En México la situación política está cada vez más incendiaria. El calendario electoral está imponiendo la tónica de los discursos y simultáneamente, la guerra contra el crimen organizado va dejando a su paso centenares de muertos inocentes y culpables, que han establecido la costumbre de conocer sistemáticamente la cifra actual del muertómetro.
A su vez, la oficina de comunicación social de la Presidencia de la República insiste en utilizar la televisión como vocero de las acciones gubernamentales y ha coproducido con la empresa Televisa una teleserie donde se intenta apuntalar la proterva imagen de la Policía Federal.
El PRI está decidido a recuperar la presidencia y hace todo para hacerse de triunfos políticos. Por su parte la maestra Elba Esther Gordillo marcó distancia con la SEP y ha prometido sus amores (electorales) al partido que mejor la seduzca.
Cuauhtémoc Cárdenas coincide en un templete con Andrés Manuel López Obrador e intercambian sonrisas nerviosas e hipócritas.
Y mientras todo eso sucede, el encargado de gobernar este país intenta construirse una autoridad comparándose con el ex primer ministro de Inglaterra, Winston Churchill.
En otras palabras, lo que quiero expresar es que México está hecho un desmadre…
Sin embargo no es nada nuevo. El nuestro, a lo largo de su historia, ha sido un país de revueltas de todo tipo, nomás porque pasa la mosca ya estamos maquinando una lucha armada. Me atrevería a decir, nos gusta la mala vida, no nos gusta estar quietos y vivir en paz.
Eso somos los mexicanos, pero… claro, tampoco nos gusta que alguien venga y nos lo diga, a pesar de que sabemos que somos ontológicamente unos revoltosos e inconformes. Nos desagrada que nos endilguen nuestras verdades.
Eso le pasa a Felipe Calderón: es el típico necio que no acepta sus errores y que por el contrario, se pone muy bravucón enfrentando a sus adversarios.
Ante una marcha como la liderada por el poeta Javier Sicilia, Calderón respondió con una arrogancia que sólo él puede entender: no cambiará un ápice la estrategia que ha dado por resultado la muerte de cerca de 40.000 personas. Por el contrario, retó en forma de regaño a aquellos que quieren que cambien las cosas pero que no proponen ninguna solución sustantiva que realmente modifique las circunstancias.
En otras palabras Calderón respondió a todos aquellos mexicanos que gritaron en las calles “estamos hasta la madre” con la receta de agua y ajo. AGUAntarse y AJOderse.
Resulta que el pequeño felipe (así en minúsculas), dijo que «Winston Churchill era, también, acosado y señalado en medio de un mar de titubeos de una corriente de opinión titubeante de las decisiones de aquellos terribles años del 39 y del 40», recordó que, al primer ministro inglés
«le exigían incluso, y no solo insinuaban, que lo mejor que podía hacer era ignorar el avance de los nazis, incluso, someterse a ellos y le demandaban explicar cuál era su estrategia»…
vaya comparación la del diminuto felipe (nuevamente en minúsculas), pensar que los criminales organizados de esta modernidad, son similares a los nazis de Hitler.
Quizá haya que enviar al mancebo Felipe a un salón de historia de la máxima casa de estudios, pues es evidente que hay una enorme diferencia entre nazis y capos de la mafia.
Pero aún y concediendo un poco de gracia, felipe pequeño debería ponerse a temblar, puesto que los nazis se apropiaron (democráticamente) del gobierno de Alemania y desde el poder “con el respaldo de sus instituciones” hicieron lo que hicieron.
Aquí (en México) a pesar de la sospecha de la existencia de criminales que despachan como secretarios de seguridad pública federal y en otras oficinas de primer nivel, el poder del Estado aún se mantiene en las estructuras (endebles) de la institucionalidad y la legalidad.
Pero si Felipe lo que quiere es dirigir una tercera guerra mundial, todo parece indicar que va muy bien. Al menos en estos cuatro años ha demostrado ser experto en sembrar encono y golpear económicamente las instituciones de educación pública y desarrollo social, privilegiando todo lo que tenga que ver con su guerra. Prácticamente tan solo las secretarías de defensa, marina y seguridad pública han incrementando notablemente sus presupuestos para seguir haciendo la guerra.
Hoy y desde el 9 de mayo, el canal de las estrellas se ha convertido en el lavamanos de sangre. La telenovela-serie El equipo apuesta por mostrarnos las virtudes del secretario García Luna.
Ellos saben que el bien vence al mal. Pero el problema es que por ningún lado se ve quiénes son los buenos, porque la serie sólo retrata a los malos y a los peores…
Así que México es un rompecabezas que lejos de ensamblar y que don Felipe fragmenta cada día más y más. Y lo curioso es que hay quien, a pesar de su insensatez para gobernar, sigue viendo en ese pequeño hombre un gran estadista del tamaño del conservador Churchill.
Si al ministro inglés le funcionó la terquedad para enfrentarse a los nazis, ¿por qué a Calderón no le funcionará su propia necedad? Sin embargo, un dato que casi se nos olvidaba… los nazis no cayeron ante los ingleses que tanto les combatieron, revisemos la historia, fueron los rusos quienes doblegaron a los nazis.