A las 12:26 llamaron a los bomberos / paramédicos a su barrio en Holmby Hills, en una mansión rentada. El Los Angeles Times se enteró y a la hora lo publicó. Cuando llegaron los enfermeros ya no respiraba. Lo publicó el sitio de internet sobre famosos TMZ, antes que nadie.
A las 14.39, un alerta noticioso breve de AP dijo que Michael Jackson había sido hospitalizado, «según informó una fuente de bomberos al diario Los Angeles Times».
A las 14:45, una ampliación de EFE, de 193 palabras. Hospitalizado todavía.
Ocho minutos después una nota de 140, similar, de AP.
A las 15:29: LOS ANGELES (AP) «Fuente cercana a la situación dice que Michael Jackson ha muerto. EFE, a esa hora exactamente, lo repite.
A las 16:31, la confirmación final de CNN: — Michael Jackson is dead, CNN confirms.
En este momento, 16:33, Al Sharpton habla a la prensa. Para quien no lo conoce, es un activista de derechos humanos de Nueva York, ex candidato presidencial demócrata y uno de los líderes más elocuentes de los afroamericanos. Habla largamente. «Michael Jackson amaba Harlem», dice Sharpton. «En 1992 participó en una recolección de fondos para el partido demócrata»… «Muchos lo ridicularizaban, ahora lo alaban, antes lo condenaban, no lo podían ver».
Un símbolo de los afroamericanos
Tiene razón, Sharpton. Es también a la inversa. Así son los caminos de «Hollywood», una manera de definir el Sistema de Estrellas inventado para promocionar la industria del cine, la TV, el espectáculo. Hasta esta mañana Jackson era el «Wacko Jacko» que trataba lastimeramente de reconstruir su carrera con una serie de conciertos, no en Estados Unidos, sino en Londres, en julio. Ahora es el super Michael. ¿Quien fue?
En las desgracias la gente vuelve a las raíces. Sharpton muestra una foto de sí mismo con Jackson, hace 30 años. Ambos se ven negros. «Antes de Tiger Woods, antes de Barack Obama», dice, Sharpton, Michael rompió la barrera del racismo.
¿Se consideraba Michael Jackson un negro? A la fuerza, con violencia, con operaciones, se operó la cara y la tiñó de blanco. La tez era más clara que la mía, un descendiente de las frías estepas rusas. En su vida lo anatemizaron por lo que era, un excéntrico que puso en peligro la vida de su hijo por pura ingenuidad, acusado dos veces de pederastia. Lo endiosaron por lo que era, un cantante y bailarín y figura excepcional del entretenimiento. Pero no lo compararon con James Brown, con Obama, con Marthin Luther King, como hace Sharpton.
Nunca fue un adalid de los derechos civiles, sino quien logró esquivar la cuestión. En chistes, en libros, en caricaturas, en la prensa, Michael Jackson fue una figura emblemática de la cuestión afroamericana en Estados Unidos. Un representante de su condición doble: querer ser como todos. Querer ser diferentes.