mentales y enviando a sus criminales más atroces a Estados Unidos”.
Ejemplos de dos discursos
Para mostrar algunos – no todos – de los insultos con que Trump enseñó a su audiencia a odiar al “enemigo” utilicé dos discursos: el que pronunció el 6 de enero de 2021, cuando arengó a la muchedumbre a avanzar sobre el Congreso y detener el proceso de verificación de los electores para llevar a cabo, de hecho, un golpe de estado, y su discurso inaugural de esta campaña, el 26 de mayo de 2023 en Waco, Texas, estratégicamente elegido para mostrar su solidaridad con los insurreccionistas.
Dijo al animar a sus huestes a avanzar sobre el Congreso:
- “Simplemente no vamos a permitir que eso suceda” (que nos arrebaten la victoria).
- “Nuestros medios no son libres, no son justos. Suprimen el pensamiento, la palabra y se han convertido en el enemigo del pueblo. Es el mayor problema que tenemos en este país”.
- La incitación a la insurrección: “caminaremos hasta el Capitolio (yo con ustedes) y animaremos a nuestros valientes senadores y congresistas, y probablemente no animaremos tanto a algunos de ellos”.
Y agregó en mayo desde Waco:
- “Hemos sido nosotros quienes en esta lucha nos hemos enfrentado a los globalistas y a los marxistas y comunistas. Eso es lo que son. Ya ni siquiera hablamos de los socialistas. Ese tren salió de esa estación hace mucho tiempo. Enfrentarse a los belicistas, a los estúpidos belicistas, a los neoconservadores y a los RINO, a las grandes cantidades de dinero que ganan, a los intereses especiales, a los fanáticos de las fronteras abiertas, a los locos”.
- Pero los buitres, estos traidores que se enriquecieron desangrando a Estados Unidos, nuestros oponentes han hecho todo lo posible para aplastar nuestro espíritu y quebrantar nuestra voluntad, pero fracasaron. Sólo nos han hecho más fuertes”.
- Ustedes serán reivindicados y orgullosos y los matones y criminales que están corrompiendo nuestro sistema de justicia serán derrotados, desacreditados y totalmente deshonrados.
- Tenemos locos como Schiff (el congresista Adam Schiff, de Los Ángeles), el astuto Schiff e Hillary (Clinton), y toda esa gente.
- Ahora están utilizando investigaciones en lugar de… (fraude electoral) Porque les resulta más difícil llenar las urnas que llenaron en abundancia.
- Son buenos robando y mintiendo. Son buenos para mantener abiertas las fronteras. Son buenos (ganando elecciones) sin identificación de votantes. ¿Por qué no quieren la identificación de votante?… porque quieren hacer trampa en las elecciones.
- Hablando de los insurreccionistas del 6 de enero: “Mientras que a los matones de izquierda se les permite deambular por las calles, matando, saqueando, quemando, violando y robando, los padres patrióticos, cristianos, conservadores y activistas pro-vida están siendo perseguidos por el FBI y el Departamento de Justicia como (si fuesen) terroristas”.
- Nuestra mayor amenaza son los políticos de alto nivel que trabajan en el gobierno de Estados Unidos como… (los líderes de ambas bancadas en el Senado) “y Biden, el Departamento de Justicia, porque están envenenando a nuestro país.
¿Cómo lo hace?
El secreto de Trump es que no hay secreto. Está todo a la vista desde hace décadas. Nunca bajó de los titulares, primero como magnate, luego como animador y después como político. Sin embargo, es inimitable y único.
Sin embargo, de todas las definiciones en centenares de libros y miles de reportajes podría rescatar esta, de Salena Zito, una columnista del The Atlantic: “La prensa lo toma literalmente, pero no en serio; sus seguidores lo toman en serio, pero no literalmente”.
O quizás esta otra, del mismísimo Ezra Klein: “Trump siempre ha sido un lobo disfrazado de lobo”.
Pero después de todo, este no es un análisis de la personalidad de Trump, sino de sus recursos para, sembrando el odio, la desconfianza, la hostilidad, la venganza y la envidia, hacerse del poder absoluto.
Para la mente analítica y lógica, el discurso de Trump es difícil de seguir. Porque, precisamente, carece de lógica, de ilación, de consecuencia, de relación entre los temas. Si lee un texto que sus desesperados asesores confeccionaron rezando que no se le vaya la mano, termina la frase y comienza a comentar, y luego gesticula como si tuviese entre las manos una pelota de básquetbol y lanza la nueva perorata.
Habla por al menos dos horas, casi siempre sin instrucciones y cambiando de tema tan rápidamente que su discurso parece deshilachado, ilógico, como si viniera de alguien con un grave problema de atención.
Lo estudian los estudiosos. En el jornal de Crimen, Ley y Cambio Social, tres autores “analizan la hostilidad verbal-textual (VTH) en los discursos de campaña de Trump” con el que propaga el odio y la violencia en un discurso explícitamente nacionalista blanco y supremacista blanco”..
Dicen los investigadores con certeza, “Ningún otro candidato comparable de ninguno de los principales partidos estadounidenses se ha acercado jamás al nivel de negatividad y vitriolo hacia las minorías raciales/étnicas que alcanzó Trump”.
No se contiene sino que usa explícitamente en sus discursos de odio, lo que antes era lenguaje codificado, porque no quedaba bien. Al hacerlo abierto lo normaliza y lo convierte en mainstream dentro de su círculo – que abarca a casi la mitad de la población blanca estadounidense.
Usa la estrategia del espejo. Sus rivales son quienes pecan de lo que le acusan a él. Y específicamente, son paladines del odio y la división, que es a lo que él más se dedica.
Se está notando un cambio: ¿alcanzará?
Como escribí en la primera parte, en las últimas semanas o par de meses su retórica parece agotarse, su entorno cansarse. El entusiasmo parece disminuir. Su remedio es incrementar la retórica extremista e innovar con nuevas y más malignas formulaciones.
La situación ha cambiado. Ya no recordamos frases nuevas que dijo Trump en sus rallies. Pero no se ha traducido en las encuestas. Las encuestas, faltando nueve meses para las elecciones, le dan la victoria a Donald Trump.
Esta es la segunda parte de dos. En la primera parte: Los discursos de Trump: Los mitines de Trump son calderas del odio.
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