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En estas últimas semanas he estado a punto de tirar la toalla. Hay momentos en que me siento tan abrumado por tanta desfachatez, cinismo e inacción de los gobiernos locales, estatales y federal, rebasados por el poder del crimen organizado. Alcaldes asesinados, candidatos asesinados, civiles asesinados, estudiantes asesinados, niños asesinados, mujeres asesinadas, periodistas asesinados, policías asesinados, empresarios asesinados, y como versa la frase: nadie hace nada.
En algún lugar leí un chiste, de esos sarcásticos: a Felipe Calderón le dicen el perro, porque sólo entiende a periodicazos. Juro que al principio me reí y después decidí comprobarlo; día con día en mi participación en el portal mexicano sdpnoticias.com he criticado sistemáticamente el trabajo del gobierno federal; sin embargo, observé que el chiste fue sólo eso, porque Felipe Calderón es sordo ante los reclamos ciudadanos.
Hoy México como estado nación, es un estado fallido. No hay liderazgo y en muchos estados de la federación no hay gobierno. Así ha quedado demostrado por los editores de El Diario de Ciudad Juárez, que a través de sus textos editoriales han dirigido una denuncia valiente y digna del quehacer periodístico. Con este llamado al crimen organizado, los periodistas del diario fronterizo no sólo han lanzado un mensaje lineal de tregua: el mensaje es al gobierno federal que ha fracasado en su guerra contra el narcotráfico y el crimen organizado en aquella región, y que en todo caso, lo que se le pide son resultados contundentes y efectivos.
En noviembre de 2008, El Diario de Ciudad Juárez, dio a conocer la noticia de que su colaborador, el periodista Armando Rodríguez Carreón, fue asesinado a la vista de su pequeña hija cuando se dirigía a llevarla al colegio. En aquel momento las autoridades locales y federal se comprometieron a darle una pronta solución, investigando y capturando a los responsables. A la fecha esa respuesta no existe.
El pasado 16 de septiembre, el periodista Luis Carlos Santiago, de 21 años de edad, fotorreportero del mismo diario, fue asesinado a la vista de todos, en plena luz de día y sin autoridad que persiguiera a los asesinos. Una muerte más que se convierte estadística en esta guerra interminable. Lamentablemente la autoridad federal lejos de investigar con inteligencia el asesinato, se limita a declarar en voz de Alejandro Poiré que lo sucedido fue de carácter personal. Por lo que la pregunta es: ¿las muertes de índole personal, no merecen ser investigadas?
El gobierno federal y quien lo encabeza es torpe, porque como lo he sostenido en más de una ocasión confunde la gimnasia con la magnesia. No por haber sido un asesinato (tipo ajuste de cuentas) queda excluido de una profunda y meticulosa investigación. Al contrario, si eso fuera, le daría una victoria al gobierno federal. Pero no, no es así. Ante la incompetencia, prefieren salirse por la tangente para que la opinión pública se quede con la idea de que el joven periodista se lo merecía por tener enjuagues “personales”.
En entregas anteriores, he utilizado la metáfora de la enfermedad del cáncer, para identificar lo que le sucede a México. He sostenido que el crimen organizado se ha diseminado como un cáncer por todo el país. Pero no había reparado en la grave paradoja. A la fecha la ciencia médica no ha encontrado la tan anhelada cura contra esa enfermedad y quienes la padecen tarde o temprano pierden la vida.
México es un país enfermo, su clase política fue quien contrajo la enfermedad (al aliarse y sostener al crimen organizado) y Felipe Calderón no acepta la gravedad de la enfermedad; mientras tanto, el padecimiento se esparce poco a poco por todas las estructuras sociales. Por ello, o buscamos un buen medicamento, o tendremos que esperar a que el sufrimiento prospere y venga lo peor.
Twitter: @juanjosesolis Mail: juanjosesoliss@gmail.com