Seguir creyendo a los grandes medios de comunicación masiva en México que por décadas han trabajado para el mejor postor, llámese gobierno o propiedad privada, es una aberración.
Debemos entender que los medios mexicanos masivos en general y en la mayoría de las veces, responden a los altos poderes estatales o corporativos y no al pueblo mismo.
No es una casualidad que en los últimos 40 años -periodo neoliberal- el salario en México se desplomó en una forma sin precedentes, quedando solo por arriba de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela.
En los años 80, México era el número 12 en fuerza adquisitiva del salario mínimo a nivel mundial, en el 2018, antes de que llegara Obrador al poder, ya ocupaba el lugar 82.
En contraste, el presidente Andrés Manuel López Obrador incrementó el salario en un 16% en el 2019; 20% en el 2020 y ya propuso un alza de un 15% para el 2021.
En sexenios pasados, estos medios se convirtieron en voceros del gobierno y cómplices de los poderes corporativos para justificar el no aumento al salario. Siempre dijeron que crearía inflación o afectaría a otros sectores y que a la larga sería peor para el país.
Un ejemplo fue cuando el ministro canadiense Justin Trudeau dijo, antes del 2017 que México debería subir sus salarios, mientras Joaquín López-Dóriga, el presentador estrella que por casi dos décadas encabezó el principal noticiero de Televisa, respondió al comentario del ministro y dijo que, si ya le había preguntado a las mineras canadienses que operan en México sobre el incremento al sueldo mínimo, lejos de investigar los motivos de la importancia y la necesidad para el pueblo mexicano de un mejor sueldo.
Otro ejemplo de este tipo de noticias que aparecían en televisoras, radio o periódicos eran las entrevistas de los funcionarios de turno que explicaban y articulaban detalladamente el por qué no era conveniente y en muchas veces hasta contraproducente subir el sueldo mínimo. Llegaron a decir que un incremento al salario, terminaría afectando al sector que se busca beneficiar.
Un ejemplo es la entrevista de Alejandro Cacho, titular del El Financiero Bloomberg, donde entrevista a Basilio González Núñez, presidente de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos en el 2014. En esa ocasión, González Núñez explicó que aumentar el salario mínimo en el país repercutiría en los trabajadores que tienen crédito con el Infonavit, así como las cuotas al Seguro Social, a las prerrogativas de los partidos políticos, entre otros muchos rubros. Además, enfatizó que ya casi nadie gana el salario mínimo en México porque precisamente con ese sueldo no se podía vivir, dando a entender que no valía mucho la pena el incrementarlo.
En casos de la manipulación de los medios e inclusive montajes – construcción de una noticia- uno de los casos más mediáticos fue el de Israel Vallarta, quien ha estado encarcelado desde el 2005 a causa de una noticia donde se le acusa de ser el líder de una banda de secuestradores -Los Zodiacos, que nunca existió.
Esta nota fue difundida por Carlos Loret de Mola, quien en ese tiempo trabajaba en Televisa. El presentador dice que no se dio cuenta que era un montaje, situación que ya aceptó. Sin embargo, varios extrabajadores del programa donde se generó dicha noticia contradicen la versión de Mola. En este momento la situación está en corte.
Es por eso que insisto, que cualquier persona de la clase media o media baja que utilice los medios de comunicación masiva como fuentes de información, es como darse un balazo en su propio pie y a la clase que representa.
Pensar que las grandes cadenas como Televisión Azteca, Televisa, Reforma y grupo Imagen, solo por mencionar algunos, nos van a dar un periodismo imparcial y que defienda los intereses de la mayoría no solo es infantil, sino irresponsable.
Subrayo la palabra irresponsable porque no podría llamarse de otra manera el hecho que una persona que ha sido afectada por los sexenios pasados, se siga alimentando de esos medios. Si lo hacemos, terminaremos convencidos de lo que nos dicen; además, seremos la munición perfecta que la oposición necesita para regresar el poder.
Recordemos que el trabajo de esos medios corporativos ahora es hacer lo posible para que todo le salga mal a la actual administración y de esa forma, la oposición justifique su regreso. No hay de otra. Esa fórmula se repitió durante la administración Obama entre la cadena de noticias Fox y el Tea Party. Desafortunadamente, al final y entre tanta confusión generada, en el 2016 millones de estadounidenses votaron por una opción más arriesgada: Trump.
Otra de las razones del porqué a dichos medios les urge el regreso del PRI o el PAN, es porque desde la llegada de Obrador, se les ha disminuido considerablemente el ingreso millonario del erario público en publicidad.
Uno de los casos más conocidos es el del mismo Joaquín López-Dóriga. Según la investigación de contralinea.com.mx, el periodista recibió en el sexenio de Peña Nieto 290,352,869 pesos entre sus varias empresas de comunicación. Así como Dóriga, otras 43 empresas y medios de comunicación recibieron grandes sumas millonarias que fueron mencionadas con documentos oficiales en el reporte.
En total, según la investigación de Artículo 19, en el gobierno de EPN se gastaron 60,257,000 pesos en publicidad oficial en medios de comunicación de los cuales 10 empresas se llevó casi el 48%, mientras que 850 empresas de comunicación se disputaron el 52%. Esto significa un gasto promedio anual de 10 mil millones de pesos (MDP), o 50 mil dólares por cada un millón.
En comparación, en el primer año de la actual administración se gastaron 3,246 MDP, una tercera parte de lo que se gastó en el sexenio pasado.
Además, antes un gran número de empresas nacionales e internaciones no pagaban impuestos, y al final eran absueltas por el gobierno. La actual administración ya modificó el artículo 28 de la Constitución para evitar dicho proceso.
Hasta el día de hoy, en los primeros dos años de gestión de AMLO se han podido recuperar en impuestos hasta 736,000,000 pesos. Entre las empresas que aceptaron pagar se encuentran Walmart, Coca Cola, Femsa, IBM México, América Móvil, minera Fresnillo y Bancomer entre otros cientos.
Lo bueno de esta situación es que México está recuperando dinero público para programas sociales; además de permitirle ser uno de los pocos países que no se endeudó con el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional para combatir la pandemia.
Estos medios mexicanos, que en sexenios pasados jamás hicieron una crítica real al gobierno o poder corporativo, sin importar la violencia y la tremenda desigualdad que se generó en el país, son los mismos que ahora critican y golpetean políticamente a la actual administración. Inclusive, muchos de esos medios actualmente están financiados por esas empresas que en el pasado evadieron sus pagos al fisco.
No se vale, no podemos ser tan ingenuos y pensar que los mismos medios que nos engañaron por décadas, ahora sí nos están diciendo la verdad.
Agustín Durán es editor de Metro de La Opinión