Hace tiempo que no escribía… generalmente lo hago cuando tengo algo que decir. Con brutal honestidad he revisado mi «software» mental desesperadamente tratando de encontrar los virus más dañinos.
No me gustan los espejos… ¿por qué habrían de gustarme si por mucho tiempo no aceptaba lo que veía en ellos? En mi casa tengo pocos y cuando tuve que tener uno en mi recámara lo tenía tapado con una tela. Sólo uso el espejo lo necesario y con rapidez.
Si alguien me pidiera que me describiera físicamente no podría hacerlo, porque no me conozco físicamente. Mi incapacidad de verme reflejada no me ha permitido conocer mi rostro.
Solo tengo imágenes mentales de mi misma, tan falsas como la imagen de mi percepción distorsionada que creo ver en los espejos.
No siempre ha sido así. Cuando bailo es distinto, me gusta ver el reflejo… veo pasión, felicidad, vitalidad y ahí es donde siempre me he visto hermosa.
He pensado que esa aversión a los espejos también la tengo al verme reflejada en las personas que me rodean. Finalmente «Todos somos espejos», la vida nos pone espejos con lo que vivimos y nos falta trabajar en nuestro desarrollo personal. Es como si la vida dijera: «¡Hey! Si no te estás dando cuenta que pasa dentro de ti, y que tienes que trabajar… aquí está alguien en quien ver lo que necesitas ver». Supongo que a nadie le gusta ver cosas que no ha solucionado en las personas que nos rodean, por eso generalmente lo que más criticamos es algo a trabajar.
Pero he empezado a ver mi reflejo para conocerme en este proceso de auto-enamoramiento y lo primero que vi fue una luz tenue en mis ojos. Siempre he estado de acuerdo con la frase que reza : «Los ojos son la ventana del alma», lo primero que veo siempre de una persona son sus ojos, ellos me lo dicen todo. Hace mucho había perdido el brillo de mis ojos, en un tiempo fueron opacos. Pero ver que poco a poco van recuperando su brillo es esperanzador.
Confieso que me he sentido muy avergonzada conmigo misma por dejar que percepciones erróneas me hayan hecho ser tan cruel, con la que supuestamente debía ser mi mejor amiga. Pero ahora entiendo que todo es un proceso y que para llegar a este punto de honestidad y autoanálisis debí de pasar por un tiempo de obscuridad… para aprender que somos más que percepciones y etiquetas dadas por las personas que nos rodean. Porque en una mirada tridimensional somos maravillosos, un milagro de vida. Pensar que somos un complejo y perfecto universo de átomos, solo me hace maravillarme ante tanta perfección. Somos un universo en todo su esplendor. Energía pura. Un espíritu hecho de luz en una máquina perfecta… y es esa precisamente la hermosura pura.
Agradeciendo este vehículo perfecto que nos permite experimentar el amor, aprender a niveles espirituales, ver los cielos estrellados y soñar con la Luna, sentir el aire golpeando la cara, el arrebato del mar, y todas las sensaciones de la vida… solo puedo sentir amor y enamoramiento a esta condición de ser hoy un ser humano.
Creo que es el tiempo de destapar el espejo…
“अहिंसा”
Ahimsa
(No violencia)
Con amor
Sarahí