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MéxicoPolítico: El presumido Calderón

Méxicopolítico: el presumido calderón

Luego de las “mínimas” complejidades que representó la aprobación del presupuesto federal en la Cámara de Diputados mexicana para el año 2011, el presidente Felipe Calderón se presume como médico y asegura que la economía del país se está recuperando y se encuentra en la ruta correcta.

Probablemente, el señor Felipe Calderón antes de sentirse médico, debe asistir él mismo con un galeno que le haga notar la miopía y estupidez de sus dichos, pues lejos de pensar en México como el país que se presume, debería reconocer que su política económica sigue expulsando cada día más y más mexicanos a Estados Unidos y más recientemente a las filas del crimen organizado.

Lo que tampoco ve el señor Calderón es que como consecuencia de su guerra contra el crimen organizado, las oportunidades de empleo (de por sí vapuleadas) son cada vez más escasas en función del ambiente de inseguridad que padecen ciertos sectores empresariales e industriales del país; ya no se diga los pequeños negocios que son extorsionados por las bandas criminales que los obligan a pagar derecho de piso. Además el clima de secuestro y extorsión de los migrantes en la región norte de México, hace que los peligros sean mayores, pero aún así ciudadanos mexicanos ven en Estados Unidos la oportunidad de salir adelante.

Sin embargo, Felipe Calderón cree (o le han hecho creer) que con sus discursos pronunciados cuando da a conocer algún convenio o estrategia de inversión por parte de particulares, terminará con el terrible cáncer que vive el país. Nada más falso, porque si bien alguna inyección de capital generará un número determinado de empleos, no cubrirán la necesidad inconmensurable de empleo que tienen los trabajadores de este país.

Si desde hace cuatro años se hubiese trabajado en políticas educativas y de empleo, seguramente otra historia estaríamos contando. Pero como no se puede echar el tiempo hacia atrás, hoy por hoy, cientos de miles de ciudadanos mexicanos, que no tuvieron la oportunidad de los estudios ni de empleo digno, tienen que padecer las vicisitudes una economía débil, descuidada y persecutoria que lejos de verlos como la fuerza productiva que llevaría al país a un importante índice de desarrollo, los maltrata y discrimina, y sólo los considera cuando esos mexicanos se convierten en una cifra que determinan los ingresos de dólares al país vía las remesas.

Poner los pies es la tierra no es nada fácil para Felipe Calderón. Pero los cientos de miles de migrantes de los diversos estados de la República mexicana, que dejan sus mejores años en los campos, fábricas y comercios de los Estados Unidos, saben que tienen los pies más puestos que nadie en una tierra donde, a pesar de todo, les brinda lo que su país no pudo darles.

Por ello, es urgente que los ciudadanos que por alguna suerte del destino seguimos en territorio nacional, exijamos al gobierno federal una política migrante urgente que replantee radicalmente el trato que actualmente se le da a los mexicanos migrantes. No basta con discursos bravucones y vacíos. Queremos y esperamos que el ejecutivo federal  voltee la mirada a otros temas que son iguales o más importantes que su lucha contra el crimen organizado, inspirada como el propio Calderón lo ha declarado, en las series de policías y ladrones de los Estados Unidos.

Calderón debe dejar de presumir cifras y virtudes de un país que no existe. México está hecho trizas y él lo está hundiendo más. Ya lo he comentado en este espacio: la iniciativa de la policía única al mando de ingeniero mecánico García Luna, será la gota que derramará la sangre de este México rojo. La policía no es confiable y el gobierno cada vez está más vulnerable, y todos los que estamos dentro y aquellos que están afuera del país, tarde o temprano viviremos las consecuencias de no haber actuado a tiempo y con inteligencia.

En México todavía no tocamos fondo, pero estamos muy cerca de hacerlo, el problema ahí no termina, porque lo que no sabemos es cuánto tiempo permaneceremos ahí, en ese fondo.

Intersticios. En el México Político una vez más la violencia del crimen organizado se ha manifestado como lo ha hecho cada fin de semana. Esta vez le tocó el turno al estado de Colima. La mañana del pasado domingo 21 de noviembre, fue ejecutado el exgobernador de Colima, Jesús Silverio Cavazos Ceballos. Este crimen por donde se le quiera ver (a pesar de las versiones oficiales) tiene el sello indeleble del crimen organizado. Sin embargo, por alguna extraña razón las autoridades de seguridad federal son tibias en reconocer que se trata de un acto de la criminalidad y por el contrario, sueltan rumores a la prensa, como que pudo haber sido un asunto pasional o de particulares, cuando a toda luces indica que se trata de un asesinato más, producto del poder que tiene los capos que como aquí se ha consignado mantienen el 70% de control de este país.

juanjosesoliss@gmail.com

Autor

  • Juan Jose Solis

    Juan José Solis Delgado (Ciudad de México, 1973) Es licenciado en Comunicación Social por la Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Xochimilco. Cursó estudios de Economía en la UAM-I. Tiene un diplomado en creación literaria por la Universidad del Claustro de Sor Juana. Cuenta con una especialidad en Desarrollo de Habilidades Docentes por la Universidad Tecnológica de México y cursó la maestría en Comunicación en la Universidad Iberoamericana, especializándose en la comunicación política. Por más de 12 años ha trabajado como productor y locutor de radio en emisoras como Radiofórmula, Cambio 1440, Radio Capital, Radiorama y ABC Radio. Ha sido coordinador de producción en programas de televisión en las empresas Televisa y Tv Azteca. Ha sido responsable de la Comunicación Social de la Subprocuraduría de Justiticia del Estado de México sede en Tlalnepantla. Fue coordinador de comunicación social en campañas políticas en las elecciones federales intermedias del 2003. En el campo editorial, se desempeñó como Director Editorial y editor responsable de la revista Alas de papel de Editorial Noctua. También ha laborado como docente en diversas instituciones de educación superior, como la Universidad de la Comunicación, la Universidad del Claustro de Sor Juana, la Universidad Tecnológica de México y actualmente en Escuela de Periodismo "Carlos Septién García" y en la Universidad Iberoamericana. Su principal afición es la lectura y en particular las novelas de escritores iberoamericanos. Sus autores favoritos son Mario Vargas Llosa y Juan Carlos Onetti. Actualmente está encargado de la difusión de la investigación en la Universidad Iberoamericana, Ciudad de México.

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